El ataque del “rulo”, plaga que cada año afecta a los yerbales misioneros, comenzó a extenderse con fuerza en distintas zonas de la provincia y amenaza con comprometer los rendimientos de la próxima zafra. A pocas semanas de iniciarse la “zafriña”, que se desarrolla entre diciembre y marzo, productores advierten que la falta de mantenimiento y los altos costos de los insumos agravan el panorama.
El “rulo”, nombre con el que se conoce al insecto Gyropsylla spegazziniana, es un psílido chupador que se alimenta de la savia de los brotes tiernos de la planta de yerba mate. Las hembras colocan los huevos sobre las hojas jóvenes y, al nacer, las larvas se adhieren al tejido vegetal, provocando el característico enrulado de las hojas, su marchitamiento y posterior caída.
Cuando los ataques son intensos, el daño puede afectar el crecimiento de la planta y reducir considerablemente la producción de hojas cosechables. Marcelo Hacklander, productor y exdirector del Instituto Nacional de la Yerba Mate, explicó que el problema se agrava por la falta de recursos de los pequeños y medianos colonos.
Señaló que “hay que hacer pulverizaciones y fertilizaciones, y la planta se recupera, pero todo tiene un costo muy elevado para poco recupero”.
Afirmó que el mantenimiento de los yerbales “será mínimo este año” debido a los precios de los insumos, que volvieron “prácticamente inviable cualquier tipo de aplicación”. El productor sostuvo que la crisis económica derivada de la desregulación impulsada por el Gobierno nacional deja al sector sin capacidad de respuesta ante las plagas.
“El costo de los fertilizantes hoy es muy elevado comparado a años anteriores. El costo beneficio es inviable…”, reconoció. También advirtió que la caída en la producción ronda entre un 20 y un 30 por ciento respecto del ciclo anterior.
Julio Petterson, subsecretario de Asuntos Yerbateros, coincidió en que el panorama es crítico. “Recién regreso de ver mis yerbales y es alevoso el ataque que está habiendo”, expresó. El funcionario explicó que la situación se agravará con el avance del verano porque el productor no tiene poder adquisitivo para realizar las tareas necesarias.
“Los costos son caros. El fertilizante, el abono foliar, los insecticidas. Y el rulo, una vez que ataca, ya no hay qué poner. Tenés que aplicar preventivo, pero el productor no tiene hoy la parte económica para hacerlo”, detalló.
Petterson alertó además que la falta de cuidados afectará la calidad de la hoja que se cosecha durante la “zafriña”, el período de verano en el que se realiza una segunda brotación. “La primera vino bien, pero la segunda va a golpear fuerte, y el productor va a tener menos producción para el año que viene”, anticipó.
Desde San Pedro, el productor Cristian Steffen remarcó que el impacto del rulo se suma a la ausencia de fertilización generalizada. “No conozco gente que haya fertilizado este año, dos o tres colonos como máximo… Nadie está haciendo nada”, afirmó.
Agregó que la mayoría de los lotes “fueron pelados” en la cosecha pasada y que este año la brotación “bajó mucho”. Hacklander, por su parte, consideró que la combinación de factores climáticos y económicos puede hacer que los rendimientos sigan cayendo.
“Si se llega a dar el fenómeno de La Niña, con menos lluvias y más temperaturas, la planta va a dejar de brotar. Y si sumamos la falta de cuidado, la disminución será importante”, sostuvo.
El exdirector del INYM recordó que cerca del 80% de los productores son pequeños o medianos y que la mayoría no podrá realizar las tareas básicas de limpieza y abonado. “Estamos en una situación bastante compleja… eso va a hacer que tengamos menores rindes”, concluyó.





