El receso veraniego terminó de diluirse este viernes con la convocatoria de la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, a una sesión especial del Congreso para tratar el acuerdo legislativo al convenio entre el gobierno argentino y su par de Irán respecto a las investigaciones del atentado a la AMIA.Para el oficialismo el memorándum de entendimiento con Irán permitirá avanzar en la estancada búsqueda de la verdad sobre el cruento atentado a la mutual judía -optimismo que no comparte la oposición- , y por ello se propone dar un tratamiento “exprés” al tratado, que sería aprobado por mayoría el 27 de febrero en el recinto, de cara al inicio de las sesiones ordinarias, el 1º de marzo. El lunes pasado, el Gobierno kirchnerista anunció un sorpresivo acuerdo de congelamiento de precios firmado entre Guillermo Moreno y los representantes de las grandes cadenas de supermercados, por el cual se mantendrán intocados durante 60 días los precios que se ofrecían en las góndolas el pasado 1º de febrero.La decisión se leyó como un sinceramiento del Gobierno respecto a la alta inflación que se ha mantenido pegada como una sombra al cuerpo del modelo económico K y que no ha cedido en lo que va del mandato de Cristina, pese a los poderes discrecionales de que dispone el gobierno en el manejo de la mayoría de las variables económicas. El Ejecutivo ya había dado muestras de su preocupación por las expectativas de subas de precios en 2013 con el anuncio de un ajuste de 20% en el impuesto a las ganancias y una mejora del 15% en las jubilaciones; medidas que -sin embargo- no movieron las agujas del tenso escenario de principio de año, presionado por un cóctel letal de expectativas inflacionarias; rigidez cambiaria y fuga de divisas. El congelamiento de precios por un período de tiempo reducido generó más dudas que certezas, ante la evidencia de que no está sostenido por un plan integral de combate racional a la inflación, y apenas sería una respuesta a que -como estimó la Fundación Mediterránea en un reciente informe- “el Gobierno ha quedado en una incómoda situación en su estrategia de no reconocer el problema inflacionario”. No es un dato menor que este apretón de manos entre las grandes superficies comerciales, formadoras de precios, y el Gobierno, aparezca en el mismo momento en que este último -con el visto bueno empresario- trata de poner un límite de 20% a los aumentos que se deben negociar en las paritarias en curso; y que los gremios más combativos pretenden elevar a 30%. Entre los mismos aliados sindicales del Gobierno el acuerdo de precios fue tomado con pinzas, como lo expresó el secretario general de Luz y Fuerza y miembro de la CGT oficialista, Oscar Lescano, quien dijo el viernes que “es bueno que se esté haciendo esto”, pero marcó más de un interrogante. Tras señalar que el acuerdo entre Moreno y los supermercadistas “es un blanqueo muy claro de que la inflación se escapa”, Lescano interpretó una inquietud general: “Todo el mundo se pregunta ¿el día 61 queda libre para que todo aumente lo que ellos quieran?” y pidió “más garantías de que los precios no se van a desbandar”.Para los economistas de la oposición, como los ex ministros Roberto Lavagna y Martín Lousteau, no hay que esperar al día después de la hibernación de 60 días, sino mirar a antecedentes fatales del pasado como el “Rodrigazo” durante el gobierno de Estela Martínez de Perón, que Lavagna comparó -salvando las distancias y las proporciones, con la realidad actual. Para Lousteau, “el pasado mostró hasta ahora que (los controles de precios) son más simbólicos que otra cosa”. Remitiéndose a la ortodoxia, el ex ministro estimó, además, que el deterioro inflacionario tiene una causa en que “el gobierno gasta demasiado y mal”. El éxito o fracaso de los paños fríos que se quieren poner a la inflación serán un ingrediente importante de la carrera electoral, que ya se inició en diversos ámbitos, incluyendo a Misiones. Interna en vidrieraEn el Frente Renovador repercutió con fuerza que en el debate nacional de los últimos