CIUDAD DEL VATICANO, Santa Sede (Agencias y diarios digitales). El papa Francisco recibió ayer en la sala Clementina del Vaticano a representantes de las diversas religiones que participaron el miércoles de la misa de inicio de su pontificado, en una clara señal de acercamiento con todos los credos. “La Iglesia Católica es consciente de la importancia de la promoción de la amistad y el respeto entre los hombres y mujeres de diversas tradiciones religiosas”, destacó el Papa en el encuentro, donde llamó una y otra vez “queridos amigos” a todos los religiosos presentes. “Quiero asegurar mi firme voluntad de proseguir en el camino del diálogo ecuménico”, remarcó el pontífice argentino, quien agradeció especialmente la presencia de todos ellos en la misa de inicio de su pontificado que se celebró ayer en San Pedro. Hablándole a los representantes de la comunidad judía, el argentino expresó su deseo de que continúe con ellos un “diálogo provechoso” tras recordar que “patriarcas y profetas eran judíos”. Asimismo, destacó la necesidad de “estar cerca de los hombres y mujeres que, si bien no se reconocen en ninguna tradición religiosa, buscan la verdad, la bondad y la belleza, que es verdad, bondad y belleza de Dios”. “El hombre debe tener sed de absoluto. Que no prevalezca una visión humana que reduce al hombre a lo que produce y lo que consume”, añadió en el tono profundamente espiritual que viene imprimiendo a sus primeros mensajes como Papa. Como arzobispo de Buenos Aires, el argentino Jorge Bergoglio tejió excelentes relaciones con todas las confesiones religiosas, y en su pontificado parece estar dispuesto a continuar esa línea de acercamiento y profundización del diálogo ecuménico e interreligioso, dándole su sello personal de cercanía y simpleza. A las 12.30 hora local (8.30 en Argentina), Francisco ingresó a la bella sala vaticana, donde lo recibieron con un aplauso cerrado representantes de la comunidad judía, musulmana, budistas, sikh, hindú, cristianos ortodoxos y orientales. El primero en hablar fue el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, quien participó el miércoles de la ceremonia de inicio del pontificado de Francisco. La prensa turca destacó que si bien el patriarca de Constantinopla estuvo en otras ocasiones en el Vaticano, no participaba de una misa de inicio de un pontificado desde el Gran Cisma de Oriente en 1054, cuando la Iglesia se dividió entre Roma y Constantinopla. “La unidad entre los cristianos es la primera y más importante de nuestras preocupaciones, uno de los presupuestos fundamentales para que nuestro testimonio cristiano sea creíble”, dijo el patriarca, a quien Bergoglio llamó “mi hermano Andrea”.El papa Francisco instó a los miembros de todas las religiones y a aquellos que no pertenecen a ninguna iglesia a unirse para defender la justicia, la paz y el medio ambiente y a no permitir que el valor de una persona sea reducido a lo “que produce y lo que consume”.“La Iglesia Católica es consciente de la importancia del fomento del respeto por la amistad entre hombres y mujeres de diferentes tradiciones religiosas”, dijo el pontífice argentino a los líderes religiosos en una audiencia en el Vaticano.En declaraciones en italiano en la sala Clementina, cuyas paredes están llenas de frescos, dijo que los miembros de todas las religiones, e incluso los no creyentes, tenían que reconocer su responsabilidad conjunta “con nuestro mundo, con toda la creación, a la que tenemos que amar y respetar”.“Tenemos que hacer mucho por el bien de los más pobres, los débiles y todos los que sufren, para favorecer la justicia, promover la reconciliación y construir la paz”, dijo. Luego, saludó uno por uno -con abrazos y cálidos apretones de mano- a todos los representantes religiosos presentes en la sala Clementina. Hoy con Pérez EsquivelEl papa Francisco recibirá hoy en el Vaticano a Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, renombrado militante de derechos humanos, quien aclaró recientemente que el nuevo pontífice argentino no tiene ningún vínculo que lo relacione con la dictadura militar, informó el Vaticano. El