SAN JAVIER (Por Alejandro Zabala, enviado especial). La provincia de Misiones ofrece muchos sitios para visitar en Semana Santa, pero no quedan dudas que uno de los que más feligreses convoca es el Cerro Monje, ubicado en pleno monte a siete kilómetros de la zona urbana de esta localidad, que sigue siendo un espacio de oración y expresión de fe.Ayer en una jornada espléndida de sol la asistencia fue multitudinaria. A las 11.35 comenzó el Vía Crucis viviente para recordar la Pasión y Muerte de Jesús, representado por los jóvenes de la Parroquia San Francisco Javier de esta localidad, que son los encargados todos los años de llevar adelante esta representación que concentra la atención de todos los feligreses que asisten al Cerro Monje en Semana Santa.Una vez más ayer grandes y chicos siguieron con atención cada pasaje de la Pasión y Muerte de Jesús. Es en ese momento donde se nota la expresión de fe de miles de personas que llegan desde distintos puntos de Misiones, provincias vecinas e incluso de Brasil y Paraguay, colectivos, camiones, camionetas, autos, motos, y bicicletas, fueron los medios utilizados ir hasta el cerro.En esta oportunidad el Vía Crucis estuvo presido por el sacerdote Vitus, acompañado del padre Juan Rodríguez y el diácono Julio Cabrera, ya que el obispo de la Diócesis de Oberá, Damián Santiago Bitar no asistió a la celebración.Gran concurrencia“Al Cerro Monje no hay con que darle”, esta frase fue pronunciada por un peregrino que llegó hasta este mítico lugar y con ella describió con emoción que todos los años llega hasta el cerro en familia “para agradecer a Dios por la salud y por el trabajo”. La expresión que fue lanzada con contundencia por el hombre sirvió para graficar la gran concurrencia que recibió este año el Cerro Monje, las estimaciones hablan de que unas 15 mil personas pasaron en Semana Santa por este sitio.Nuevamente este año se observó menos cantidad de ciclistas que peregrinaron hasta el Cerro Monje, pero sí muchas motos y un incesante desfile de autos desde las primeras horas del día, lo que hizo muy lento el recorrido de los siete kilómetros de caminos de tierra, debido al intenso tránsito, en algunos horarios arribar hasta el cerro demandó entre 35 y 40 minutos. Aunque el camino fue arreglado y ensanchado por la Municipalidad de San Javier, de todas maneras el intenso polvo y las piedras sueltas obligó a que se transitara con precaución. Como una gran demostración de fe hubo gente que caminó los siete kilómetros para participar del Vía Crucis.La tradición de llegar ya en las últimas horas del miércoles y el jueves durante todo el día para acampar en el cerro se repitió. De generación en generaciónEl rito de cortarse el pelo en la Santa Cruz, que está ubicada a un costado del cerro en medio del monte, también se repitió como ocurre todos los años. “Este es un lugar de penitencia al que venimos todos los años a rezar para dar gracias, pedir bendiciones y perdón”, afirmó Liliana de Posadas.Pedir perdón, agradecer, meditar, cumplir promesas, fueron las palabras que se escucharon de parte de los feligreses que llegaron hasta el Cerro Monje, ante la pregunta de porqué eligieron este sitio.También quedó sentado una vez más que la profesión de fe en este lugar es algo que se repite de generación en generación, ya que también es común escuchar: “todos los años vengo al cerro, siempre lo hacia con papá y mamá, o con mis abuelos”.El padre Vitus al finalizar el Vía Crucis destacó que “hay gente que toda una vida viene a este lugar sagrado, y lo siguen haciendo por fe”. Al mismo tiempo el sacerdote tomó las palabras del Papa Francisco I y pidió a los feligreses que “no se cansen de perdonar”.





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