POSADAS. El flagelo del alcohol u otras sustancias adictivas esconde su peor faceta detrás de episodios de violencia que, generalmente, terminan con heridos de arma blanca o arma de fuego.Durante 2012, solamente en Posadas, se registraron 110 traslados de heridos de arma blanca (cuchillos, puñales, destornilladores u otros elementos punzocortantes) al hospital de Agudos Ramón Madariaga.Esa cifra contempla sólo las evacuaciones en ambulancias de la Unidad de Emergencias y Traslados de ese centro asistencial.Asimismo, en el mismo período, 23 personas fueron trasladadas con lesiones de arma de fuego, de distinta consideración.PRIMERA EDICIÓN consultó con especialistas en la materia y pudo comprobar que el 90% de esas lesiones, ya sea por arma blanca o de fuego, se producen en un contexto de exceso o abuso en el consumo de bebidas alcohólicas u otras sustancias alteradoras o adictivas.Las mismas fuentes aseguraron, en base a un registro de traslados, que los puntos más recurrentes donde se producen este tipo de lesiones se ubican en la periferia de la ciudad, principalmente en la zona del barrio Fátima, A-3-2; A-4 Nuevo Amanecer, Garupá, Itaembé Miní y San Isidro.Más adentro, desde Rotonda y Santa Catalina hacia el río Paraná, el informe reveló que la mayoría de los enfrentamientos con lesionados de esta naturaleza se contabilizan a la salida de los distintos boliches bailables.El común denominador, en ambos casos, es el abuso de sustancias alteradoras.Otra coincidencia, en Posadas como en el interior, es que la situación recrudece los fines de semana, principalmente entre la noche del sábado y la madrugada siguiente.En la mayoría de los casos los contendientes son personas de sexo masculino, menores de 45 años, de acuerdo con las estadísticas oficiales. Y por lo general provienen de los estratos medio y bajo. Sólo el 30% de los heridos graves termina con secuelas físicas y es ínfimo el porcentaje de casos mortales, indicaron. El inicio siempre es a puñetazosLas estadísticas registran un bajo promedio de ingresos por secuelas de golpizas al sector de Emergencias del hospital Escuela Ramón Madariaga. “Más que por golpes entran por tremendas borracheras”, indicó una fuente consultada por este diario. Y agregó: “es que las peleas callejeras comienzan con golpes de puños y patadas, pero terminan a garrotazos, puñaladas y hasta disparos”.El especialista explicó que, según los sectores de la ciudad, “las contiendas son motivadas por la ingesta exagerada de alcohol, de drogas y muchas veces, de ambas sustancias”.Y añadió: “suelen cambiar las circunstancias, contextos o situación. Por ejemplo, a la salida de los boliches los contendientes no suelen conocerse. Pelean, por lo general, por algún altercado o incidente ocasional dentro del local. En las afueras, sobre todo en las barriadas populosas, son conocidos, compinches o amigos que se desconocen a partir del alcohol o las drogas y terminan a cuchilladas o disparos de arma de fuego. Y no son necesariamente personas con antecedentes delictivos. Muchas veces son trabajadores que al día siguiente no se acuerdan porqué están presos o qué cometieron. Increíble pero es así”, concluyó.





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