Aunque parezca difícil creerlo en pleno siglo XXI, en la Argentina y en especial en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, enfrentan una situación sanitaria de creciente gravedad por el avance de la tos convulsa o coqueluche.
A nivel nacional ya se produjeron al menos seis muertes de bebés por tos convulsa: cinco en provincia de Buenos Aires y una en Santa Fe. La enfermedad, de la que hacía tiempo no se veían casos de gravedad, se previene con una simple vacunación.
El esquema primario de protección se da con la quíntuple o pentavalente, que según el Calendario Nacional debe administrarse a los dos, cuatro y seis meses. Luego hay un primer refuerzo entre los 15 y los 18 meses (segundo y tercero, a los 5 y 11 años respectivamente). La protección de los recién nacidos se logra con la inoculación de la embarazada, con una dosis de triple bacteriana celular.
Elena Obieta, médica infectóloga, explicó en diálogo con FM de las Misiones que “los aumentos ocurren porque la bordetella pertussis, que es la bacteria que ocasiona la tos convulsa; es una bacteria que circula entre nosotros y donde encuentra un ‘nicho de gente pobremente vacunada’, sobre todo en bebés y niños menores de 2 años, específicamente, es donde puede instalarse con más gravedad”.

“Es una enfermedad y esto es lo que hay que sostener e insistir. Es una enfermedad inmune prevenible. Es prevenible con vacuna. Los bebés y los niños tienen acceso gratuito, y eso hay que decirlo, por calendario nacional de vacunación 2, 4, 6, 18 meses”, resaltó muy preocupada la infectóloga .
Acto seguido, recordó que “los bebés menores de dos años reciben la vacunación para la coqueluche o tos convulsa, junto con otras protecciones, como ser tétanos, hepatitis, etcétera”.
Además, “toda embarazada de 20 semanas para adelante tiene que recibir -por más que esa tenía un chico hace 1 año y medio-, con 20 semanas de gestación tiene que recibir la vacuna triple bacteriana celular”, añadió.
Asimismo, remarcó la importancia de la vacunación también en las embarazadas, ya que así “protege a su bebé en gestación para que los primeros 6 meses, que es cuando el bebé está desprotegido, y pueda tener los anticuerpos que la mamá le pasa por la placenta y no tendremos muertos por tos convulsa”.
En otro tramo de la charla, la médica infectóloga reconoció que “los niños que tristemente han fallecido no tenían completo su calendario de vacunas para la edad. Insisto, 2, 4, 6 y 18 meses y las embarazadas a partir de la semana número 20 deben vacunarse”.

Ante la consulta de si los adultos también deben vacunarse, remarcó que “Los adultos que trabajan con niños, -como ser docentes de jardines maternales, pediatras, maestras auxiliares, entre otros- tienen que tener un refuerzo cada cinco años para esta enfermedad, para no ser transmisores de la misma”.
“Todos los que están en contacto con niños, sobre todo menores de 2 años, tienen que aplicarse una vacuna de triple bacteriana acelular (DTaP), cada cinco años”, recordó esta profesional de la salud.
En la entrevista también se trajo a colación que, en los últimos años han proliferado a través de las redes sociales y otros medios de comunicación, los antivacunas; pero a nivel mundial, no solo en la Argentina. “Los antivacunas hicieron un desastre y creo que el COVID nos dejó parte de eso. La Organización Mundial de la Salud (OMS), llamó a esa ola ‘infodemia’, que es como una epidemia de información”.
Como infectóloga, “las vacunas después de la sanitización del agua, es decir, del agua potable, ha sido la medida de salud pública que más vidas ha salvado”.
La vacuna triple bacteriana celular previene de enfermedades, es una vacuna segura. “Todos nosotros somos adultos gracias a que fuimos vacunados”, recalcó Obieta
Además, agregó un dato contudente: “desde que se instituyó la vacunación obligatoria para todas las embarazadas, a partir de la semana 20, en la Argentina cayó el número de internados y muertes de niños con tos convulsa. Eso son datos comprobados”.
“Los bebés se mueren de esta enfermedad por no vacunarlos. ¿La mamá o el papá están dispuestos a que su bebé se muera por una enfermedad inmunoprevenirle?, es absolutamente delirante”, concluyó.



