La elevada siniestralidad vial en Misiones no solo impacta en las estadísticas de accidentes, sino que deja profundas secuelas en el sistema de salud pública, especialmente en los procesos de rehabilitación de los pacientes que sobreviven a traumatismos graves. En el Hospital Ramón Madariaga, el Servicio de Kinesiología y Rehabilitación recibe cada año a una gran cantidad de personas que deben atravesar largos procesos para recuperar su autonomía.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN el responsable del servicio, Joaquín Velázquez, precisó que justo el día en que se realizó la entrevista “en la terapia intensiva tenemos cinco pacientes internados por accidentes de tránsito con traumatismo encéfalo- craneano grave; eso representa casi el 20% de las camas”. Resaltó que estos pacientes requieren sedación, asistencia respiratoria y cuidados intensivos prolongados.
Según detalló, las estadísticas internas muestran el peso de la siniestralidad vial en el sistema sanitario público. “Después de los pacientes quirúrgicos, los neurológicos son la principal causa de internación en terapia intensiva, y de esos, el 40% son accidentes de tránsito”, explicó. Esta situación implica una alta demanda de recursos humanos y técnicos del Madariaga durante largos períodos.
Acerca del proceso de rehabilitación, indicó que es extenso y complejo. “Una vez que el paciente sale de terapia, comienza el trabajo con nosotros: sentarlo, pararlo, que vuelva a caminar. Todo eso lleva meses”, señaló Velázquez, quien remarcó que muchos pacientes requieren entre cuatro y seis meses de tratamiento continuo.
El kinesiólogo explicó que la rehabilitación no solo apunta a la recuperación física, sino a devolver la independencia. “Lo primero y fundamental es que el paciente se siente, se pare y camine, porque eso es lo que le devuelve autonomía”, indicó. Hasta lograrlo, muchas personas dependen de enfermeros o familiares para actividades básicas como higienizarse o ir al baño.
Velázquez destacó el rol específico del kinesiólogo en este proceso. “La diferencia sustancial es que el kinesiólogo sabe hasta dónde tirar de la cuerda; trabajamos siempre en un área de seguridad, llevando al paciente al límite para agilizar la recuperación sin ponerlo en riesgo”, explicó.
Tras el alta, el seguimiento continúa de otra manera. “Recomendamos continuar con ejercicios en otros espacios o en el hogar, pero la adherencia es difícil si nadie controla, sobre todo en una sociedad tan sedentaria como la actual”, advirtió.
El Servicio de Kinesiología del Madariaga cuenta actualmente con 55 profesionales y realiza alrededor de 5.000 tratamientos ambulatorios y 15.000 asistencias en internación por año. “Los accidentes de tránsito no solo dejan consecuencias inmediatas, sino procesos de rehabilitación que pueden durar años y que impactan de lleno en el sistema de salud”, concluyó Velázquez.








