POSADAS. Acosados por el aumento de los costos fijos que genera mantener un local comercial en pleno centro o esperanzados en “dar en la tecla” abriendo un emprendimiento en una zona no tradicional, los comercios posadeños empiezan a instalarse en lugares impensados hasta hace un par de años atrás. Tras una recorrida realizada por PRIMERA EDICIÓN, la opinión generalizada es que el crecimiento y concentración poblacional en los barrios (principalmente) del Iprodha ha sido tan grande, que ello disparó la demanda de diferentes rubros.Las despensas o minimercados nunca faltaron en los barrios, como tampoco una ferretería, así que nada de eso resultaría novedoso, pero sí lo son boutiques que comercializan ropas de marcas conocidas, tanto para hombre como para mujeres, gimnasios con máquinas de última generación, casas de respuestos y accesorios para autos y motos, pinturerías, cotillón, panaderías y farmacias, entre otros, que apostaron a trabajar lejos del centro.“Hace tres años que estamos acá sobre la Tacuarí -y calle 113- con ropa femenina, masculina, accesorios, zapatos, carteras… nuestra clientela es variada, gente del barrio como así también del centro, que viene hasta acá, porque encuentran marcas de primera línea y no tienen inconveniente en estacionar, pueden estar tranquilos, elegir sin apuros…”, indicó Vanina Acosta, encargada de UMMA, una boutique muy bien instalada, en un local de bondadosas dimensiones, camino a Villa Cabello.“Por ser una zona de barrio se vende muy bien, más sobre los fines de semana, donde hay más movimiento. La ventaja que tenemos es que el local es propio… Pero salir a los barrios hoy es una buena alternativa para los comerciantes, siempre y cuando no abusen de los precios y ofrezcan mercadería de primer nivel, no que vendan algo de segunda y cobren como en un local del shopping”, apuntó Acosta.Sobre la avenida López y Planes también sigue extendiéndose la apertura de locales comerciales. Antes existía sólo una concentración en la zona de su intersección con la avenida San Martín, y algo similar ocurrió en tiempos más actuales al llegar a la avenida 115. Hoy ese tramo empezó a cambiar su fisonomía y cada vez son más las construcciones que dejan ver una clara intención de instalar allí un comercio.Una playa de venta de autos, un local de repuestos, con elementos para automóviles, una farmacia, le dan vida a la López y Planes. “Vendemos repuestos desde hace siete años en la zona, primero estuvimos más cerca de Villa Cabello y ahora acá hace tres años en este local (López y Planes al 5600). Trabajamos bien, con buena demanda. Fuimos unos de los pioneros en el rubro en animarse a salir de la tradicional avenida Uruguay donde se concentra la mayoría de los negocios del rubro repuestero y no nos fue mal”, explicó el encargado de la firma Reposiciones.Gimnasia en el barrioIr al gimnasio del barrio, años atrás, por lo general significaba acceder a un local con máquinas precarias, y al que concurrían los muy fanáticos o amigos del dueño, que por lo general era el instructor. Actualmente hubo un cambio, para bien, en el que existe “más conciencia, en especial de la gente mayor, sobre la necesidad de evitar el sedentarismo y concurren a al gimnasio”, indicó Rodolfo Villalba, propietario de un gimnasio situado a escasos metros de la iglesia Santa Rita.Villalba es especialista en la modalidad powerlifting (deporte de fuerza que consiste en tres eventos: el press de banca, las sentadillas y el peso muerto).El gym de Villalba es muy completo, con máquinas modernas que permiten trabajar los diferentes músculos del cuerpo, situado sobre la avenida Chacabuco al 6200. “Acá estoy hace un año y dos meses, anteriormente también estaba en Urquiza y 115, en el barrio Docente, pero me quedó chico el lugar, lo que me obligó a mudarme. Santa Rita es un barrio grande, con muchos habitantes y pocas actividades físicas. Estoy muy contento de haber puesto el local porque es un compromiso moral, propio de poder ayudar a la gente, incluso lo que más llama la atención es que se olvidan de la alimentación, muy pocos desayunan, por ejemplo, y eso les va afectando la calidad de vida”, destacó Villalba.En Itaembé Miní también se observan varios gimnasios, incluso en el ingreso principal, hay dos separados a poca distancia uno de otro, que según comentaron, tienen una muy buena asistencia. “Vivimos de la cuota que pagan los que asisten y acá es mucho más barato de lo que se paga en uno del centro porque acá el precio del alquiler es menor. Tenemos buena demanda, mayor a lo que pensamos inicialmente y esto sigue creciendo”, apuntó Roberto Gómez.También en Itaembé Miní una pandería funciona las 24 horas (Tentaciones), lo que por lógica demuestra que en esa zona hay compradores a cualquier horario. “Crecen las ventas los viernes, sábados y domingo. Vendemos todo lo que es panificado tradicional y también comida elaborada, que tiene una gran aceptación, en especial en el horario del mediodía, cuando la gente regresa del trabajo”, explicó María Belén Benítez, a cargo del local.Así las historias se repiten y trazan un panorama alentador para quienes pretendan emprender su propio negocio, en barrios alejados del centro, donde los alquileres, por ahora se acercan más a la realidad.





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