PUERTO IGUAZÚ. A la falta de abastecimiento por poca capacidad de agua potable, ahora se le suma la problemática de la infraestructura que dejó sin servicio al centro de la ciudad y peligra que suceda lo mismo en toda la localidad.Varias zonas del centro de la ciudad permanecieron cinco días sin el vital líquido durante esta semana, debido a la rotura de un caño cuando el sector de Obras Públicas de la Municipalidad abría las canaletas para hacer correr el agua de lluvia para que no se inunden las calles.Esto sucedió el sábado y recién ayer se solucionó el inconveniente que dejó sin agua potable al barrio de Villa Tacuara. Fue resuelto por personal del Instituto Misionero de Agua y Saneamiento (IMAS), encargado de abastecer esta localidad. Roxana, vecina del barrio, reclamó que “estuvimos cinco días sin una gota de agua y nadie aparecía a solucionarnos el problema”.Desde Imas aluden la falta de personal para ir reparando los inconvenientes cotidianos, ya que lo mismo estuvo sucediendo hasta ayer en la intersección de la avenida República Argentina y Jangadero, donde un caño produce pérdidas.Debido a ello, algunos comerciantes de la avenida República Argentina comentaron que aún permanecían sin el servicio lo cual les dificultaba mucho el trabajo diario.Por otra parte, una gran preocupación de los vecinos de Villa 14, es el desmoronamiento de la calle El Urú, que se produjo con la intensa lluvia del fin de semana. Allí, está ubicado el caño maestro que abastece a toda la localidad y que quedó colgando a la intemperie con el peligro de romperse en cualquier momento.Desde Imas sostienen que no es de su competencia la reparación sino que el municipio debe recomponer la calle en donde el empedrado cedió con la lluvia.Son varios los inconvenientes a causa de este desmoronamiento ya que las lluvias persisten y los vecinos temen que el arroyo Ramón Ayala, que está muy cerca, se desborde provocando la inundación de las casas vecinas.El secretario de Obras y Servicios Públicos del municipio, Telmo Albrecht, argumentó ante los vecinos que van a proceder a rellenar la calle El Urú cuando cese la lluvia, ya que de lo contrario no pueden trabajar allí. Mientras tanto, para que no suceda lo peor, Imas sostuvo con una madera el caño que había quedado pendiendo sobre el asfalto desmoronado.La queja de los vecinos es constante, algunos porque temen que se inunde sus domicilios y otros porque no quieren quedarse sin agua, mientras que tanto el Imas como el municipio siguen estirando los tiempos de solución.





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