Frente a los desafíos que enfrenta la producción ganadera en Misiones -marcados por la variabilidad climática, la necesidad de intensificar los sistemas productivos y los costos crecientes de los insumos- el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) avanza en la evaluación de nuevas alternativas forrajeras adaptadas a las condiciones de la región. En este marco, el sorgo aparece como un cultivo con alto potencial para complementar y fortalecer los sistemas ganaderos locales.
Con ese objetivo, el INTA lleva adelante un ensayo en el Campo Anexo Laharrague, donde se evalúa el comportamiento de distintos materiales de sorgo con destino forrajero, granífero y de doble propósito. El estudio es coordinado por el ingeniero agrónomo Mauro Loto, técnico del INTA Montecarlo, y forma parte de la Red NEA de Sorgo del INTA.
“Lo que motiva este ensayo es una demanda concreta de los Consejos Asesores del INTA, vinculada a la necesidad de evaluar cultivos alternativos frente a las pasturas perennes y al maíz, como herramientas para intensificar la producción ganadera”, explica Loto. En ese sentido, el sorgo presenta ventajas comparativas claras: un menor costo de implantación en relación al maíz, mayor tolerancia a situaciones de sequía o microsequía y una alta capacidad de producción de biomasa en cortos períodos de tiempo.
Estas características resultan especialmente relevantes para los sistemas ganaderos de Misiones, donde el sorgo puede cumplir un rol estratégico durante la primavera y el verano, permitiendo incrementar la oferta forrajera y potenciar la producción de carne. Además, el cultivo ofrece distintas alternativas de aprovechamiento, como el pastoreo directo, el pastoreo diferido, la confección de silajes o la producción de grano para reserva forrajera.
El ensayo que se desarrolla en Laharrague contempla la evaluación de once materiales diferentes, entre los que se incluyen sorgos forrajeros fotosensitivos, materiales graníferos y sorgos de doble propósito. “Estamos trabajando con una variación genética importante, que incluye tanto materiales varietales como híbridos, con el objetivo de analizar el comportamiento diferencial de cada uno en las condiciones de la región”, señala el técnico del INTA.
Las variables analizadas dependen del tipo de material evaluado. En el caso de los sorgos forrajeros, se realizan cortes cada sesenta días, simulando condiciones de pastoreo. Los materiales graníferos se cosechan al final de su ciclo, mientras que los destinados a silaje se evalúan en el punto óptimo de materia seca, considerando además la posibilidad de rebrote para pastoreo posterior. A estos parámetros productivos se suma el seguimiento sanitario, mediante una grilla de valoración que permite identificar la incidencia de insectos, enfermedades fúngicas o virosis.
“Todos estos datos estarán disponibles a partir de mayo del próximo año, lo que nos permitirá contar con información concreta y adaptada a Misiones para orientar a los productores”, anticipa Loto.
Desde el punto de vista productivo, el sorgo forrajero tiene el potencial de adaptarse a una amplia diversidad de sistemas ganaderos de la provincia. Su elevada producción de biomasa en poco tiempo permite concentrar carga animal en superficies reducidas, liberando otras áreas del establecimiento para la producción de forraje diferido o reservas estratégicas. Esta flexibilidad resulta clave para mejorar la eficiencia de los sistemas y reducir riesgos frente a eventos climáticos adversos.
En cuanto al manejo del cultivo, el técnico destaca la importancia de una correcta preparación del suelo, una fecha de siembra adecuada -generalmente en el mes de septiembre- y un control temprano de malezas para asegurar un buen establecimiento. “Lograr una alta densidad de plantas -que varía en un rango de 150 mil a 250 mil plantas por hectárea dependiendo el material utilizado- es fundamental, ya que eso se traduce directamente en mayor producción de forraje”, explica. A esto se suma la necesidad de realizar correcciones de suelo y una fertilización adecuada, priorizando el control de hormigas en primer lugar y de malezas antes de avanzar con la incorporación de nutrientes.
El trabajo de investigación continuará en los próximos años con la ampliación de la cantidad de materiales evaluados, el análisis de distintas fechas de siembra y una profundización en aspectos de calidad forrajera y productiva. En el caso de los sorgos graníferos, también se prevé estudiar características como el contenido de taninos, vinculadas a la resistencia al ataque de aves y a la eficiencia en la utilización del grano en la alimentación animal.
A través de este tipo de ensayos, el INTA reafirma su rol en la generación de conocimiento aplicado y en el acompañamiento a los productores ganaderos de Misiones, promoviendo alternativas tecnológicas que contribuyan a sistemas productivos más eficientes, resilientes y adaptados a las condiciones locales.






