BUENOS AIRES (Medios digitales). Un joven de 29 años fue detenido tras permanecer prófugo desde hace un año y medio, acusado de violar a ocho mujeres luego de drogarlas con la denominada “burundanga” y raptarlas en boliches de la zona oeste del conurbano, informaron fuentes policiales y judiciales.Se trata de Nahuel Alejandro Araya Valdéz (29), quien tenía pedido de captura nacional e internacional y en las últimas horas fue apresado por personal de la comisaría 6ta. de Moreno en la localidad bonaerense de Francisco Alvarez.Una fuente judicial dijo a las agencias de noticias que “en la causa aún permanece prófugo el presunto cómplice de Araya, identificado como Cristian Alberto Omar Yenzi Muñoz, hijo de un miembro retirado o en actividad de la Policía Federal y quien, según creen los investigadores, tiene contactos con la custodia de un juez federal porteño”. Tanto Araya como Yenzi habían sido detenidos en julio de 2011 cuando fueron sorprendidos “in fraganti” saliendo de un boliche de Ituzaingó con dos adolescentes drogadas, pero el juez de Garantías de Morón que actuó en la causa, los liberó a las pocas horas por falta de pruebas. El fiscal Lorenzo obtuvo en los últimos días el dato de que Araya había vuelto a la zona de Moreno y ordenó a la comisaría de Francisco Alvarez hacer tareas de inteligencia. Los investigadores montaron una trampa haciéndole creer a Araya que iba a tener un encuentro con una mujer que en realidad era policía y así fue detenido cuando fue a la cita, según detallaron las fuentes.En su indagatoria ante la Justicia, Araya se negó a declarar y quedó detenido e imputado de los delitos de “rapto, abuso sexual agravado por ser con acceso carnal, gravemente ultrajante y por la pluralidad de víctimas, y robo”, todos en concurso real. Lorenzo le imputa cinco hechos ocurridos a mediados de 2011 con ocho víctimas de entre 16 y 24 años.Según la investigación del fiscal, los dos imputados seducían a las jóvenes invitándoles bebidas alcohólicas y diciéndoles que eran hijos de empresarios, políticos o funcionarios.Sin que las chicas lo advirtieran, en los tragos colocaban fármacos con la que las mujeres quedaban en un estado somnolencia y así las sacaban de los boliches. Si bien la policía los bautizó con el nombre de “los chacales de la burundanga” (nombre vulgar de la escopolamina), fuentes judiciales explicaron que en la causa está probado por análisis de laboratorio que estos delincuentes utilizaban “lorazepam”, un ansiolítico con efectos similares que actúa como amnésico, sedante, hipnótico, anticonvulsivo y relajante muscular, y que suele suministrarse en pacientes con trastornos de ansiedad. Mezclado con alcohol a las chicas les causaba una descompostura similar a la ebriedad pero con fuertes mareos y períodos de total o parcial amnesia según la dosis suministrada.





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