La Asociación “Trabajo, Alegría y Saber” de Apóstoles proyecta armar un taller de tejido y enseñar esta manualidad a las mujeres que deseen aprender el oficio. El propósito fue tomando forma después que la institución, dirigida por la exdocente Avelina Dalcolmo, recibiera en donación un camión de lanas e hilos, además de los elementos necesario para llevar a cabo la actividad.
Si bien el principal objetivo de la entidad es la entrega de alimentos y ropas para las familias más necesitadas de la localidad, “estamos haciendo un espacio en nuestro local para emprender esta tarea enorme. Queremos armar un taller de tejido a fin que las señoras que saben tejer, puedan acercarse a enseñar a las que no tienen conocimiento sobre el tema”.
Según Dalcolmo, una importante empresa de Buenos Aires cerró sus puertas y los herederos decidieron “enviarnos las lanas y los hilos a fin que le demos utilidad. Los dueños ya no están entre nosotros, los hijos quedaron a cargo de la firma, pero no pueden continuar con la actividad. Tuvieron la deferencia de enviar todo para la Fundación, por lo que les mandé una nota de agradecimiento y los invité a visitarnos, a pasar un momento con sus ahijados y conocer la tarea que realiza esta institución”.
Según Dalcolmo, una de las personas que realizó la donación estará en Apóstoles a mediados de diciembre. “Se llama Gabriela y quiere estar con nosotros, quiere enseñar a abordar porque dice que le gusta muchísimo. Aquí están todos los elementos necesarios para el bordado, como los bastidores. Para nosotros es algo hermoso, es una bendición”.
Mientras tanto, “acá estamos preparando todo, haciendo los espacios para que empiece a funcionar el taller. Acá adentro siempre hay mucho por hacer”.
Es de recordar que, a pesar de las dificultades económicas existentes, junto a un maravilloso grupo de colaboradores, Dalcolmo logra proveer de alimentos y otros recursos a escuelas, capillas, aldeas, barrios carenciados, y comunidades aledañas de la región. Esa actitud incansable y ferviente, presente en momentos importantes de la comunidad, está motivada por el lema: “La solidaridad es la salud del mundo”.
Comenzó el voluntariado hace unos 40 años. Cuando se desempeñaba como docente en la Escuela 298 del paraje La Cachuera, siempre con la ayuda de manos anónimas, posibilitaba que se llegara con ropas, insumos y mercaderías a los que menos tienen.
Una vez que se acogió a los beneficios de la jubilación, con Marta Chijanoski resolvieron crear una institución desde la cual se pudiera seguir ayudando al prójimo.
A pesar de las adversidades, como robos e incendios del local, siguieron adelante. “Ahora estamos alquilando gracias a las madrinas que tenemos en Sidney, Australia, que tienen a su cargo el pago del alquiler mensual. Aunque me dicen que hay mucha gente mala, siempre digo que es más la gente buena, de gran corazón, que apoya nuestra tarea”, agregó Dalcolmo.
“Con los ángeles -como llamo a las mujeres que me ayudan- ponemos el tiempo y nuestras manos para lograr el objetivo, ayudar al prójimo y a los que menos tienen. Repito que, si la solidaridad crece, renace la esperanza. En este tiempo en que esperamos el nacimiento del Niño de Jesús, llenémonos de esperanza, abramos nuestro corazón y tendamos la mano al que está solo, pobre y abandonado”, instó.





