EL ALCÁZAR (Enviada especial). Otto Schulz es un productor citrícola de esta localidad que tuvo una experiencia poco grata con la cosecha de mandarina de la variedad Okitsu de este año -como muchos también quizás lo vivieron- como consecuencia de las medidas establecidas por el Servicio Nacional de Sanidad Agroalimentaria (Senasa), tras la aparición del HLB (enfermedad de los citrus) sumada a las intensas lluvias de febrero (mes en el que se inicia habitualmente la cosecha), lo cual hizo que perdiera gran parte de la producción. “No pude cosechar mucho por el mal tiempo, que me jugó una mala pasada, y tuvo que quedar mucha producción por las plantas. Se pasó el tiempo establecido para cosecharlas y mucho ya no se puede hacer”, lamentó el colono que tiene una importante producción en una chacra del municipio de El Alcázar.Durante la visita que le realizó recientemente PRIMERA EDICIÓN, relató: “El citrus de exportación se cosecha no verde ni maduro; sino más bien cuando está por madurar. Ahora se pasó, está todo maduro, entonces ya no va más a exportación. Ahora vamos a ver si la ubicamos para industria, tenemos una fábrica en Montecarlo pero tampoco la compran en grandes cantidades, ya que se trata de una fábrica que es chiquita y también tiene en cuenta si la fruta se encuentra en una etapa de maduración total, porque en esa situación no les sirve”.“Además estamos teniendo muchas limitaciones con el Senasa por el tema de enfermedades”, comentó el colono cuando fue consultado por la razón por la que prioriza cultivar sólo una variedad de la fruta. La enfermedadY explicó: “Por ejemplo, la Okitsu es una variedad que no agarra cancrosis (o cancro de los cítricos, una enfermedad bacteriana de los cítricos que produce una caída prematura de hojas y frutas). Acá también sucede que la mayoría tiene cancrosis, entonces si hay un citrus con esta enfermedad al lado no certifican el lote de Okitsu aunque no la tenga. Entonces hay que hacer solo una variedad”, sostuvo algo resignado el productor, mientras se puede observar en un sector de la chacra las plantaciones de mandarina que aún cuentan con buenas cantidades de frutas en las ramas. “No hay un radio de límite de veinte metros con cortina de un citrus al otro y como tenemos los lotes chicos, queremos aprovechar al máximo porque si dejamos veinte metros entre cada planta no nos alcanzará el espacio”, detalló agregando al mismo tiempo que “nos perjudicó al comienzo de la cosecha la medida establecida porque la fruta estaba para cosecharse y no teníamos una respuesta del Senasa, sobre si se podía sacar mercadería de la provincia. Cuando autorizaron la fruta estaba para cosechar y ya el tiempo comenzó a jugarnos una mala pasada porque comenzó a llover seguido y se pasó el tiempo”.El colono dibujó la situación que se vivió en los primeros días de cosecha de esta manera: “Cuando la fruta comenzó a salir de la provincia se acordaron (el Senasa) que tenían que tomar la medida. Es una mala acción del Senasa que nos perjudicó a los productores”.Por otra parte, Otto también afirmó que son pocos quienes pueden realizar el proceso de lavado de la fruta que exige el organismo sanitario: “Son pocos los productores que lo pueden hacer porque se necesita un drenche para hacerlo. En la provincia no hay, si bien tenemos una asociación de citricultores tiene un solo drenche y no da para todos los productores”, explicó el colono.





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