POSADAS. Siete de cada diez estudiantes de tercero a quinto año de la secundaria en Argentina presenciaron peleas entre sus pares y fueron testigos de humillaciones entre ellos, según una reciente investigación de Unicef y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), realizada en este país. Un cálculo sugiere además que en Argentina 240 mil adolescentes, es decir, uno de cada tres jóvenes de entre 12 y 16 años, estarían sufriendo “síndrome de bullying”.El bullying o acoso escolar es definido en términos generales como una forma extrema de violencia; una especie de tortura metódica y sistemática en la que el agresor somete a la víctima y cuenta a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros. Lo que agrava más la situación es que a veces ese silencio también es de parte de los docentes y/o padres, que perciben que algo anda mal pero no saben cómo intervenir, creen que no es para preocuparse o, peor, consideran que es “normal”, porque peleas escolares “siempre hubo”.El sujeto acosado queda expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador. Como consecuencia, la persona acosada comienza a presentar una serie de secuelas psicológicas: baja autoestima, actitudes pasivas, pérdida de interés por los estudios, lo que puede llevar a una situación de fracaso escolar, deserción escolar, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas y suicidio propiamente dicho para no tener que soportar más esa situación.“No mirar a un costado”Para atender a esta problemática, que también es parte de la cotidianeidad de las escuelas de Misiones, la Comisión de Asuntos Sociales del Concejo Deliberante de Posadas, encabezada por Claudina Deglise, comenzó a debatir el martes un proyecto de ordenanza de autoría de la edil Laura Duarte. Se trata del “Programa de prevención del bullying en las escuelas”. El mismo establece como órgano de aplicación la Dirección de Protección y Promoción de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobierno municipal, en conjunto con las secretarías de Educación y de la Juventud y el Deporte.“No debemos tomar los hechos de violencia escolar como algo natural, o justificarlos como una práctica que siempre existió”, señaló la concejal, quien hizo hincapié en que “los adultos no podemos mirar a un costado y minimizar el hecho”. Acorde a las recomendaciones de los especialistas en el tema, Duarte señaló que toda la comunidad educativa debe asumir la responsabilidad y participar en las estrategias para prevenir el bullying. De allí que el programa apunta a promocionar los protocolos a seguir ante estos casos. En efecto, entre los objetivos se señala: promover la buena convivencia escolar y prevenir toda forma de violencia física o psicológica; concientizar a alumnos, padres, docentes, directivos y en general a todos los estamentos que conforman la comunidad educativa, en relación a la problemática social de la violencia; elaborar una campaña de publicidad de la norma destinada a informar y sensibilizar a la comunidad de Posadas sobre esta problemática.¿Cómo intervenir?En su exposición, Duarte señaló la posibilidad de que los docentes tengan herramientas para mediar entre agresor y agredido. “Debemos hacer hincapié en la reparación del daño, que el agresor logre revisar su actitud y hacer un pedido de disculpas al agredido”, dijo. En efecto, el proyecto prevé “incorporar en la currícula educativa una materia en que se aborde la violencia escolar, de género, hacia los adultos mayores, y que aporte herramientas para la prevención y resolución de conflictos”.No obstante, sobre la estrategia de mediación de conflictos, Luciana Cataldi, abogada y editora de la web “Mediación y violencia”, señala que esto no es recomendable ni aconsejable porque la intimidación es un desequilibrio de poder, es decir que el agresor y el agredido no están en igualdad de condiciones. En consecuencia, la mediación puede victimizar aún más a un niño que ha sido intimidado, porque puede ser muy perturbador para él hacerle frente a su verdugo en la mediación. “‘Mediando’ el bullying sólo se logra enviar mensajes inapropiados a los niños y niñas que están involucrados”, señala Cataldi y agrega que “el mensaje apropiado para el niño que es acosado debe ser: ‘Nadie merece ser intimidado y vamos a hacer todo lo posible para detenerlo’. El mensaje para los niños que intimidan debería ser: ‘Tu comportamiento es inapropiado y debe ser detenido’. No hay mediación posible, no pueden acordar nada entre ellos, no hay negociación posible”.“Mantener ocupados a los jóvenes”Como propuestas de intervención, el licenciado en psicología Héctor Carlos Díaz, quien participó en el debate, señaló la importancia de que los jóvenes tengan una efectiva ocupación del tiempo, con actividades recreativas, educativas y deportivas.Asimismo, indicó que este fenómeno que está fuertemente enquistado en las escuelas -según señaló, afecta a seis de cada diez jóvenes- y forma parte de un esquema social que va más allá del ámbito de las escuelas y debe ser atendido de inmediato. “Debemos brindar a los docentes una capacitación rápida y fuerte y evitar que solo sean algunas las escuelas que la reciban. Todas las escuelas de Posadas deben estar incluidas en el programa”, dijo Díaz.Al respecto, cabe preguntarse cómo se operativizarán estas intervenciones, ya que, según se prevé en el texto, los docentes deberán asumir una carga más en su labor cotidiana. Y ésta no es la de simplemente advertir los casos de violencia, sino en verse ante la imposibilidad de resolverlos, dado que la sola mención a los padres del agresor y/o del agredido puede transformarse en una tarea que además de requerirle tiempo extra, puede generar tensiones. El modelo ideal sería el de, una vez advertida la situación de bullying, poder articularlo y vehiculizarlo con el respaldo de un equipo de profesionales, como psicopedagogos y trabajadores sociales, es decir, del departamento interdisciplinar escolar. De ellos nada menciona el proyecto de ordenanza. Son muy pocos los establecimientos que cuentan con este gabinete, lo que viene dificultando las intervenciones ante casos de discriminación escolar, violencia
doméstica e incluso abuso sexual, de los cuales los docentes son los primeros en tomar conocimiento pero en muy pocas ocasiones pueden lograr intervenir y, tras la denuncia -que están obligados a radicar- llegar a que se concreten las medidas que pongan a salvo a los niños maltratados. AntecedentesAtento al diagnóstico preocupante de cruentos episodios de acoso y violencia escolar en las escuelas, que tiene su correlato en las redes sociales en lo que se denomina “cyberbullying”, en el Congreso de la Nación hay decenas de proyectos de ley en estudio. Uno es el denominado “Creación del programa educativo nacional de difusión, prevención y tratamiento del acoso escolar o bullying en el ámbito del Ministerio de Educación de la Nación”, ingresado por el diputado chaqueño José Mongeló hace un año y en noviembre pasado obtuvo dictamen en la Cámara baja.





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