SALTA (El Tribuno, versión digital). El dueño de la emblemática peña Balderrama, Juan Balderrama, murió ayer como consecuencia de una insuficiencia cardíaca. Tenía setenta y seis años.Salta y su cultura están de lutoBalderrama, el dueño de la peña que inmortalizó Manuel J. Castilla con música del “Cuchi” Leguizamón, en la voz de Mercedes Sosa, padecía de problemas en sus piernas, lo que le impedía tener estabilidad; a lo que se le habían sumado complicaciones en los pulmones.Pasadas las 5, Juan debió ser internado de urgencia en la terapia intensiva de la clínica Santa Clara, donde sufrió un ataque cardíaco que le causó la muerte. A las 15 una luz se apagó en la peña Boliche Balderrama. Los restos de Juan están siendo velados desde las 19 en San Martín y Esteco, el domicilio donde se encuentra “el templo del folklore argentino”; su cuerpo será cremado a pedido de la familia. Historia de un templo del folklore A mediados del siglo pasado, Antonio Balderrama y Remigia Zurita tenían una “picantería” donde se degustaban platos regionales y era preferido de los artistas salteños. En 1954, sus hijos Daría, Celestino y Juan, se independizaron fundando el famoso boliche que se encuentra desde siempre en el mismo lugar. No imaginaron, quizás, que ese local de la capital salteña, llegaría a ser el “templo del folklore argentino”.“A orillita del canal…” La casona fue musa inspiradora de la zamba que cantada por Mercedes Sosa, hizo internacionalmente conocido a este local de comidas y folklore. “A orillitas del canal, cuando llega la mañana, sale cantando la noche, desde lo de Balderrama…”, con letra de Manuel J. Castilla y música de Gustavo “Cuchi” Leguizamón. Don Juan Balderrama sentencia: “el que no conoce Balderrama: no conoce Salta”. En principios era un bodegón, con pisos de ladrillo y techos de zinc. Siempre fue el punto de encuentro de los bohemios de Salta, que se juntaban allí hasta la madrugada y después de actuar seguían cantando hasta que el Sol decía basta. En el boliche nacieron zambas y entuertos, amoríos y poemas. El sol enceguecía trasnochados y bohemios, mientras los poetas pedían el almanaque, para saber la fecha que se levantaban de la mesa. En su cincuentenario fue declarada sitio de “Interés Turístico” por el Ministerio de Turismo y por el Concejo Deliberante Patrimonio Histórico de Salta.





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