PUERTO IGUAZÚ. La Justicia Federal remitió las desgrabaciones de las conversaciones que Slawimir Polus mantuvo con distintos interlocutores después del atroz crimen del remisero Miguel Ángel Rojas. En ellas, el ciudadano de origen polaco, detenido el 4 de febrero pasado en Eldorado, deja en claro que conocía al trabajador del volante y lo que ocurrió con él.De esas transcripciones se desprende también que está al tanto de las detenciones de dos sospechosos en relación con el espeluznante episodio.Para los investigadores queda claro que Polus sabía perfectamente que lo estaban escuchando, razón por la que intenta despistarlos con frases excesivamente melodramáticas, sobre todo para un hombre de su calaña.“Qué bárbaro lo que pasó” o “nos allanaron, qué tenemos que ver con eso”; “nos quieren endilgar lo que sucedió”, serían algunas de las frases que sonaron demasiado “cursis” en boca de un hombre considerado un “peso pesado” dentro del ambiente criminal y del mundo del narcotráfico.Las desgrabaciones, extensas como para formar dos cuerpos de expediente, llegaron ya al Juzgado de Instrucción 2 de Eldorado, que tiene a su cargo la investigación por el homicidio de Miguel Ángel Rojas.La Justicia ahora deberá analizar el contenido de ese material probatorio para determinar el camino a seguir en la investigación.Lo que no se sabe, al menos hasta aquí, es si la víctima o alguno de sus allegados conocían a Polus y de ser así, qué tipo de vínculo marcaba esa relación.Oficialmente, la identidad de Polus apareció vinculada por primera vez con el crimen a partir de la declaración de uno de los sospechosos.Al parecer, habría dicho que un hombre se presentó en la celda como “abogado de El Francés”, ofreciendo sus servicios profesionales.A partir de ese dato, la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic) comenzó a trabajar en esa pista.Una vez que trascendió esa línea de investigación, que PRIMERA EDICIÓN publicó en exclusiva, días después fue arrestado el ciudadano polaco en un megaoperativo en Eldorado, comandado por una tropa de elite de la Policía Federal.El procedimiento se produjo el 4 de febrero, a eso de las 21.30, en el centro de la Capital del Trabajo, ante la mirada de la gente que pasaba por el lugar sin entender el motivo de semejante despliegue.Polus fue arrestado por su presunta vinculación con una organización “narco” que transportaba marihuana desde Misiones hacia distintos puntos de Argentina y también a Chile.Finalmente, en esta causa, fue procesado por el delito de “transporte de estupefacientes agravado en calidad de organizador”. Con posterioridad fue trasladado a una prisión en Resistencia, Chaco. Un caso atroz que sacudió a MisionesPUERTO ESPERANZA. El 24 de diciembre pasado, en horas de la tarde, Miguel Ángel Rojas tuvo su última comunicación telefónica. En ella avisó que culminaría su turno con un viaje rumbo a Mado, sin saber que conducía hacia la muerte.Allí lo secuestraron, obligaron a desviar el camino y condujeron hacia las afueras de Mado, en una zona inhóspita, donde lo mataron sin piedad.Primero lo torturaron a cuchilladas. La autopsia determinó que ninguna de ellas era mortal. Lo peor se produjo después: el muchacho, de 23 años, fue empalado y castrado.El primer mensaje, de neto corte mafioso, fue que la víctima debía sufrir antes de morir.Lo que nunca se supo, al menos hasta ahora, es si semejante crueldad se debió a un ajuste de cuentas con la víctima o fue un mensaje para sus allegados.El coche de Rojas -un Peugeot 405 bordó- fue hallado el viernes 28 en un yerbal. Al día siguiente se conoció lo que era un secreto a voces: el hallazgo del cadáver. Estaba atado a un pino, con inconfundibles marcas de torturas. Los expertos creen que fue rociado con alguna sustancia, porque su ropa se deshilachaba al tacto, pese al poco tiempo que pasó en la intemperie.





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