BUENOS AIRES (Agencias y diarios digitales). En su primera aparición publica tras la designación del argentino Jorge Bergoglio como Papa de la Iglesia Católica, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sin nombrar al Cardenal, lo felicitó y le deseó “mucha suerte” en “esta misión pastoral”, en un día “histórico para Latinoamérica”.Desde Tecnópolis, después de una extensa defensa de su gestión, la mandataria dijo: “Hoy es un día histórico, y no quiero dejar de mencionarlo: por primera vez en los dos mil años va a haber un Papa que pertenece a Latinoamérica, y le deseamos de corazón a Francisco I que pueda lograr mayor grado de confraternidad entre los pueblos y las religiones”, aseguró.“Le deseamos toda la suerte del mundo en esta misión pastoral”, afirmó, e hizo mención a Francisco, nombre escogido por Bergoglio para asumir como Papa. Tengo entendido que es por San Francisco de Asís. Que sea la opción para que las altas jerarquías podamos volvernos a encontrar en la misma condición humana; con amor, justicia y equidad”.“Todos mis deseos de buena ventura y de buena misión pastoral para todos los habitantes del mundo. Sé que hay muchos argentinos que tienen otra religión o que piensan diferente, pero no hay ninguno que no quiera que el mundo esté mejor”, aseguró Cristina.Además, la presidente le pidió al nuevo Papa que “lleve el mensaje a las grandes potencias del mundo para que dialoguen y puedan convencer a los poderosos de que finalmente dirijan la mirada a sus ciudadanos y a los pueblos emergentes”.Antes de pronunciar las palabras alusivas a la designación del Papa argentino, la Presidenta habló de la inauguración de un barrio con 50 casas sociales en la localidad de Pehuajó bajo el nombre de “Hugo Chávez Frías”, en alusión al difunto presidente venezolano.“La cadena nacional no la utilizamos con una intención proselitista, sino para comunicar nuestra acción de gobierno: Hemos inaugurado el barrio Hugo Chávez Frías en Pehuajó. Además, en dos días hemos inaugurado un gasoducto en Neuquén y Rio Negro y otro en La Pampa”, aseguró.Insólita discusión en DiputadosDiputados oficialistas y opositores se trenzaron ayer en una fuerte discusión a los gritos por un pedido de cuarto intermedio para escuchar las palabras del flamante Papa Jorge Bergoglio, rechazado por el bloque del Frente para la Victoria.“Son unos maleducados”, disparó el diputado del Partido Demócrata de Mendoza y aliado macrista, Omar de Marchi, que había pedido la palabra para reclamar un alto en el homenaje que le realizaba la Cámara baja al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.El argumento del FpV para rechazar la moción fue la falta de quórum en la sesión, aunque el diputado kirchnerista e hijo de desaparecidos, Horacio Pietragalla, dejó entrever un descontento con la figura del ex arzobispo de Buenos Aires, al sostener que “fue un colaborador de la dictadura”.La noticia, que se conoció en simultáneo a nivel mundial, llegó al recinto a las 16.18, cuando se encontraba en uso de la palabra la diputada de Unión por Todos, Patricia Bullrich, quien felicitó a Bergoglio por su papado.La peronista disidente Claudia Rucci se abrazó en los pasillos con algunos colegas en señal de alegría por la elección del cardenal argentino. La también justicialista opositora Graciela Camaño intentó, en vano, convencer Domínguez de suspender momentáneamente la sesión: “Los que profesamos la fe católica queremos participar de este hecho histórico, que para este país es un orgullo”.El jefe del bloque radical, Ricardo Gil Lavedra, expresó la “gran satisfacción” de su bancada por la elección de Bergoglio y reclamó que el cuerpo de diputados apruebe una declaración de beneplácito por el cardenal. El jefe de la bancada del FpV, Agustín Rossi, aclaró que el oficialismo recibió con “gran beneplácito” la noticia de la llegada de Bergoglio al máximo escalafón de la Iglesia. Un peronista de tensa relación con el gobierno kirchneristaJorge Bergoglio, flamante Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, llegó a