GARUPÁ. Los vecinos autoconvocados de esta ciudad decidieron volver a las rutas el pasado jueves 28, en medio de una intensa actividad sobre la ruta nacional 12 entre Candelaria y Garupá. Casi un centenar de personas comenzó desde las 8 una interrupción del tránsito sobre media calzada de la ruta, con una fuerte presencia de efectivos de la Policía de Misiones.Precisamente con los uniformados hubo algunos forcejeos y empujones cuando los manifestantes buscaron ampliar su sector de protesta y la Policía lo impidió.Josefina Sosa es vecina de Garupá. Padece hernia de disco obstruida por pinzamiento en el nervio ciático, pero no quiso dejar de hacer conocer su caso y apoyar a los demás adjudicatarios que piden la comprensión del Iprodha frente al cuotazo aplicado desde febrero pasado.En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, cuota en mano, reveló que percibe un haber mensual de 1.300 pesos y el Iprodha le aplicó una cuota de 964 pesos con el último aumento.Además, Sosa se mostró indignada por el estado de la vivienda y la baja calidad de los materiales con que fue construida, ya que a poco de entregada, se comenzaron a observar defectos en casi toda la propiedad que se fueron profundizando. Situaciones similares viven varios vecinos del barrio.A pesar que Santiago Ros, titular del Iprodha, aseguró a la prensa que se tendrán en cuenta los casos particulares para buscar una solución a los problemas que acarrean los aumentos, Josefina dijo haber dio varias veces a quejarse por ambas cosas (aumento de las cuotas y estado de la vivienda), sin encontrar eco a su pedido.Una pensión para la cuotaJosefina contó a este diario que es pensionada y percibe mensualmente 1.300 pesos. Sin embargo, con el último aumento, paga unos $964 de cuota mensual. Es decir, casi toda la pensión se la debe entregar al Iprodha para no ser desalojada del techo propio con el que tanto soñó.“Tuvimos quince cuotas de ahorro previo desde junio de 2009. Me entregaron la casa el 6 de enero de 2012. Antes pagaba unos 770 pesos y pasó a casi 1.000 pesos! Es prácticamente solo para la casa mi pensión”, dijo con la voz entrecortada al relatar su situación.El esposo de Josefina es portero en una escuela. Gracias al sueldo del trabajador no docente logran comprar mercaderías y pagar los traslados de la mujer que afronta un tratamiento médico.“El sueldito de mi marido nos ayuda a tirar un poquito. Yo los invito a los que quieran venir a ver cómo esta rajada la casa. Es un precio por lo que no vale. El muro que se hizo se le caen los ladrillos. El piso que pusieron no vale la cuota que nos cobran. Es una barbaridad, una injusticia”, manifestó la pensionada.Para Sosa, “de seguir en esta situación la casa, dentro de un año no nos va a quedar nada y encima nos cobran una barbaridad. Se supone que es una casa nueva pero está todo en mal estado. Los azulejos todos cuarteados, los pisos rajados”, describió con bronca la vecina de Garupá, quien aseguró que muchos vecinos de su barrio están en la misma situación.Un reclamo más no escuchadoEl presidente del Iprodha puso mucho énfasis en su última conferencia de prensa respecto al tratamiento personalizado que se hace cuando un adjudicatario llega al Instituto a plantear una situación similar a la de Josefina Sosa. Pero esta vecina de Garupá no tuvo la misma suerte que otros a los que Ros refiere como ejemplos donde se tuvo “consideración”. “Yo les dije y les mostré a los del Iprodha, me fui incluso hasta allá para explicarles lo que me hicieron en la casa. No vinieron a arreglar nada. La mochila del baño no sirve, no tenemos cloacas y muchas veces a las dos o tres de la madrugada tenemos que abrir toda la casa porque no se aguanta el olor a cloacas. Me fui como cuatro veces, preguntando acá y allá cómo se puede arreglar la cosa, incluso pedí que me descuenten de mi pensión la cuota. Pero no me puedo mover mucho. Tengo hernia de disco obstruida por pinzamiento en el nervio ciático, en este momento y estoy en tratamiento. Pero me vine a la protesta para mostrar que no mentimos”, detalló de manera contundente.




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