días de enero, el gobernador Closs aparezca en medios nacionales “en apoyo de la Casa Rosada contra el reclamo bonaerense” por las reticencias en la coparticipación. La presión de Cristina a los gobernadores cercanos -entre ellos Closs- para que no desdoblen las elecciones es otro tema que ocupa a la interna oficialista misionera, que en adelante estará atenta a la vidriera nacional. Las versiones sobre una oxigenación del gabinete provincial, con la salida de ministros que cargan con un pronunciado desgaste -léase “Pelito” Escobar y Jorge Franco- no generan optimismo respecto a los cambios cualitativos que espera la gente de la conducción política provincial, ya que se ven como jugadas tardías, especialmente en el caso del titular de la cartera de Gobierno, cuya impotencia e ineficacia en el tratamiento de la rebelión policial puso al Estado misionero al borde de una crisis sin retorno. En los inicios de un año electoral, las vanidades y especulaciones en la interna oficialista recién empiezan, observó una fuente cercana al Gobierno. Puso de ejemplo al titular de la EBY, Oscar Thomas, que seguiría midiendo su imagen pública. “¿Es su obsesión quedar en el reconocimiento de la historia o pretende ser candidato?”, especuló. Partidos en el divánEn el PJ misionero en tanto, se habla que el titular de la CGT Andrés Guacurarí, el mercantil Benigno Gómez, sería figura puesta en reemplazo del ex diputado Marco Rodríguez, como candidato a presidente del partido. Gómez suena fuerte y el alejamiento de Rodríguez de la lista “Luche y Vuelve” suena fuerte aún cuando voces discordantes como la del ex intendente obereño “Rolo” Dalmau mantengan aspiraciones. Por otro lado, de la mano de la licencia que se tomó el devaluado Luis Viana de la presidencia partidaria, y la asunción del cargo por el senador k “Juanchi” Irrazábal, se lanzó un pedido de juicio político al juez federal Ramón Chávez que trasladaría la interna local al propio Consejo de la Magistratura nacional, dado que el trasfondo político del pedido está vinculado a la judicialización de la interna justicialista, impulsada en más de un controvertido episodio por Viana e Irrazábal.Las c
onfusiones en torno al pleito interno del justicialismo misionero se repiten en el radicalismo, embarcado en una desproporcionada interna, que se definirá el 10 de marzo, considerando el achique de sus posibilidades electorales. Los cuatro candidatos a encabezar la lista de diputados del centenario partido reflejan una suerte de caótica renovación generacional, en la que marcó la tónica Hugo Escalada, miembro del Comité Provincia en representación de la línea “Un compromiso responsable”, cuyo referente es el médico Osvaldo Navarro, quien se presenta por primera vez a un cargo electivo. El ex concejal de Eldorado Gustavo González, que encabeza la lista que apadrinan el presidente partidario Hernán Damiani y el diputado Luis Pastori, enfrentó dos desprolijidades importantes; primero con la renuncia al partido de su segundo en Eldorado, Dionisio López, quien lo acusó de incumplir su promesa de apoyarlo para un cargo electivo luego de que López trabajara para su elección como concejal. La inclusión de un extrapartidario como candidato, -algo que prohíbe la Carta Orgánica- que tuvo que ser reemplazado de apuro, desató otro episodio que empañó el proceder de los “padrinos” políticos de González, que fueron a pedirle la firma al ex diputado Luis Kleñuk, que ya había fichado para la lista de María Losada. Pese a estos artilugios, se aprobaron las cuatro listas, que enfrentan, además de los tres nombrados, al ex presidente partidario Enrique Bordón. La histórica dirigente Mabel Marelli, en tanto, desmintió que se haya enojado con Damiani por que se habría relegado la candidatura de su hija Claudia. Reconoció, no obstante, estar “sentida” por el proceder del presidente partidario. Marelli dijo que ya no participa directamente y arrojó dudas sobre unas internas que impedirían que el partido “juegue a lo grande”.





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