COSQUÍN, Córdoba. El Festival de Folklore de Cosquín le entregó la penúltima noche de la 53 edición al rock, que cultivaron Los Tekis y la Bersuit Vergarabat y también, desde el terreno de la fusión, Arbolito.Los Tekis, una formación jujeña que siempre apostó a conjugar historia con modernidad, se animó a un disco enteramente rockero (“Rock & Tekis”) y lo presentó en Cosquín con los músicos de Bersuit, también con inclinación natural a saltar géneros. Había antecedentes: Divididos, una banda con legítimos contactos con el folklore, había sido parte de Cosquín 2008.En aquel tiempo la banda de Ricardo Mollo se repetía bastante en sus recitales en vivo pero aún así dejó una recordada versión de “La flor azul”, de Mario Arnedo Gallo (padre del bajista Diego Arnedo) y una buena interacción con los folkloristas invitados.También estuvieron presentes, en otras oportunidades, Charly García (invitado por Mercedes Sosa y centro de enormes disputas) y Pedro Aznar, dueño de notables registros del repertorio folklórico. Esta vez el prólogo de la noche rockera lo marcó Arbolito, la formación de folk-rock que obtuvo el premio Revelación de Cosquín en 2011. La banda abrió el fuego con “Este abrazo”, que combina la rítmica del rock con el espíritu latinoamericanista que Cosquín se complace en mostrar.“Un surco se abrió en el continente/para sembrar nuestro sueño de siempre/qué lindo mostrarle al mundo qué bien se siente/este abrazo”, fueron los versos que despertaron el fervor de la plaza Próspero Molina.Le prepararon el terreno a Los Tekis, que mostraron sus versiones rockeras con un estilo festivo y el agregado de vientos con colores andinos.Entregaron, entre más, la “Marcha de la bronca” (Miguel Cantilo), “Arde la ciudad” (La Mancha de Rolando) y, animándose al inglés, “Don’t let me Down” (John Lennon). La Bersuit subió al escenario Atahualpa Yupanqui para el desenlace celebratorio con “Cucumelo” y “Tomo”. Tanta potencia y fervor hacían perder de vista que un rato antes habían pasado por el mismo escenario Jairo (con hermosas versiones yupanquianas de “La olvidada” y “Chacarera de las piedras”) y la ascendente voz riojana de la Bruja Salguero. Por su parte, Mariana Carrizo insistió en Cosquín con utilizar la copla para abordar con hondura la cuestión de la identidad y la femineidad. Ayer en la última luna selló el compromiso con su gente a pura música junto a Los Nocheros y el Dúo Complanacu.





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