Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
Si cada pensamiento un color tiene,
pues debo cuidar todo lo que a mi mente viene
porque de ello dependerá cual realidad me contiene.
Como carcelero cada uno de ellos debo observar
hasta el arte de pensar bien, dominar
ya que al infierno o al cielo me llevarán
si elijo en su cárcel vivir o si libres me harán.
Conviértanse en flores que a Dios se eleven
para que sus aromas, sus jardines llenen.
Esenios: El silencio se basa en: la pureza, la observación y la respiración consciente.
1- Cuidaban lo que comían, lo que pensaban y hablaban. El alimento debía ser limpio proveniente de la tierra bendecida por el sol ya que cada alimento porta vibración. Comían con amor, gratitud y moderación pues era parte del acto sagrado de mantener el cuerpo como vehículo de la mente divina.
2- Mirar sin juzgar, observar la ira sin dejarse poseer por ella, al miedo sin rendirse, al deseo sin ser esclavo, desarrollaban una personalidad imposible de alterar, así conseguían su libertad interior.
3- Consideraban a la respiración sagrada porque el aliento es el vehículo del Espíritu, donde cada inhalación es una comunión con el Creador y cada exhalación una entrega del yo, esto es el arte de morir en cada instante para renacer en la presencia de Dios, es el gozo de desaparecer en el silencio de la unidad.
En los planos invisibles cada pensamiento tiene color, sonido y aroma y el alma puede oler el perfume de la armonía o el hedor de la discordia. Cada pensamiento es una onda, una emanación real que viaja por el tejido invisible del mundo y deja huella, es una herramienta con la que el alma da forma a la materia y quien aprende a pensar con pureza, puede sin esfuerzo alterar el mundo visible.
La mente humana es un espejo y Jesús lo mantuvo tan puro que cuando miraba a alguien, esa persona se veía a sí misma como Dios la veía y al contemplarse sanaba. Jesús solo restauraba la idea original que Dios había tenido de cada ser, en su mente no existía enfermedad porque en el pensamiento divino no existe error. El milagro ocurre cuando el pensamiento humano deja de oponerse al de Dios.








