Precedido por fuertes presiones devaluatorias, centradas en los saltos que venía dando el llamado dólar blue, y la negativa de los grandes exportadores de oleaginosas a entregarse sin más a lo que consideran una compulsiva “pesificación” de sus ingresos, la reciente celebración de la Semana Santa – extendida por el feriado decretado por el homenaje a los héroes de Malvinas- no deparó, sin embargo, mayores sobresaltos más que el de las rutas atiborradas de turistas, que cruzaron el país de punta a punta.El boom turístico encontró en Misiones uno de sus principales destinos, tal es así que en las Cataratas del Iguazú hubo colas de hasta 5 kilómetros, y la afluencia de visitantes -aunque menor- fue importante también en los otros atractivos de la provincia, entre ellos el Parque Temático de Santa Ana, beneficiado por la “papamanía” que desató la elección de Francisco en Roma. Al término de la celebración, que en la vecina República del Uruguay el gobierno decidió sincerar bajo la denominación de “semana del turismo”, el retorno a la agenda política cotidiana se vio interrumpido por una inesperada irrupción de la tragedia, en la forma de las inundaciones que, primero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y luego en la Plata; dejaron un saldo de 6 y 51 víctimas fatales, respectivamente, y envolvieron por un momento a la política en un halo de inexcusable frivolidad.La habitual esgrima política entre el gobierno porteño y la Casa Rosada se vio reflejada en un comienzo en el discurso victimizante de Mauricio Macri, que tuvo que regresar de apuro del extranjero, y la displicencia de la Presidenta, Cristina Kirchner, que no tomó contacto directo con los acontecimientos en tanto éstos se concentraban únicamente en la Ciudad Autónoma.El miércoles, el repentino anegamiento de la capital bonaerense, y el elevado número de víctimas y daños que produjo, llamó a todos a la cordura y mostró a Cristina visitando la zona de mayor afectación, parte de ella el barrio de Tolosa, donde reside su madre; y posteriormente la acercó, incluso, a su “enemigo íntimo” en la interna kirchnerista, el gobernador Daniel Scioli.No faltaron confirmaciones puntuales de la levedad con que se revela el ser político en estas situaciones extremas, como la del intendente Pablo Bruera de la Plata, que continuó de vacaciones en Brasil mientras sus seguidores fraguaban información que lo ubicaba supuestamente en territorio bonaerense, enfrentando la desesperante situación que se adueñaba paso a paso de la ciudad de las diagonales. También dieron la nota el diputado platense del PRO Julio Garro, quien desde Miami dijo que “no volvió al país para ahorrar y comprar colchones”, y el legislador kirchnerista “Cuervo” Larroque, que se disgustó cuando un periodista de un programa de la TV Pública cuestionó los distintivos de La Cámpora que usaba su gente en el reparto de víveres y otros elementos a los inundados. Por su parte, la ministra Alicia Kirchner optó por el perfil bajo luego de que sus apariciones generaran abucheos de los damnificados. Lo mismo hizo el vicegobernador Gabriel Mariotto, que regresó en silencio del Sur, donde había ido a pasar el feriado largo, pero no se mostró en público, en este caso, porque habría sido “castigado” por la Presidenta, según se dijo en los medios. Pese a estas y otras incongruencias, la crónica de la tragedia registró, a medida en que pasaban las horas, una fuerte movida solidaria de la sociedad civil y una activación de los organismos del Estado que ayudó a poner una valla de contención al desastre. Plan de asistenciaEl viernes, la Presidenta anunció un amplio paquete de asistencia a los afectados, que incluye medidas de ayuda económica y alcanzará a las jubilaciones, las pensiones no contributivas, el seguro de desempleo, las asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo y por Embarazo. Se otorgarán, también, créditos de Pro.Cre.Ar. por 1.400 millones de pesos para refacción de las casas. El titular de Anses, Diego Bossio, ampliaría la información mañana. La asistencia del Estado, sin embargo, no alcanza a disimular que en la propia génesis del desastre climático contribuyeron factores que son responsabilidad de las políticas de gobierno, y que podrían haberse evitado. Sumariamente, se pueden señalar la persistencia de un alto nivel de improvisación en la gestión de los gobiernos de los tres niveles; la tolerancia hacia la especulación inmobiliaria desenfrenada; el planeamiento urbano inexistente y la desfinanciación a obras prioritarias; factores que, en diversa medida, colaboraron para que las intensas lluvias se transformaran en un temporal que repartió dolor y caos a diestra y siniestra. Hasta el grupo internacional de hackers Anonymous opinó sobre la seguidilla de inundaciones. Claro, a su manera. Bloqueó la página de Tecnópolis para recordar que luego de las obras del Gobierno