encuentro fue anunciado ayer por el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi. Se trata de una reunión significativa, con la que el Vaticano quiere desvincular al Papa argentino de la terrible dictadura militar que azotó ese país entre 1976 y 1983 y que dejó unos 30 mil desaparecidos, entre ellos varios sacerdotes, según cifras de las organizaciones de derechos humanos. El pasado viernes, el Vaticano tachó de “calumniosas y difamatorias” las acusaciones de que el entonces jesuita Jorge Bergoglio, actual papa Francisco, no hizo lo suficiente para proteger a dos sacerdotes secuestrados y torturados por la dictadura militar y que estaban bajo su jurisdicción. El mismo Lombardi mencionó el testimonio de Pérez Esquivel, Nobel de la Paz de 1980, quien declaró a la prensa recientemente que no existe “ningún vínculo” que relacione al nuevo pontífice con la dictadura. Pérez Esquivel goza de una gran reputación como activista de derechos humanos en toda América Latina. El papel de Bergoglio, que por ese entonces era principal de los Jesuitas en Argentina, ha sido cuestionado sobre todo por el diario Página 12 y en particular por uno de sus principales colaboradores, Horacio Verbitsky. Rousseff: “El Papa es argentino, pero Dios es brasileño”El papa Francisco recibió hoy en el Vaticano a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, con quien dialogó sobre el combate a la pobreza y a las drogas, además de abordar la Jornada Mundial de la Juventud que se realizará en julio en Río de Janeiro y será presidida por el pontífice.La audiencia con Rousseff, que ayer participó de la misa de inauguración del pontificado del argentino Jorge Bergoglio, se realizó en la biblioteca privada del palacio apostólico, informó la oficina de prensa del Vaticano, y allí se habló sobre el combate a la pobreza y las drogas, según la prensa de Brasil.Rousseff, que al bromear con un periodista argentino señaló que “la gente dice que el Papa es argentino, pero Dios es brasileño”, destacó la figura de Bergoglio, de quien ponderó su “carisma y compromiso con los pobres”.“Es un Papa modesto. Comentó que no se puede ser orgulloso ni tener pretensiones. Se debe luchar para hacer las cosas bien”, señaló la mandataria.Rousseff indicó, ademá
s, que el Papa se solidarizó con Brasil por la tragedia de enero pasado en la que murieron 241 jóvenes en un incendio en un boliche, y que le confirmó dos actividades para julio próximo en su país.El primero de ellos será la Jornada Mundial de la Juventud, que se realizará del 23 al 28 de julio próximo, y el segundo una visita a la ciudad de Aparecida del Norte, en el estado de San Pablo, donde en 2007 se reunieron los prelados católicos de América y presentaron un libro sobre la conferencia.Sobre ese libro, que Bergoglio entregó el lunes también a la presidenta Cristina Fernández, Rousseff contó que el Papa le dijo: “No lo lea todo, porque se va a aburrir. Vaya al índice y vaya leyendo de a poco”. Ambas figuras se comunicaron en “portuñol”, añadió la presidenta del vecino país, que ayer ya había adelantado su satisfacción por la actividad del Papa con los jóvenes en julio. La inédita convivencia de Francisco y Benedicto XVIEl papa argentino Francisco debe convivir en el Vaticano con el papa emérito Benedicto XVI, quien no participó el martes en la elección de su sucesor y fue su gran rival hace ocho años en el cónclave que lo escogió tras la muerte de Juan Pablo II.Entre las primeras palabras pronunciadas por el pontífice latinoamericano, el argentino Jorge Mario Bergoglio, desde el balcón de San Pedro, pidió que rezaran por su predecesor, quien reside desde el 28 de febrero en Castelgandolfo, a las afueras de Roma.A los 76 años, el papa Francisco sucede a Benedicto XVI, quien renunció inesperadamente al cargo alegando “falta de fuerzas”.Será de todos modos una relación compleja. Varios vaticanistas revelaron que en 2005, el entonces cardenal Bergoglio, con un gesto claro pidió en el cónclave a los otros purpurados que se abstuvieran de elegirlo. Si bien los cardenales juran mantener el secreto de todo lo que ocurre en la