PUERTO IGUAZÚ. La pericia genética realizada sobre rastros de sangre hallados en una de sus alpargatas es lo único que todavía separa al sargento ayudante Mario Muga (44) del juicio oral y público que deberá afrontar por el sangriento crimen de su pareja, Mariela García (39), a quien mató de un escopetazo en el interior de la Comisaría de la Mujer de Puerto Iguazú el pasado 6 de noviembre.La evidencia de por sí es contundente y los resultados del examen de ADN vendrán a ser el corolario de la investigación que desde esa misma madrugada manejó el magistrado Juan Pablo Fernández Rissi, al frente del Juzgado de Instrucción 3 de la Tercera Circunscripción Judicial, con asiento en Puerto Iguazú.Claramente complicado desde el principio, Muga permanece tras las rejas en la Unidad Penal III del Servicio Penitenciario Provincial, en Eldorado, hasta donde fue trasladado luego de ser procesado, unos quince días después del hecho. El testimonio de las dos policías que estaban de guardia en la dependencia, que vieron todo e identificaron al uniformado, junto con la posterior entrega por voluntad propia del efectivo a las autoridades fueron pruebas más que contundentes en contra de Muga.De todas maneras, fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN aseguraron que el juez Fernández Rissi decidió aguardar por las pericias genéticas en cuestión para terminar de cerrar el expediente y elevar la causa a juicio, algo que podría suceder en las próximas horas, adelantaron.Esos exámenes de ADN corresponden a rastros de sangre hallados en un de las alpargatas que Muga habría calzado cuando disparó contra su mujer y que luego fueron confiscadas por la Justicia.Las pericias genéticas fueron realizadas en Buenos Aires y la Justicia aguarda los resultados para las próximas horas. Cuando lleguen, todo indica que el magistrado anexará el informe al expediente y dará por concluida la instrucción.El sangriento crimen ocurrió durante los primeros minutos del martes 6 de noviembre de 2012. Minutos antes, Muga había visitado a García en su casa del barrio Unión, donde violó una orden de restricción vigente desde unos tres meses atrás, cuando la pareja decidió separarse, y aparentemente la agredió y amenazó.En realidad, nunca se supo del todo qué fue lo que el sargento le hizo aquella noche: cuando se disponía a denunciarlo en la Comisaría de la Mujer de la Unidad Regional V, Muga irrumpió y sin permiso de la guardia ingresó al despacho donde la víctima narraba el episodio previo. De sus ropas extrajo una escopeta recortada calibre .36 y sin mediar palabras le disparó a quemarropas, provocándole la muerte en el acto.Con el peso de un crimen sobre sus espaldas, Muga salió, volvió a subirse a su motocicleta y huyó de la escena. Regresó a la habitación que alquilaba, se cambió de ropa y volvió a salir, quizás pensando en escapar. Allí dejó el par de alpargatas. Una tenía una salpicadura y los exámenes revelarán si se trata de la sangre de su ex pareja. De serlo, como suponen las autoridades, será apenas una prueba más entre las tantas que la Justicia recolectó, que podrían costarle hasta 40 años de encierro.





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