Con una economía atravesada por el ajuste, el consumo retraído y la falta de previsibilidad, distintos sectores productivos del país cierran el año con balances marcados por la incertidumbre. El turismo y la gastronomía no son la excepción, y en Misiones el escenario combina menos visitantes, mayores costos y dificultades para sostener el empleo, según advirtió el gremio que nuclea a los trabajadores del sector.

En ese contexto, el secretario general de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) Misiones, Antonio “Yiyo” Acosta, realizó un duro balance del año y encendió señales de alerta de cara a 2026, al señalar que sin reglas claras ni reactivación económica resulta imposible planificar.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Acosta describió un año “demasiado complicado”, sin antecedentes recientes. “No veíamos una crisis así”, afirmó, y aclaró que el impacto no se limita al sector hotelero y gastronómico, sino que se refleja en el movimiento general de la economía, visible en la calle y en distintas actividades.
Según explicó, la caída del turismo comenzó a sentirse ya el año pasado, especialmente por la merma de visitantes extranjeros, en particular de Brasil y Paraguay, lo que afectó de lleno a hoteles, restaurantes y casinos. El impacto fue especialmente fuerte en la zona de la costa del río Uruguay, con localidades como El Soberbio, San Vicente, Bernardo de Irigoyen, San Javier y Apóstoles, donde muchas empresas debieron reducir horarios, adelantar vacaciones y otorgar licencias, en un contexto de temor creciente a despidos. “En Posadas pasó lo mismo”, remarcó.
Durante este año, el sector logró amortiguar parcialmente la crisis gracias a la realización de eventos, principalmente en Posadas, Oberá y Eldorado, tanto en el ámbito de la salud como del deporte. Esa actividad permitió sostener la ocupación en determinados períodos, aunque Acosta advirtió que la temporada fuerte -de junio a fines de agosto- tuvo escasas reservas, y que muchos visitantes optaron por alojarse sin planificación previa.
Alquileres temporarios
A ese panorama se sumó un factor que, según el gremio, profundiza la crisis: el crecimiento de los alquileres temporarios sin regulación, sobre todo en Posadas. Acosta señaló que este tipo de alojamiento se expandió no solo en el microcentro, sino también en las zonas cercanas a las cuatro avenidas, la costanera y barrios próximos a la ciudad, generando una competencia desigual. “No estamos en contra de que la gente haga negocios, pero sí de que lo hagan sin reglas y sin aportar”, aclaró.
Según explicó, estos alquileres operan en la informalidad, sin empleados ni aportes, mientras que hoteles, residenciales y apart deben afrontar sueldos, cargas sociales y gastos fijos. La preocupación es compartida por UTHGRA y la Cámara Empresaria Hotelera y Gastronómica, ya que, aunque se trata de una tendencia mundial, en otros destinos existe reglamentación municipal, algo que no ocurre en Posadas, Oberá ni Eldorado. “Eso es un problema serio”, insistió.
Además, Acosta advirtió que no existen estadísticas oficiales sobre este tipo de alojamiento informal, lo que dificulta dimensionar su impacto real. Sin embargo, señaló que la proliferación de plataformas y aplicaciones deja en evidencia la magnitud del fenómeno y complica cada vez más a la hotelería tradicional.
Problemática histórica
Otro de los puntos críticos es el crecimiento del trabajo en negro, especialmente en la gastronomía. El dirigente gremial reconoció que existen empresas que incumplen la normativa, con empleados no registrados y jornadas falseadas, una problemática histórica que se agrava en determinados momentos del año. En muchos casos, explicó, estudiantes trabajan por horas o propina, lo que les resulta funcional a corto plazo, pero impacta negativamente en la calidad del servicio. “Al empresario que no le interesa el servicio, eso no le genera conflicto”, sostuvo.
Frente a este escenario, Acosta destacó la importancia de la capacitación laboral. En ese sentido, celebró la reciente entrega de 30 certificados en la Escuela de Capacitación Tierra Colorada, dependiente de UTHGRA Posadas, en oficios como ayudante de cocina, auxiliar de mozo y personal de piso (mucamas). Con financiamiento total de la seccional, el gremio volvió a conformar un padrón de mano de obra calificada, con la mirada puesta en una futura reactivación económica. “Tenemos que estar preparados, porque el país en algún momento tiene que salir, como pasó en 2001 o en los años 80”, afirmó.
Reforma laboral
Consultado sobre el debate en torno a la reforma laboral, Acosta señaló que el sector gastronómico ya cuenta con convenios avanzados, impulsados desde hace años por el sindicalismo, pero cuestionó el enfoque actual. A su entender, el principal problema no es laboral sino impositivo. “Estamos llenos de impuestos”, expresó, y recordó que distintos gobiernos prometieron reducirlos, pero terminaron incrementando la carga tributaria.
Si bien reconoció que la inflación bajó, advirtió que no hubo reactivación, sino cierre de negocios, y que no existe un horizonte claro. En ese marco, criticó la falta de diálogo del Gobierno nacional con la CGT, los gremios, la UIA y los grandes mayoristas, y sostuvo que no se puede gobernar sin consensos amplios.
“Necesitamos empresarios que generen empleo y trabajadores con derechos y obligaciones. Hoy la sociedad se entera de los proyectos cuando ya están en marcha”, cuestionó.
De cara a 2026, Acosta fue contundente: sin una economía en funcionamiento no hay posibilidad de planificación. Reclamó reactivación, reducción de impuestos y acuerdos entre todos los sectores, como ocurrió en otros países.
“Acá cambia un gobierno y se destruye todo lo anterior. Así no se puede trabajar”, afirmó. Con la experiencia de más de cinco décadas atravesando distintas crisis, cerró con una comparación elocuente: “En 2001 había plata; hoy no hay. Esa es la diferencia”.




