SAN IGNACIO. Tras la nota publicada el martes por PRIMERA EDICIÓN en la que Julio César (20) un joven con severa discapacidad motriz, más conocido por sus allegados como Julito, le pedía al Papa Francisco I una silla de ruedas especial y una cama ortopédica, el pedido se hizo realidad al instante.Mario Ramírez de la Fundación “Por una niñez sana y feliz” de San Ignacio, quien había redactado la carta para ayudar al joven y a su madre Ana, recibió cientos de llamados solidarios que se hacían eco del pedido. “Se comunicaron empresarios y otras personas de la provincia que no me quisieron dar sus nombres, pero se ofrecían para ayudar a comprar la cama y la silla de ruedas”, explicó Ramírez al matutino, haciendo extensivo el agradecimiento a todas las personas que se comunicaron telefónicamente para prestar su ayuda.Ramírez destacó que “ya tenemos la cama y la silla, que nos la harán llegar desde la obra social ProFe”.En efecto, alertada por la nota, el mismo martes se comunicó con él Dalila Bühl, responsable local de ProFe, señalando que el mismo jueves -por hoy- irá a entregarle la cama ortopédica, y que también le entregarán una silla de ruedas especial, acorde a su talla corporal.Asimismo, la funcionaria le indicó que la madre del joven, que hasta la actualidad -y por una serie de desinformaciones burocráticas- debía viajar hasta Posadas a retirar los medicamentos y pañales para su hijo, ya no deberá hacer este periplo, ya que corresponde -según la normativa- que la propia Municipalidad de San Ignacio resuelva ese traslado. Otra silla Por otro lado, también se hizo eco la directora del Consejo Provincial de Discapacidad, Marcela Alvez, quien se comprometió a entregar la silla de ruedas a Julito. Para ello, ayer se había reunido con la presidenta del Consejo Municipal de Discapacidad de San Ignacio, quien se había encargado de tomarle la talla al joven para proporcionarle una silla a su medida. En diálogo con PRIMERA EDICIÓN Alvez destacó que conocían el caso de Julio César y que en 2012 se habían acercado y le proporcionaron una silla de ruedas. “Pero por supuesto, todas las personas crecemos y él ahora necesita una silla de ruedas más grande. Ahora tenemos para ofrecerle una silla adecuada, y para ello pedí que se le haga la medición para que sea acorde a la talla del paciente”, dijo, destacando que la entrega -entre ayer y hoy- dependía de que tuviera a disposición la camioneta del Consejo, para que pudiera trasladar el insumo hasta la casa de Julito.Desde el Hospital Pediátrico también se comunicaron a PRIMERA EDICIÓN, ofreciendo la posibilidad de conseguir la silla de ruedas.Otras necesidadesNo obstante las buenas y bendecidas noticias que inundaron la casa de Julito y de Ramírez, cabe señalar que no todo está resuelto. Actualmente el joven vive en una casa muy precaria de costeros y capas agujereadas, no cuenta con un baño, sólo con letrina, ni heladera para mantener los alimentos blandos que Julio puede ingerir, ni cocina para preparar la comida. Falta una casa digna“Estoy yendo a la casa de Julito para darle la noticia de que el ProFe le dará la silla y la cama”, relató a PRIMERA EDICIÓN Mario Ramírez, de la Fundación. “Acá estoy con Julito, que parece que entiende lo que le contamos porque se está riendo”, dijo Ramírez. Acto seguido trasladó la inquietud de la madre: esa mañana había llovido y había entrado agua en toda la habitación. Tal como describimos en la nota, la casa es de costeros de madera y bolsas plásticas, y las pocas chapas de zinc que tienen están agujereadas.En sintonía con las respuestas de funcionarios que se sintieron conmovidos con la historia de Julio, ahora sería más que propicio que las autoridades del Iprodha asuman sus responsabilidades y posibiliten a Julio y a su madre vivir en una casa adecuada.





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