ELDORADO. La Escuela 1452 para Jóvenes y Adultos, turno noche del kilómetro 5 de Eldorado inició el ciclo lectivo como todas las demás escuelas, pero entre los alumnos que asisten al horario nocturno de la enseñanza primaria hay una muy especial: María Ramona Ovando.Parece mentira ver llegar a María a la escuela con una amplia sonrisa para comenzar a estudiar y tratar de completar los estudios primarios, con un aspecto totalmente distinto al que todos conocimos durante su juicio. Distendida, María contó a PRIMERA EDICIÓN que si bien siempre quiso seguir estudiando, este año no estaba en sus planes hacerlo pero que la insistencia de una de las maestras fue lo que la impulsó a anotarse, “mirá María, tenés que anotarte para entrar en la escuela, me dijo, entonces procuré y me anoté en la escuela y los anoté a tres de mis hijos también”.El primer día de clases María no pudo asistir pero si lo hizo al día siguiente, “me fue re bien el primer día de clases, la directora me recibió muy bien y estoy muy contenta”, dijo. María quiere aprender, por eso va a la escuela. “Hoy en día, yo quiero ir a algún lugar o mi hija me manda a comprar algo y como no sé leer ¿cómo voy a ir a comprar?, por eso me encantaría aprender a leer”. Al referirse a su maestra comentó que confía en la paciencia que tendrá con ella y que le cayó muy bien. Una de sus compañeras es su vecina quien también la alentó para continuar la escuela, “hoy vine un poco tarde pero vine y es seguro que voy a seguir estudiando. Desde que salí de la cárcel estuve haciendo un poco de crochet, pero ahora dejé porque estoy trabajando tres veces por semana y cuando cobre me voy a ir a ver a mis hijos. Hace dos meses que estoy trabajando, antes no me esperaba esto…”, confió emocionada.“Tengo un varón y dos nenas que vienen conmigo a la escuela y ellos también quieren terminar. Mi hija tiene 21 años y tiene 2 hijos, entonces tiene que traer a los dos bebés también. Todos venimos juntos”, señaló. El primer día de clase para María fue una experiencia muy linda, “empezamos haciendo dibujitos primero y yo practico mucho la letra a porque no entiendo tanto”, admitió.María se sienta en una silla y abre su mochila de color rosa y saca un par de útiles que le entregó la propia directora de la escuela, “la escuela nos dio los útiles a mí y a mis hijos, porque yo no tenía para comprar”, recordó. “Estoy muy emocionada y contenta porque veo a los gurisitos y a mis nenas, el domingo estuve con mi papá que vino a mi casa y el lunes me fui a llevarlos a ellos”. La sensación de María al salir de la escuela no es la misma de cuando estaba en el penal de mujeres de Villa Lanús en la ciudad de Posadas, hoy por hoy cuando toca el timbre de salida, ella va directamente a su casa donde la esperan sus hijos, dejando atrás aquella imagen que ella la describe así “no es la primera vez que me siento en un grado, cuando estaba en el penal fue la primera vez, pero ahora es diferente, por lo menos de acá yo digo, voy a mi casa y me siento, tomo un tereré tranquilo y allá no (el penal)…”Convencida de su futuro María Ovando, que no para de sonreír señala “estoy orgullosa de haber empezado la escuela y cada vez más, no voy a parar, voy aprender a leer, no voy a dejar ni voy a faltar, esa es mi idea”. Al transcurrir la entrevista, María se va soltando cada vez más y se siente muy cómoda hablando, tanto que para finalizar dejó un consejo para aquellas mujeres que no han tenido la posibilidad de estudiar, “ojalá que tomen la decisión igual que yo y que vengan a la escuela, que se animen…”. María asiste a la escuela con su hija Ana (21) y sus hijos Catriel (17) y Juan (23). Con ellos van sus nietitos, hijos de Ana.





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