La intención de los delincuentes era solamente robarle la motocicleta, pero si sus intenciones eran otras probablemente lo hubieran logrado. La docente de una escuela mbya guaraní fue asaltada por dos sospechosos cuando iba a su trabajo. Vecinos de la zona la ayudaron después para llegar a la comisaría a radicar la denuncia.
El caso ocurrió en horas del mediodía del miércoles, cuando la maestra domiciliada en Colonia Delicia subió a su flamante Honda Wave color roja sin patente, para trasladarse a la zona de colonias para impartir clases a los niños de la Comunidad Aguaray Mirí.
La educadora contó a este Diario que tras doblar desde la ruta 12 hacia el camino de tierra en dirección al salto Aguaray Miní, pero que conecta con un desvío hacia la aldea, desde el monte se le aparecieron dos hombres con los rostros tapados que se pusieron en medio del camino.
La mujer frenó sin entender todavía que pasaba. “No me daba cuenta de la situación”, indicó.
Uno de ellos de forma muy agresiva le dijo que se bajara de la moto. “Para, pará”, exclamó la maestra cuando se dio cuenta de las intenciones de los sospechosos.
El que llevaba la voz cantante le reiteró con una voz aún más firme “necesito que te bajes de la moto”, a lo que ella le dijo que pare, que iba sacar unos canastitos que llevaba colgados sobre el manubrio, los cuales se los habían prestado. Con ellos sus alumnos habían participado de una feria de ciencias en la provincia de Salta en representación de Eldorado.
“Me apuraron, me empujaron, me dijeron que me tranquilizara y amagaron con sacar un arma, aunque no llegué a ver ninguna”…. “tiraron todas mis cosas hacia la vegetación y el segundo le dijo al cabecilla que me sacara el teléfono. Le dije que no lo tenía, que no lo llevaba porque en la escuela no hay señal. Del susto no reaccioné, no corrí atrás de ellos”, contó.
Observó que se fueron con su motocicleta hacia la ruta y por el sonido le pareció que huyeron hacia Puerto Esperanza.
“Salí hacia el asfalto y le pedí ayuda a un camionero que pasaba. Me acercó hasta la entrada del pueblo. Después unos muchachos que repartían encomiendas me vieron muy mal, muy nerviosa y me llevaron hasta la comisaría, donde después de ir primero al hospital por mi estado de nervios, luego radiqué la denuncia”.
Seguidamente contó que al día siguiente pudo hablar con una vecina de la zona, quien le contó que ese mediodía ella aguardaba que llegara un prestamista. Pero el hombre le pidió si podía salir a la ruta porque no iba a ingresar. Cuando la mujer se dirigía a su encuentro vio sentados a dos hombres que le preguntaron si ya había pasado el prestamista. Por ello, la docente cree que la idea de los delincuentes era robarle a esa persona, pero finalmente fue ella el objetivo.
La maestra remarcó y reflexionó: “la moto era mi herramienta de trabajo para poder ir a dar clases. Sigo angustiada, lloro mucho, mi familia me contiene, es muy feo lo que viví. Soy una de tantas docentes que vamos a trabajar a zonas alejadas del pueblo donde no hay nadie en el camino que te pueda socorrer. Somos blancos fáciles de esas personas que se dedican a perjudicar a los demás. Más allá de daño material que ocasionan, el susto, el miedo y la impotencia que tengo no tiene nombre. Ojalá no le pase a ninguna colega ni a nadie. Tengo miedo de volver y que me pase algo”.