capilla Sixtina, hace ocho años se filtró a la prensa que el cardenal argentino quedó segundo en las votaciones, detrás de quien se convirtió en Benedicto XVI.Varios expertos inclusive sospechaban que el premiado filme del italiano Nanni Moretti se había inspirado en esa anécdota, para describir el terror que invade al elegido cuando tiene que asumir el Papado.Ahora, después de la entronización en San Pedro del jesuita suramericano Francisco, muchos se interrogan sobre cómo será esa relación. El pontífice que renunció “no participará en la misa de entronización del nuevo papa”, adelantó claramente el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi… Y eso fue lo que sucedió.Antes de dejar definitivamente el Vaticano, Benedicto XVI designó a Bergoglio miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, un cargo clave para la iglesia de la región.El nuevo Papa formaba parte también del Pontificio Consejo para la Familia y de la congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.El papa emérito que siguió “con mucha atención y cercanía espiritual” todos los eventos y vio por televisión la misa “Pro eligendo pontifice” y en la tarde la entrada de los cardenales al cónclave, dedica buena parte de la jornada a la oración, según explicó el vocero de la Santa Sede.Benedicto XVI se trasladó a su residencia provisional en Castelgandolfo con un pequeño grupo de asistentes, entre ellos su secretario privado, el obispo Georg Gänswein.El religioso, que asistió a la ceremonia de inauguración del cónclave a la entrada de la capilla Sixtina, será seguramente el vínculo entre esos dos papas.El hombre de confianza durante los ocho años de pontificado de Benedicto XVI es prefecto de la Casa Pontificia, la oficina que organiza la agenda papal, fija las audiencias solemnes y privadas, dispone las ceremonias pontificias -excepto la parte estrictamente litúrgica- y coordina los preparativos de sus viajes.Si bien casi todos los expertos recalcan que su papel como enlace entre los dos pontífices será provisional, es la primera vez en la historia reciente de la Iglesia que el secretario papal deberá servir a la vez a dos papas.El papa emérito Benedicto XVI se trasladará en unas semanas a un convento del Vaticano que está en vías de reformas y podrá encontrarse en numerosas ocasiones con su sucesor en sus apacibles jardines.Se tratará de la primera vez en la historia que dos papas convivan dentro de las murallas del Vaticano, los dos vestidos de blanco y con el título de “Su Santidad”.La decisión de Benedicto XVI de abandonar el pontificado abrió el camino también a su sucesor para que llegado el caso renuncie.“De hecho, Benedicto XVI marcó el camino”, sostiene Bruno Bartoloni, autor de varios libros sobre el tema, quien ha seguido a seis pontífices. “Los futuros papas podrán renunciar con más facilidad”, sostiene Robert Sirico, director del centro de investigaciones Action Institut, en Estados Unidos, una posibilidad que transformará para siempre el rol vitalicio del jefe de la Iglesia Católica. Avanzan las beatificaciones de dos religiosos y un laico asesinadosEl proceso de beatificación de dos religiosos y un laico, asesinados en 1976 en Argentina durante la dictadura, obtuvo el aval del papa Francisco, por lo que se ingresó en la última etapa de estudio.La fase diocesana del proceso de beatificación se inició el 31 de mayo de 2011, “luego de haber recibido el aval de la Conferencia Episcopal, cuyo presidente era en ese momento el cardenal Jorge Bergoglio”, ungido papa el martes en el Vaticano, dijo el fraile Horacio Zabala.Los religiosos eran el fraile franciscano Carlos de Dios Murias, nacido en Córdoba y el párroco Gabriel Longueville, nacido en Francia, además del laico y cooperativista Wenceslao Pedernera, nacido en la provincia de San Luis (centro).“Hay dos comisiones. La que escuchó a unos setenta testigos, ya finalizó. La comisión histórica que analiza sus vidas puede terminar su labor en 2013 o 2014. Luego se envía el resultado al Vaticano”, dijo Fray Horacio, vicario provincial franciscano.Los cadáveres torturados y acribillados de Murias y de Longueville fueron hallados el 18 de julio de 1976 en un paraje de la pequeña localidad de El Chamical, provincia de La Rioja.“No tenían actividad política. Sólo pastoral. ¿Por qué los mataron? Considero que por predicar la justicia y la verdad cuando había prepotencia y dictadura”, dijo Fray Horacio.Murias tenía 30 años y Longueville 45 cuando ayudaban a pobladores de asentamientos y pertenecían a la pastoral del obispo de La Rioja, Enrique Angelelli.Angelelli fue asesinado el 4 de agosto de 1976, en un hecho que la dictadura intentó simular c