nacional para montar la mega muestra, esa zona de la provincia y los barrios porteños cercanos, empezaron a inundarse.Algunos titulares, comunes en estos casos, aseveraron que la furia de las aguas “no respetó clases sociales”, pero la realidad no fue exactamente así; como siempre sucede, las pérdidas se ajustaron al mapa de la desigualdad y el desamparo, arrebatando la vida principalmente a personas de edad alojadas en edificios precarios en barrios suburbanos. ExabruptoEn medio de un panorama que por momentos parecía merecer el calificativo de “dantesco”, desde la vecina orilla trascendieron declaraciones del presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica, quien en un supuesto desliz -hablando con un intendente sin saber que los micrófonos estaban prendidos- se despachó en términos descalificatorios respecto a Cristina Kirchner, a quien llamó “la Vieja” y a su fallecido esposo y ex presidente, Néstor Kirchner, denominó “El tuerto”.El exabrupto no hizo que el mandatario peregrinara a Buenos Aires para aclarar sus dichos, como había ocurrido con el presidente Batlle en 2002, que calificó a todos los argentinos de “ladrones” y tuvo que visitar al entonces presidente Duhalde en son de disculpa. Mujica, probablemente porque el enojo reconoce motivos que superan el comentario picaresco que emitió en la oportunidad, se negó a desdecirse, aún cuando la Cancillería argentina reclamó por el tratamiento impropio a un ex presidente argentino. El incidente sirvió para graficar el enojo del gobierno uruguayo con las restricciones que introduce Argentina en el com
ercio bilateral, y que se habrían sentido en los balnearios del vecino país; y puso en evidencia que las relaciones idílicas que el gobierno kirchnerista quiere mostrar en relación a los mandatarios del polo progresista latinoamericano no son tales.Los analistas entienden que tras la muerte del venezolano Hugo Chávez, el gobierno de Cristina perdió a uno de sus pocos soportes incondicionales en la región. Por el lado de la economía y la política recíprocas, habría que tomar nota de la crítica de Mujica al Mercosur, al que consideró estancado, y su acercamiento a Brasil. Paralelamente, el uruguayo manifestó dos perplejidades respecto a Argentina “hasta los que no son peronistas actúan como peronistas” y “hay que reflexionar, porque hace 7 años se dice que Argentina (su economía) cae, pero no lo hace, es terca”. Ayer la cosa se enturbió todavía un poco más, porque se publicó una entrevista que una revista le hizo a Mujica el 18 de marzo en donde hablaba de su antecesor, Tabaré Vázquez. Y de paso, volvió a mencionar, y no de buena manera, a Néstor Kirchner. “Él (por Tabaré Vázquez) no tuvo problemas con Argentina, tuvo problemas con el tuerto Kirchner, que era bastante baboso. Dios lo tenga en la gloria”.Turismo para pocosA nivel provincial, el éxito turístico no pudo ocultar que, como publicó PRIMERA EDICIÓN, de los millonarios ingresos que aportó la Semana Santa a Cataratas, el 90% se lo llevan la UTE que las administra (62,5%) y la Administración de Parques Nacionales (27,5%); mientras que la Provincia y el ente turístico de Iguazú se deben contentar con un exiguo 3,5% cada uno. La privatización de la gestión del acceso a un atractivo turístico cuyo valor central lo aporta la naturaleza, y la circunstancia de que la familia del actual gobernador sea parte de la concesionaria, daría para titulares de escándalo en cualquier país normal, aunque no en este caso, en el que por añadidura, el Estado misionero -es decir los contribuyentes misioneros- financió un costoso operativo de marketing internacional (el “Voto Cataratas”) sin cargo alguno a la concesionaria.En tanto, en la política provincial se comienza a definir el escenario electoral, que la renovación volvió a anticipar a la espera de sacar rédito político del desdoblamiento y guarecerse -por si acaso- de un eventual clima anti K en las elecciones nacionales. Mientras se espera que se perfile la oferta electoral, tras el derrape de la UCR misionera, que se mostró incapaz de remontar las rencillas intestinas y atraer a un número racional de votantes en las recientes internas partidarias, desde el oficialismo por ahora se contentaron con sugerir que habrá un único sublema a nivel comunal, una curiosa novedad en una fuerza política que hizo de la multiplicación de sublemas una marca de identidad. Los tiempos están cambiando, obviamente, también para un oficialismo paquidermizado como aparato político, al que el desgaste del poder y los nuevos desafíos que se abren exige una recomposición interna a fondo. Del otro lado, la oferta de un “frente de salvación” que salió a proponer Ramón Puerta, apurado porque se le termina el mandato e invocando al figura del Papa Francisco, no es probable que vaya a llevar demasiados peregrinos a Iporá.





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