POSADAS. Un cabo de la Policía de Misiones y un ex convicto que purgó condena por un robo calificado fueron detenidos a última hora del lunes, después de asaltar a mano armada y con la pistola reglamentaria del uniformado una farmacia de la capital provincial.Después de una cinematográfica persecución y gracias a la colaboración de empleados de la empresa de seguridad privada contratada por el comercio que funciona al lado del local, el policía ladrón y su cómplice fueron detenidos a unas catorce cuadras del lugar del hecho.Los momentos de tensión que vivió el empleado de la farmacia, de 21 años, quedaron registrados en las cámaras de seguridad. PRIMERA EDICIÓN tuvo acceso a las estremecedoras imágenes, en donde se identifica claramente a uno de los delincuentes.El uniformado devenido en malviviente y el ex convicto permanecen ahora detenidos a disposición del magistrado José Alberto López, al frente del Juzgado de Instrucción 7 de Posadas, quien dirigió las pericias en el lugar donde la pareja de forajidos fue apresada.El uniforme manchadoComo quedó registrado en las filmaciones de las cámaras de seguridad, todo comenzó a las 23.01 del último lunes, en la farmacia Madre Teresa, emplazada sobre avenida Maipú casi Morcillo de Posadas.A esa hora el comercio era atendido por un empleado de 21 años, estudiante de farmacéutica, quien realizaba un trabajo práctico para la facultad cuando ingresó quien parecía un supuesto cliente.El recién venido, de gorra y chomba amarronada, caminó a paso firme hasta el mostrador y rápidamente expuso sus verdaderas intenciones al extraer de la cintura una pistola calibre 9 milímetros. “¡Dame la plata! ¡Dame todo lo que tenés!” lanzó el ladrón ante el sorprendido auxiliar de farmacéutico, quien primero -como se ve en las imágenes- sólo atinó a levantar las manos para evitar que el delincuente lo lastimara.Una vez que pudo reaccionar y ante el temor de perder la vida de un disparo, el joven comenzó a retirar el dinero de la caja registradora y se lo fue entregando al malandra, que continuaba apoyado en el mostrador como si se tratara de un cliente más; con el arma apuntando a su víctima, claro. “Tranquilo, tengo familia”, le alcanzó a decir la víctima pidiendo piedad. “Si no hacés nada, no te va a pasar nada”, fue la respuesta del ladrón.En total, el joven le entregó una suma aproximada a los 2.600 pesos. Como había billetes de distinta denominación y eran muchos, hasta le pidió una bolsa de plástico en la que guardar el botín.El delincuente ya tenía el dinero en las manos y a punto estaba de marcharse cuando descubrió que estaba siendo filmado por una cámara de seguridad ubicada sobre uno de los estantes. Fue el momento de mayor nerviosismo, ya que el asaltante le pidió que lo lleve hasta la parte de atrás, para destruir el disco rígido en el que se guardan las imágenes.“¡Llevame para atrás! Quiero romper todo eso”, dijo el ladrón. “Pero yo soy nuevo, no se dónde está todo”, le respondió el joven, que hace apenas tres meses comenzó a trabajar en la farmacia. Siempre a punta de pistola, el malhechor lo obligó a tirarse al piso. Luego guardó el arma nuevamente en la cintura y salió caminando hacia la calle, como si no hubiera pasado nada. En la vereda lo esperaba un Fiat Uno blanco al mando de su cómplice, con el que intentaron perderse.Intentaron, justamente. Porque los empleados de la firma de seguridad habían seguido sus pasos por el circuito cerrado de televisión y, como la misma tiene un local al lado de la farmacia, no tardaron en subirse a sus vehículos e iniciar la persecución.Alertados del hecho por los propios guardias, efectivos del Comando Radioeléctrico de la Unidad Regional I se sumaron al procedimiento, que culminó algunos minutos después, cerca de la intersección de las avenidas Uruguay y Bouchardo, a aproximadamente catorce cuadras de la farmacia.En ese lugar, testigos le contaron a PRIMERA EDICIÓN que el primero en bajar del Fiat Uno fue el conductor, quien resultó ser un cabo de la Policía de Misiones con prestación de servicios en la Dirección de Seguridad y Vigilancia, paradójicamente destinado