BUENOS AIRES (NA). Asesores de primer nivel de Margaret Thatcher le recomendaron en 1982 no embarcarse en una guerra en el Atlántico Sur y en lugar de eso que los isleños recibieran una compensación monetaria y la garantía de poder instalarse en Gran Bretaña, Australia o Nueva Zelanda.La propuesta surge de la difusión de los “papeles personales” de la ex primera ministra británica, según publicó el diario The Guardian.Puntualmente, el jefe de Gabinete de Thatcher, David Wolfson propuso luego de la recuperación de las Islas por parte de la Argentina en 1982, esquemas para “comprar” a los isleños, antes que ir a la guerra.Wolfson le hizo llegar una propuesta por escrito a Thatcher el 22 de abril de 1982 en la que se proponía un “soborno” a los isleños, que incluyera el pago de unos 100 mil dólares por familia y garantías para que los habitantes del archipiélago se alojaran en Gran Bretaña, Australia o Nueva Zelanda, con plenos derechos de ciudadanía.La idea era que el “soborno” convencería al dictador Leopoldo Galtieri que “votarían a favor de la soberanía argentina” de las islas.De acuerdo a los documentos, Sir John Hoskyns, otro de los asesores de Thatcher indicó que era “bastante poco inteligente referirse a los deseos de los isleños” como elemento principal.“Si hablamos de eso es una combinación de Stalingrado y el Alamein y nos arriesgamos al absurdo. Esta no es una batalla por nuestra patria y civilización”, subrayó el entonces funcionario.Los documentos ahora difundidos por la Margaret Thatcher Foundation revelan también divisiones al interior del partido Conservador británico por la guerra.Al momento en que las fuerzas británicas arribaron a las islas Georgias el 21 de abril de 1982, una docena de parlamentarios aún consideraban que no debía realizarse un solo disparo para intentar la recuperación de las islas. “Creo que el Gobierno está loco. No queremos el lugar, de todos modos”, señala Lord Drumalbyn, uno de los parlamentarios rebeldes. En la documentación difundida, también se encuentra una carta de John Murray, amigo personal de Thatcher, quien luego de la victoria británica en la guerra sugirió que era momento para reabrir el diálogo con la Argentina y que los isleños dejaran el archipiélago “quizás con nuestra asistencia”.Pero las profundas divisiones internas no fueron lo único que debió soportar la “Dama de Hierro”. A partir de la revelación de los documentos se sabe hoy que en vísperas de la invasión y en plena escalada de la tensión en el Atlántico Sur, el entonces presidente estadounidense Ronald Reagan le envió una breve carta a Thatcher en la que le explica las gestiones que está haciendo ante Argentina para exigir “garantías de que van a mostrar moderación y no van a iniciar hostilidades”. “Haremos lo que podamos para ayudarte en esto”, acaba la carta, firmada “Sinceramente, Ron” y que es la respuesta a un mensaje urgente de la primera ministra británica de 31 de marzo.Pero las buenas palabras de Reagan se las llevó el viento y Estados Unidos adoptó una postura neutral tras la invasión argentina que irritó y decepcionó a su amiga Thatcher. En el borrador manuscrito de una carta destinada al presidente, la primera ministra escribe: “A lo largo de mi administración he intentado ser leal a Estados Unidos como nuestro gran aliado. En su mensaje dice usted que sus sugerencias son fieles a los principios básicos que tenemos que proteger. Ojalá lo fueran, pero, ¡ay!, me temo que no lo son”, le reprocha Thatcher por sus esfuerzos a favor de un acuerdo de paz. La carta nunca llegó a enviarse en esos términos pero ella, significativamente, guardó consigo el borrador.





Discussion about this post