omo accidente de auto en la ruta, pero treinta años después se probó el homicidio en una causa abierta en la que está enjuiciado el ex dictador Jorge Videla.El obispo Angelelli estaba amenazado a raíz de sus denuncias sobre graves violaciones a los derechos humanos, en un país donde hubo millares de desaparecidos, muertos, exiliados y censurados.Una semana después del crimen de Murias y Longueville fue secuestrado y ejecutado Pedernera, de 39 años y padre de tres hijos, en la localidad riojana de Sañogasta.“A Pedernera lo fusilaron delante de sus hijos”, narró el vicario franciscano.Fray Murias era el único varón de cuatro hijos de un caudillo político de Córdoba (centro), según la página web de la orden de franciscanos en Argentina.“De su padre heredó el carácter fuerte, sincero y a veces duro que lo llevaba a decir lo que pensaba sin miedo y sin tapujos, y de su madre la constancia y capacidad de lucha”, escribió Graciano Zanín, ministro provincial franciscano.Ordenado sacerdote por Angelelli, Murias ofició en barrios pobres de la periferia de Buenos Aires hasta ser trasladado a La Rioja.Según Zanín, agentes dictatoriales “escuchaban y grababan todos los sermones y espiaban constantemente todos los movimientos, encuentros y actividades del obispo y de sus colaboradores”.Longueville, hijo de una familia campesina y ordenado sacerdote en 1957, ingresó a una organización del apostolado francés que prepara sacerdotes para enviarlos a América latina.En 1970 llegó a Argentina, en plena turbulencia política por las rebeliones populares contra la dictadura del general Juan Carlos Onganía.En 1971, se radicó en El Chamical, donde se lo recuerda como “hombre de paz, sensible, poco conversador, escondía una alma profunda y de gran capacidad de trabajo y abnegación”, según el portal especializado Ecce Christianus.“Vivió en la pobreza evangélica. Fue artista de alma. Tallista y pintor autodidacta”, según dicho perfil.En el lugar donde fueron hallados los religiosos, rebautizado Los Mártires, hay una pequeña gruta que les rinde homenaje. Entre la emoción y las críticasLa noticia de que el papa Francisco quiere beatificar a Carlos de Dios Murias le provocó sensaciones encontradas a Marta Murias. La hermana del sacerdote dijo estar emocionada por la posibilidad de que sea declarado beato, pero se quejó porque la Iglesia “nunca” le abrió las puertas a su familia para esclarecer el crimen.Carlos Murias (30) fue secuestrado el 18 de julio de 1976, en la localidad riojana de Chamical. Su cuerpo y el del sacerdote francés Gabriel Longueville -a quien habían capturado con él- apareció un día después, a la vera de la ruta 38.Marta Murias contó que la posibilidad de que su hermano sea el primer beato declarado por el papa Francisco le generó “gran emoción y muchísima satisfacción personal y espiritual”. Y si bien señaló que “ya sabía que el proceso de beatificación se había iniciado en 2011” a pedido del cardenal Jorge Bergoglio (quien por entonces estaba al frente del Episcopado argentino), destacó que “no esperaba esta noticia tan rápido”.Pero para Marta, no todo es emoción. Recordó también que la Iglesia no los apoyó durante la dictadura. “Cuando nosotros (la familia Murias) estábamos en una lista negra, llamamos por auxilio al (ex cardenal) Raúl Primatesta y nunca nos abrió la puerta”, se quejó. Por eso, explicó que cuando años atrás llegó una delegación del Vaticano a hablar con su familia y la de Longueville “para ver qué pasó” a ella le “cayó muy mal”.





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