actualmente a cuidar las instalaciones del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables, sobre calle San Lorenzo, en el centro de Posadas.Las fuentes aseguraron que el uniformado intentó “hacer uso” de su título como funcionario público para intentar “zafar” de la detención, algo que no logró. “Esperen, no; yo soy policía”, gritó frente a sus colegas. La presencia de los guardias de seguridad atestiguando el operativo resultó clave, ya que en ningún momento perdieron de vista el vehículo en el que escapaban los ladrones.Pese a la detención del policía, su cómplice no bajó del automóvil y los efectivos del Comando debieron hacer uso de la fuerza para apresarlo. Se trataba de un ex convicto que salió en libertad hace un año, después de cumplir una condena por un hecho de robo. En síntesis, la ley y el crimen, de la mano.Ante la gravedad del episodio, el propio juez López llegó hasta Uruguay y Bustamante y dirigió las pesquisas.En la escena se secuestró el arma utilizada en el hecho, que resultó ser la pistola reglamentaria del policía involucrado. Además, en poder de los apresados hallaron los 2.600 pesos que robaron de la farmacia.Por las características vertidas por el empleado del comercio y las imágenes de las cámaras de seguridad, los detectives llegaron a la conclusión de que el delincuente que ingresó al comercio fue el ex convicto, un albañil de 36 años con domicilio actual en el barrio A-3-2. El policía, de 28, fue quien aguardó en el automóvil.Como marca el procedimiento, una vez detenido el policía queda automáticamente en situación pasiva y desde la Dirección de Asuntos Internos de la Policía ya se lleva adelante una investigación administrativa que podría costarle muy caro. Es que lo atraparon “in fraganti”, haciendo lo que justamente debe evitar que se cometa. “Cuando le vi la cara al policía, me dio miedo”POSADAS. Si bien el susto mayor se lo llevó uno de sus empleados, a Sofía Castelli (41) nadie podrá hacerle olvidar el terror que sintió minutos después del atraco, cuando llegó hasta el punto final de la persecución y se topó con los dos delincuentes que habían entra
do a robar en su farmacia.“Cuando le vi la cara al policía me dio como una sensación de miedo”, le contó a este medio la comerciante, horas después del episodio y todavía conmovida al ver una y otra vez las imágenes de la pesadilla que se vivió en su negocio.“Él estaba haciendo un trabajo práctico cuando lo sorprendió el ladrón, que enseguida nomás sacó el arma y comenzó a amenazarlo”, cuenta Sofía sobre el relato que le hizo el empleado, todavía en estado de shock y con la persecución policial aún en vigencia.Como quedó registrado en el sistema de videovigilancia de la empresa de seguridad privada, el atraco duró poco menos de dos minutos. No obstante, como cuenta Castelli, para el joven auxiliar de farmacéutico que atendía en ese momento “fue un calvario”.Cuando PRIMERA EDICIÓN visitó el local, ayer por la mañana, el joven no estaba trabajando. “Le dimos licencia hasta que se recupere, porque no estaba bien. Fue una sensación muy fuerte”, explicó Castelli en relación al muchacho, padre de una criatura y estudiante de la carrera de Farmacia. A sabiendas de que un policía participó del violento atraco, la mujer no ocultó su indignación, aunque reconoció que una vez que se inició la persecución, “desde la Policía todo se hizo bastante rápido”. Al respecto, reconoció que el hecho no le hizo perder la confianza en la fuerza -“no son todos así”, aseguró- aunque reconoció que ya tiene pensado instalar nuevas medidas de seguridad en el comercio para evitar que un hecho de este tipo vuelva a pasar.“Primero que nada, hemos decidido que a partir de las 21 se va a atender por una ventanilla, detrás de una reja, con un timbre para que los clientes llamen al encargado. También vamos a tener un guardia de seguridad durante el tiempo que esté abierta la farmacia”, explicó.Sin dudas, el episodio cambió para siempre la tranquilidad con la que, hasta ayer, se atendía en la farmacia de la avenida Maipú.





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