POSADAS. Cuatro alumnos del Instituto Gutenberg regresaron el sábado de Alemania, donde participaron de un intercambio educativo por tres meses; tras un viaje que duró 48 horas, con transbordo en San Pablo (Brasil), acompañados por cuatro chicas alemanas -Nadine Grossmann, Isabelle Kahle, Katharina Hild y Pia Kahle- que estudiarán durante tres mes en esta casa de estudios y la profesora de Español, Inglés y Alemán, Araceli Gil Martínez. “Fue una experiencia maravillosa, pero no resultó sencilla porque extrañamos a nuestras familias… en Alemania son muy respetuosos, educados, respetan las reglas, son ordenados, limpios… pero fríos. Ellos no expresan sus sentimientos como nosotros, nuestros compañeros nos miraban extrañados cuando nos saludábamos con abrazos y besos”, contaron ayer a PRIMERA EDICIÓN Germán Vázquez, Erika Bohn, Guillermo Sato y Kevin Pauluk. Junto a ellos también estaban el cónsul de Alemania en Misiones, Cristhian Kegler; la rectora del Gutenberg, Silvina Méndez; el pastor del Instituto, Ricardo Veira, la profesora de Alemán y gestora del convenio de intercambio entre el Gutenberg y Gymnasium Johanneum Die Loburg (así se llama la institución educativa cuya sede está en la localidad alemana de Ostbevern), Gisela Smeller. Intercambio de culturasLa profesora Smeller fue la primera en ir a Alemania y conocer este colegio cuya sede en un imponente castillo, con fosas incluidas. Allí la docente realizó varios cursos de capacitación y sentó bases para el intercambio estudiantil. Para el Die Loburg constituyó una nueva oferta para sus alumnos que ya cuentan con posibilidad de intercambio con Rusia, China e India, entre otros países. El Gutenberg pasó a ser la única secundaria misionera en tener un programa de intercambio estudiantil con Alemania. “Salimos de Argentina el 14 de noviembre y nos instalamos en las casas de estas mismas chicas que ahora viven con nosotros. Íbamos a la escuela con ellas, teníamos que cumplir las reglas de la familia y del colegio. Al igual que ahora le toca a ellas, nosotros debimos adecuarnos a las costumbres del país y su gente”, contó Erika.“En Alemania todo está limpio, se siente mucha seguridad, la gente cumple las reglas”, remarcó Guillermo. Sin dudas, una de las cuestiones que más impactó a los estudiantes misioneros fue el respeto a las reglas sociales y a las leyes que tienen los alemanes en todos los niveles. Pero no todo fue sencillo, “nos costó mucho acostumbrarnos al cambio de horario (hay una diferencia de cuatro horas con Argentina), a la comida y la frialdad de la gente. Muchas cuestiones son diferentes a nuestro país, allá se cena a las 19 y después de eso todo el mundo se queda en sus casas. Nos levantábamos a la madrugada para ir al colegio (cada uno hacía un tramo de uno a dos kilómetros en bicicleta hasta llegar a la parada donde el ómnibus escolar los recogía) y no podíamos dormir la siesta porque regresábamos a las 16”, detallaron los jóvenes que debieron soportar días de mucho frío, “el clima es muy cambiante, en un mismo día teníamos 8 grados bajo cero y después subía a 13 grados, un rato había sol, después lluvia, nieve… salíamos de la casa con sol y volvíamos con granizo. El idioma no fue impedimento para los chicos pues ellos estudian alemán desde nivel inicial en el Gutenberg. Además, antes de viajar, debieron rendir exámenes internacionales. No obstante, según contó Erika “es muy diferente el alemán que aprendemos aquí al que ellos hablan, que es mucho más cerrado, al principio nos costó entenderlos”.





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