SAN IGNACIO. Un joven de 21 años que horas atrás había recuperado la libertad después de ser demorado bajo sospechas de haber violado a su propia sobrina, de nueve años, fue encontrado ahorcado ayer por la mañana en el mismo lugar donde se registró el abuso.El hallazgo ocurrió en un barrio de San Ignacio y conmocionó a los casi 7 mil habitantes de la pequeña localidad, enclavada a unos sesenta kilómetros de la capital provincial.Efectivos de la comisaría de San Ignacio y de la Unidad Regional IX, con asiento en Jardín América, trabajaban en el caso para establecer qué fue lo que sucedió y si, como se supone, se trató de un suicidio.SospechasFuentes vinculadas con la investigación del caso le informaron a este medio que todo comenzó entre las 4 y las 6 del último sábado en una vivienda de esa localidad, donde descansaba la víctima.Al parecer, desde hace un tiempo la niña de nueve años vivía junto a su tía, de 22, en dicho inmueble. En ese momento, la tutora de la pequeña no se encontraba en la casa.De imprevisto y mientras la menor descansaba, se presentaron en la escena dos jóvenes con oscuras intenciones. Según pudieron establecer los investigadores, fue entonces que uno de ellos se parapetó en la puerta para actuar de “campana”, mientras que el otro ingresó al inmueble y fue hasta donde estaba la niña.Nadie escuchó los gritos de la menor de edad, que entonces fue sometida a las más bajas pasiones del ignorado depravado, quien una vez que satisfizo sus demoníacos placeres huyó junto a su cómplice y se perdió en la oscuridad de la noche.La pobre pequeña, en estado de shock, debió aguardar largos minutos hasta que su tía regresó a casa. Recién entonces le pudo relatar la pesadilla que había vivido en manos del abusador, a quien no llegó a reconocer.Rápidamente, la mujer tomó a la menor y juntas fueron hasta la comisaría de San Ignacio, donde radicaron una denuncia por abuso sexual con acceso carnal.Los médicos constataron a simple vista que la niña había sido violada e incluso presentaba lesiones en las partes íntimas. Además, como huella del horror que vivió, tenía varias mordidas en distintas partes del cuerpo.Esta y otra evidencia recolectada por los especialistas llevó a los policías directamente a un tío de la víctima, hermano de la mujer que cuidaba de la pequeña.Los uniformados comenzaron a atar cabos y, orden judicial mediante, demoraron al joven de 21 años y uno de sus hermanos de 16, bajo sospechas de que el mayor sería quien abusó de la niña y el menor actuó como cómplice.No obstante, las pruebas no fueron suficientes para mantener al principal sospechoso tras las rejas. Después de que se le practicaran estudios odontológicos para determinar si las huellas halladas en el cuerpo de la niña le pertenecían, recuperó la libertad.La historia acabó ayer por la mañana, cuando en la misma casa donde se perpetró el abuso apareció colgando de una soga el joven de 21 años, tío de la víctima.Por orden judicial y para evitar cualquier tipo de duda, el cuerpo del muchacho será sometido a una autopsia. No obstante, los investigadores sostienen una hipótesis principal, que indicaría que el joven no soportó el peso de su conciencia y decidió quitarse la vida.





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