El sistema de subsidios a la energía eléctrica en la Argentina atraviesa un cambio estructural que tendrá su punto de consolidación en 2026. Según un informe técnico privado que analiza la Resolución 848/25 de la Secretaría de Energía, para el próximo año los usuarios residenciales cubrirán en promedio cerca del 86% del Precio Estacional de la Energía Eléctrica (PEST), mientras que el aporte del Estado se reducirá a poco más del 24%.
El nuevo escenario redefine la relación histórica entre tarifas, subsidios y gasto público. De concretarse las proyecciones, la porción del costo asumida por los usuarios habrá aumentado un 191% en comparación con 2023, ubicando a este período entre los rediseños tarifarios más profundos de los últimos años.
Del subsidio generalizado a la focalización
Los datos oficiales muestran un cambio de rumbo sostenido. A fines de 2023, el Estado financiaba más del 70% del costo de la electricidad y los usuarios apenas cubrían el 29,4% del precio real del suministro.
Esa ecuación comenzó a modificarse de manera acelerada: para septiembre de 2025, el aporte estatal ya había descendido al 33,1%, mientras que la participación de los usuarios trepó al 66,9%.
El esquema vigente abandona los subsidios masivos y avanza hacia un modelo segmentado, en el que la asistencia estatal se concentra en los hogares de menores ingresos, mientras que el resto de los usuarios paga valores cada vez más cercanos al costo real de la energía.
Las claves del salto proyectado para 2026
El informe identifica varias decisiones regulatorias que explican el incremento previsto en la carga tarifaria:
- La eliminación de topes tarifarios.
- La definición de consumos base diferenciados según nivel de ingresos: 350 kWh mensuales para usuarios N2 (bajos ingresos) y 250 kWh para N3 (ingresos medios).
- La convergencia gradual entre las bonificaciones aplicadas al PEST y al Precio del Mercado Eléctrico Mayorista (PIST).
Según el análisis técnico, estos factores buscan introducir señales de precio más claras, desalentar consumos excesivos y evitar el regreso a esquemas de subsidios indiscriminados.
El impacto según el nivel de ingresos
La segmentación tarifaria muestra diferencias marcadas entre los distintos grupos de usuarios.
En los hogares de bajos ingresos (N2), la cobertura abonada pasó de apenas 8,65% en 2023 a casi 30% en 2025, y se proyecta que alcance el 44,16% en 2026. En términos acumulados, el incremento supera el 410%.
Para los usuarios de ingresos medios (N3), la evolución también es significativa: del 10,7% en 2023 se avanzó al 41,25% en 2025, con una proyección del 51,61% para el próximo año, lo que implica un aumento acumulado cercano al 383%.
Menos subsidios y ajuste fiscal
Desde la óptica de las cuentas públicas, la reducción del peso estatal en las tarifas es uno de los pilares de la política energética actual. El informe sostiene que el mayor esfuerzo exigido a los usuarios apunta a corregir distorsiones históricas, disminuir el gasto en subsidios y aliviar la presión sobre el presupuesto nacional.
Al mismo tiempo, el nuevo esquema busca promover un uso más eficiente de la energía, alineando gradualmente los precios que pagan los usuarios con los costos reales del sistema eléctrico.
Un proceso gradual y planificado
El documento destaca que el proceso no es abrupto. Por el contrario, responde a una hoja de ruta definida desde fines de 2023, con ajustes escalonados que permiten anticipar impactos y evitar saltos tarifarios desordenados.








