POSADAS. Tan increíble como cierto, en Posadas se dio lo que podría llamarse “el colmo de la inseguridad”. Una motocicleta de alta gama que había sido recuperada por un hecho de robo y permanecía secuestrada en la comisaría seccional Novena desapareció de la dependencia misteriosamente durante más de dos días.Lo que hasta el momento parecía ser un insólito hecho de robo tomó otro sentido en las últimas horas, cuando el propietario del rodado denunció públicamente que el vehículo habría sido “entregado” por un efectivo policial con prestación de servicios en esa comisaría.Fuentes de extrema confianza consultadas por PRIMERA EDICIÓN revelaron que el caso llegó hasta la misma Jefatura, que entonces lanzó un “ultimátum” a los policías para que la motocicleta reapareciera, como finalmente sucedió en la noche del último domingo.Con el vehículo recuperado, todo pareció haber quedado en la nada, como si el delito no hubiese existido ni la sospecha de la complicidad de uno o más policías, cuando la obligación debería ser la de investigar en profundidad el caso para establecer de manera fehaciente si alguno de sus hombres incurrió o no en algún tipo de irregularidad, como sospechan los vecinos y hasta propios integrantes de la fuerza.SospechasJorge Daniel González tiene 33 años y es desocupado. Hasta el año pasado trabajaba como preventista. Vive en el barrio Unión de Itaembé Miní, popularmente conocido como “La Costanera”, donde comienza la historia.En enero del año pasado, después de ahorrar por varios años, Jorge pudo llegar a su sueño, comprarse una Yamaha FZ 16 de 160 cc. cero kilómetro, por la que pagó 17 mil pesos. “Fue un esfuerzo enorme, pero valió la pena”, reconoce al recordar el rodado.Sin embargo, aquel sueño se transformó en una pesadilla, cuando el 17 de diciembre de 2012 un ladrón hizo de las suyas y le robó la motocicleta.“La había dejado en un pasillo, entre mi casa y la de mi vecino, y me acosté a dormir. A eso de las 2 me acordé que no la había guardado dentro de casa y fui a buscarla, pero ya no estaba donde la había dejado”, contó González en diálogo exclusivo con este medio.Apenas amaneció, el ahora desocupado caminó las ocho cuadras que separan su casa de la comisaría y radicó una denuncia por el robo del vehículo.En principio, el trabajo de los uniformados fue excepcional: antes del mediodía los efectivos ya habían recuperado la motocicleta. Como en todo procedimiento, la misma quedó secuestrada en los fondos de dicha dependencia, hasta que la Justicia finalice con los peritajes.“Fui para retirarla, pero me dijeron que tenía que esperar. Todos los días pasaba por ahí y veía la motocicleta, hasta que el último viernes, a eso de las 16, volví a pasar y ya no la vi más”, relata Jorge.A González le llamó la atención que el viernes 15 la Yamaha no estaba donde siempre. El vecino pensó que habían llevado el rodado al Juzgado, pero cuando volvió a casa por la noche su mujer le dijo que había llegado a sus oídos la noticia de que se habían robado su motocicleta de la comisaría.“Enseguida fui a la comisaría y pedí que me la mostraran, pero me dijeron que estaba bajo llave y el oficial que tenía acceso al depósito no estaba en ese momento”, cuenta González. Lo que le llamó la atención fue que al otro día por la mañana le dijeron lo mismo. Y también por la tarde: “No me querían decir dónde estaba mi moto”.El misterio comenzó a resolverse otra vez gracias al testimonio de vecinos, que guiaron a González hasta la casa de una de sus vecinas, cuyo hijo curiosamente estaba detenido por andar con una motocicleta de características similares a la suya.“Así me fui enterando que habría sido un policía el que aparentemente le ‘entregó’ mi motocicleta a otra persona y que hasta salía a correr picadas”, reveló Jorge, para quien ese muchacho no es otra cosa que un “perejil”.La fuente de confianza consultada por este medio coincidió con las sospechas de González y sus vecinos, al contar que, según se supone desde el seno de la investigación, el policía supuestamente involucrado le habría “entregado” la Yamaha a quien sería un “reducidor” del barrio Belén de Itaembé Miní, para que éste venda el vehículo. Además, el mismo portavoz confirmó que el caso llegó hasta la Jefatura de la Policía de Misiones, donde ante la gravedad del caso dieron un “ultimátum” al personal vinculado con el caso para que la motocicleta reapareciera antes del último lunes, so pena de pasar a disponibilidad a toda la guardia.Ante la amenaza, el último fin de semana se llevó a cabo una serie de procedimientos en el barrio Belén. En ese lugar, durante la noche del último domingo, la motocicleta finalmente fue recuperada.Además, se produjo la detención de tres personas, quienes en las últimas horas iban a ser indagadas por la Justicia. El trío, se cree, habría actuado en connivencia con el uniformado sospechado.González reconoció estar desesperado por la situación y porque su moto, que en total ya fue robada dos veces, sigue sin regresar a sus manos después de más de dos meses. En total, pasaron 65 días de una espera que parece eterna.Anoche, al cierre de esta edición, vecinos del barrio se reunían con el foro de seguridad de Itaembé y con la comisión vecinal para tratar el tema, que causó conmoción en la zona. No es para menos: al robo dentro de la comisaría, ya confirmado, se le suma ahora una fuerte sospecha de que haya existido complicidad de al menos un uniformado. Tan preocupante y tan grave como lo consideran los propios vecinos de la zona.





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