PUERTO IGUAZÚ. El juez de Instrucción 3 de esta ciudad, Juan Pablo Fernández Rissi, se apartaría en las próximas horas de la causa que investiga el aberrante homicidio de la joven Liani Itatí Piñeiro, cuyo cuerpo apareció en un descampado el 12 de julio del año pasado, en jurisdicción del barrio Progreso, de Puerto Esperanza.Según pudo averiguar este diario, el magistrado invocaría sentirse violentado moralmente para dar un paso al costado.De ser así, la causa de uno de los episodios más aberrantes de los últimos tiempos pasará a manos de otro juez, por subrogación legal, porque la instrucción no está cerrada.En este sentido, es muy posible que el titular del Instrucción 1 de Eldorado, Roberto Horacio Saldaña, deba asumir al frente de la investigación.No obstante, Saldaña puede objetar las razones del apartamiento de Fernández Rissi y el expediente entonces será elevado al Tribunal Penal 1, que deberá resolver la competencia o jurisdicción de la causa.El abogado Juan Carlos Selva Andrade, en representación de la familia Piñeiro, pidió formalmente el apartamiento de Fernández Rissi. Invocó presuntas irregularidades en la causa, aunque no trascendieron detalles de cuáles serían, y un supuesto vínculo de amistad del magistrado con un reconocido político de Puerto Esperanza cuyo hijo, a su entender, podría tener vinculación con el homicidio de la joven de 18 años.Lo cierto es que en el expediente no hay indicios de la supuesta implicancia de esta persona o algún familiar directo con el atroz episodio que se conoció el 12 de julio pasado en esa localidad del Alto Paraná misionero.Sorprendió la recusación al juez original del caso, habida cuenta de que Fernández Rissi hizo lugar prácticamente a todos los planteos que salieron de los familiares de Liani Itatí Piñeiro. Incluso, a los de la familia de Norberto Hernán Céspedes.Lo último fue, para que no quedaran más dudas ni reproches por efectuar, la exhumación de los cuerpos de ambos jóvenes y el anuncio de la intervención de peritos especialistas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.Si se cuestiona o pone en duda la imparcialidad de un magistrado, no se entiende entonces para qué ordenaría este tipo de medidas si su afán no fuese llegar al conocimiento pleno y absoluto de la verdad de lo que sucedió.Con la exhumación de los cuerpos, quizás, por fin se llegue al cierre de la instrucción de una causa triste y desgarradora en la que dos familias lloran la partida de un ser amado, aunque en circunstancias terriblemente diferentes. RazonesEl pedido de apartamiento del juez Fernández Rissi invoca presuntas irregularidades en la investigación del crimen de la joven Liani Itatí y una supuesta relación de amistad del magistrado con un político de renombre de Puerto Esperanza.Hay varias aristas para analizar de este planteo. Una de ellas, insólita por cierto, es que se le atribuye al magistrado un supuesto vínculo con un referente de la política vernácula cuyo apellido no aparece ni por asomo en el expediente que se sustancia en el Instrucción 3 de Iguazú.Más allá de las versiones o trascendidos, lo cierto es que en el expediente no hay un solo elemento que vincule al político o a alguno de sus familiares con el homicidio.Entonces no queda claro cuál es el reproche al magistrado: ¿a quién supuestamente beneficia o perjudica con sus decisiones? Si la familia en cuestión es sospechosa, lo será pues para gente que no aportó un solo elemento de prueba, concreto y contundente. Ni versiones ni hipótesis, pruebas.Un viejo estratega decía que la única verdad es la realidad. Y la realidad de la causa indica que la ciencia -en este caso a través de un profesional de prestigio internacional como Gustavo Penacino (director de la Unidad de Análisis de ADN del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de Capital Federal)-, encontró un solo patrón genético en el cuerpo de Liani Itatí Piñeiro: el de Hernán Céspedes.El ADN apareció en las muestras de semen colectadas de la cavidad vaginal y el ano de la víctima.Entonces, ¿cómo alguien osa decir gratuitamente que este muchacho no tenía nada que ver con el hecho? O en el mismo parangón, que Céspedes no actuó solo. ¿Y las pruebas? La causa tiene dos familias que lloran por dentro porque han perdido a un ser amado. Quizás sea hora que tengan un poco de paz y dándoles falsas esperanzas no es la forma. ¿La salida del juez suma o no a la causa? ¿El apartamiento de Fernández Rissi suma o no a la causa?, debería ser la pregunta. Vaya contrariedad. El magistrado hizo lugar a cuanto planteo hubo en la causa, lo que en otras jurisdicciones haría un juez de Garantías, y lo terminan recusando por supuestas vinculaciones con una reconocida familia política de Puerto Esperanza.Y no es serio profundizar siquiera en el análisis de que ese político integraría la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Representantes y de alguna manera, habría incidido en su designación como magistrado.La Justicia debe garantizar la figura del juez imparcial, nadie tiene duda de eso, pero con fundamentos de solidez, ajustados a Derecho. Un ejercicio ético de la profesión debe requerir la misma rigurosidad del otro lado, de todas las partes. La llegada de otro juez difícilmente sea muy diferente a la actitud de este.





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