POSADAS. El escándalo por la muerte de la maestra rural Carmen Mirta Rosa (47), hallada sin vida en un trillo del barrio Los Potrillos de Garupá el 14 de febrero pasado, se agigantó ayer aún más al conocerse los resultados de la autopsia, que revelaron que tenía el tabique nasal destrozado y hematomas en distintas partes del cuerpo producto de lo que habría sido una feroz golpiza.El examen médico aportó datos que resultarán clave para la investigación que maneja el magistrado Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6 de Posadas, quien el último lunes allanó la comisaría seccional Quinta y el martes ordenó la detención de tres policías, quienes aparecen ahora bajo la mira por el misterioso final de la docente.Esa nueva información, a la que PRIMERA EDICIÓN accedió en forma exclusiva, dejó al descubierto la teoría de que los golpes en el cuerpo no se condicen precisamente con los de una caída accidental.En ese sentido, una fuente de la investigación aseguró que Rosa tenía destrozado el tabique nasal y un importante traumatismo en la zona superior del cráneo.Además, los forenses hallaron una lesión en forma de triángulo cerca de uno de los tobillos de la víctima, como si le faltara una parte de piel en ese lugar.Sin embargo, el descubrimiento más trascendente tiene que ver con el claro hematoma producido por un golpe en la zona abdominal baja, específicamente a la altura de la vejiga.Como es sabido, el estallido de ese órgano fue el que le provocó la muerte a la docente. Ahora, ese hematoma parecería descartar la teoría de un hecho natural -máxime si se tiene en cuenta que los familiares aseguran que no sufría ninguna afección vinculada al sistema urinario- y reafirmaría la sospecha de que Balor y sus colaboradores están frente a un hecho de homicidio.“Mediante esos indicios podemos llegar a suponer que el estallido de vejiga pudo haberse provocado por un golpe ‘bien dado’ en la zona”, sintetizó un experto en cuestiones criminales.Otro “detalle” que se conoció con los resultados del análisis forense fue que bajo las uñas de la docente no se habrían encontrado restos de tierra. Esta situación abre un abanico de posibilidades, como que por ejemplo la mujer no se arrastró por sí sola esos treinta metros por el trillo a un costado de la cancha de Los Potrillos, sino que fue arrastrada por una o más personas sin oponer resistencia.Presumiblemente hoy, los tres policías detenidos el martes prestarán declaración indagatoria ante el juez Balor. Se trata de un oficial ayudante, un agente -serían hermanos- y un cabo con prestación de servicios en la Quinta. Los tres habrían sido quienes acudieron al barrio Santa Clara III para asistir a Rosa, que sufría un nuevo cuadro de esquizofrenia, el pasado jueves 14 de febrero. Estaría prácticamente confirmado que fueron ellos los últimos en verla con vida. Ahora, la Justicia intenta determinar si tuvieron algo que ver con la muerte de Rosa, una sospecha que retumba cada vez más con más fuerza entre los investigadores. Creen que agonizó tres horas antes de morirOtro de los puntos vitales que arrojó el examen forense tiene que ver con el tiempo aproximado que agonizó Carmen Mirta Rosa desde que sufrió el estallido de la vejiga hasta su deceso.Para los médicos del Cuerpo Médico del Poder Judicial, aseguró una fuente, entre el golpe que habría resultado fatal y la muerte de la mujer habrían transcurrido unas tres horas, aproximadamente.Ese dato no es menor. Al contrario, podría determinar las responsabilidades que pudieran caberle a los tres policías que se acercaron hasta el barrio Santa Clara III de Garupá para “asistir” a la docente.Según el relato de testigos, la patrulla de la comisaría seccional Quinta arribó a la casa de los vecinos que colaboraron con Rosa alrededor de las 13.40 de aquel jueves 14 de febrero del corriente.Al parecer, la mujer llegó hasta el lugar después de sufrir un nuevo ataque de esquizofrenia. Estaba calmada, pero perdida, según le habrían contado los dueños de la casa a la Justicia.Fue entonces que el vecino llamó a la Policía para dar aviso de lo que sucedía. Como la patrulla nunca llegaba, se subió a su motocicleta y fue directamente hasta la comisaría.A veinte minutos de las 14 llegó el móvil policial a Santa Clara III. El propio vecino colaboró con los policías a la hora de subir a la mujer al patrullero, que luego partió raudo de la escena, teóricamente de regreso a la guardia. Desde ese momento, todo se vuelve difuso.Alrededor de las 17, el cuerpo sin vida de Rosa apareció al costado de la cancha del barrio Los Potrillos. Si para los forenses la supuesta serie de golpes que terminó en el estallido de la vejiga se produjo unas tres horas antes del deceso, y si todavía estaba con vida a las 13.40, la sospecha fuerte pasa porque Rosa pudo haber sido agredida a eso de las 14, más o menos.Y si fue llevada por la patrulla unos veinte minutos antes del presunto ataque, las sospechas son muchas. De allí que la Justicia, a casi un mes del hecho, finalmente haya procedido a la detención de los policías en averiguación del hecho.





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