CORRIENTES. En el 2006, una serie de fotografías escalofriantes mostraban a muchos niños rodeando a un gigantesco yaguareté bañado en sangre en la localidad correntina de Esquina.Pese a la evidencia de las fotografías y de la amplia cobertura que realizaron los medios de prensa locales y nacionales, jamás se pudo dar con el cazador de esta especie seriamente amenazada de extinción (quedan menos de 250 ejemplares silvestres en todo el país).El yaguareté está legalmente protegido en toda la Argentina y pese a que la Secretaría de Ambiente de la Nación dio inicio a una causa penal, durante cinco años no tuvo avances y los expedientes administrativos estaban estancados. Hasta que la Red Yaguareté, una fundación sin fines de lucro integrada totalmente por voluntarios, llegó hasta la Fiscalía Ambiental UFIMA y al juzgado federal correntino a cargo del juez Carlos Soto Dávila a presentar un meticuloso trabajo de investigación que daba con el Yaguareté de aquellas fotografías de 2006, ahora embalsamado y dentro de un domicilio muy conocido de la ciudad de Esquina.La identificación fue posible debido a que estos felinos tienen manchas que son únicas en cada individuo, como las huellas digitales de las personas. En un rápido allanamiento se secuestró al ejemplar. Ahora, los ambientalistas van por una sanción ejemplificadora, tanto para el cazador como para las autoridades que en cinco años, no cumplieron con sus funciones.





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