ser tildado como “jefe de la oposición” por el expresidente Néstor Kirchner y ha mantenido durante años una tensa relación con el Gobierno.Los reiterados cortocircuitos entre el exarzobispo de Buenos Aires y la administración kirchnerista, por temas vinculados con la pobreza, la inseguridad o la corrupción en el Poder, registraron su pico de alto voltaje durante la discusión de la ley sobre Matrimonio Igualitario en el país.En ese momento, a mediados de 2012, una carta enviada a las religiosas carmelitas de la provincia de Buenos Aires, y filtrada a la prensa, generó un revuelo de proporciones, dado que Bergoglio calificó a la iniciativa -impulsada por la presidenta Cristina Kirchner- como “una movida del Diablo”.La relación del flamante Papa con la jefa de Estado argentino es definitivamente mala, a diferencia de lo que ocurre con otros funcionarios del Gobierno, como por ejemplo, el presidente de la cámara de Diputados, Julián Domínguez.Con el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, Francisco I mantiene un vínculo respetuoso y el mandatario se lleva bien con el vocero del excardenal, Guillermo Marcó.El diálogo entre Bergoglio y algunos referentes de la oposición es bastante más fluido: por ejemplo, Elisa “Lilita” Carrió siempre mencionó que el nuevo Sumo Pontífice era su confesor personal en Buenos Aires.La diputada nacional Gabriela Michetti también mantiene una estrecha relación con el sacerdote e incluso generó ruido en el seno del PRO cuando respaldó la postura de Bergoglio y se opuso al matrimonio gay, pese a que el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, apoyaba la iniciativa.El senador radical Ernesto Sanz, el exministro de Economía Roberto Lavagna y el titular de la cartera de Educación de la Ciudad, Esteban Bullrich, son otros dirigentes políticos que forjaron una buena relación con Bergoglio.En cambio, el senador kirchnerista Aníbal Fernández es uno de los críticos más conspicuos que acumula el flamante Papa en el gobierno nacional, sobre todo después de que Kirchner lo tildara de “jefe de la oposición”.Es más, el expresidente dejó de asistir al tedeum del 25 de Mayo en la Catedral metropolitana a partir de 2005 l
uego de un mensaje en clave de Bergoglio, pero dirigido a los Kirchner, en una homilía en la que habló de “exhibicionismo y los anuncios estridentes” presuntamente del Gobierno.Años más tarde, el ahora Papa se reunió primero con dirigentes agropecuarios y luego con el exvicepresidente Julio Cobos, e incluso reclamó un “gesto de grandeza” a Cristina para destrabar el conflicto con el campo de 2008, lo que acrecentó el recelo de la Casa Rosada hacia su persona.La crispación social es otro de los temas que, a juzgar por sus comentarios, mantenía preocupado a Bergoglio en los últimos tiempos, endilgándose responsabilidad por esta situación, aunque elípticamente, a la Casa Rosada.A fines del año pasado, Bergoglio habló sobre el riesgo de que se creen “dos bandos irreconciliables” en el país, producto de disputas ideológicas.De todos modos, el excardenal también supo calzarse los zapatos de militante político y, de origen peronista, integró las filas de la denominada “Guardia de Hierro”, una agrupación justicialista de la década de 1970 que ganó fama por su concepción férrea del Poder y su secretismo.El primer Papa jesuita de la historia de la Iglesia Católica también confrontó duramente con el gobierno kirchnerista cuando saliera en defensa del obispo castrense Antonio Baseotto, quien había dicho que el por entonces ministro de Salud, Ginés González García, “merecería ser tirado al mar”.Baseotto se expresó en esos polémicos términos, en 2005, después de que González García se manifestara partidario de la despenalización del aborto.Al Gobierno Nacional tampoco le han caído bien los documentos de la Iglesia argentina que suele promover Bergoglio, por el contenido político de esos pronunciamientos, de la Conferencia Episcopal por ejemplo, y las críticas a la gestión oficial.





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