
“Estamos ante un caso de flagrancia de delito, un hecho que no fue controvertido por la defensa”. La afirmación corresponde a las primeras líneas del alegato de este lunes de Patricia Inés Clérici, fiscal de Instrucción 7, subrogante en el juicio ante el Tribunal Penal 1 al joven estudiante de medicina que, en diciembre de 2021 en un monoambiente posadeño, fue descubierto sobre su víctima, violándola y asfixiándola en su intento por matarla y borrar motivo y sospecha en su contra. Delitos por los que fue condenado a 25 años de prisión por la misma calificación solicitada por la representante de la acusación.
Los integrantes del Tribunal, Gustavo Arnaldo Bernie, Ricardo Walter Balor y César Antonio Yaya, votaron por unanimidad la culpa de Pedro Alejandro Núñez como autor de “abuso sexual con acceso carnal, en concurso real con femicidio en grado de tentativa, criminis causa”, coincidieron en la calificación alegada por la Fiscalía pero no con el monto de pena solicitado de 35 años de reclusión. Rubricaron su decisión por 25 años de prisión efectiva.
Clérici describió, en treinta minutos, lo sucedido durante la madrugada del 5 de diciembre de 2021 en un edificio de monoambientes de la avenida Lavalle 2921, casi Centenario. Apuntó que Núñez atacó dormida a la víctima, que ella no lo conocía y que además aportó las pruebas y evidencia al respecto y que deshilacharon la coartada del acto sexual consentido de sadomasoquismo.
“Fue brutalmente agredida y las pericias señalaron que no miente, ni fabula”, enfatizó Clérici pero también puntualizó: “Le tapó la boca y nariz con vueltas de cinta de embalaje. La golpeó y le apretó el cuello con las manos, la abusó sexualmente y cuando intentó matarla llegó la policía llamada por los vecinos alarmados por los ruidos que se escuchaban y que no correspondían a un acto sexual con consentimiento. Fue abuso sexual”.
Destacó que los vecinos oyeron los ruidos, inclusive cuando el atacante desenrolló la cinta de embalar y le dio dos vueltas por la cabeza a la víctima que sorprendió durmiendo. “En total desigualdad física y de fuerza. Núñez duplicaba en masa corporal a la víctima”.
Remarcó las lesiones físicas de la joven pero también resaltó las secuelas en su salud mental: “Ella ya no es la misma, las heridas psicológicas permanecen y hoy padece la imposibilidad de entablar vínculos, predomina los rastros de desintegración social, le impiden gestionar la angustia y, por ejemplo, no puede dedicarse a trabajar en lo que estudió y se recibió, como licenciada en criminalística. Hoy estudia otra carrera. Es un hecho este que merece el mayor grado de gravedad de pena”.
Polémica defensa
Jorge Horacio Zabulanes, representante de la defensa del encartado, rechazó en su turno de alegar lo señalado por Clérici. Calificó de “exagerados” los agravantes de femicidio y criminis causa, matar para intentar ocultar otro delito.
“Tampoco fue abuso sexual porque no existió la falta de consentimiento (…) fue un acto de práctica sadomasoquista. No hubo violación o fue la violación más sana que haya existido, sin lesiones”.
Consideró, en su búsqueda por convencer al tribunal, que el uso de la cinta de embalar “no puso en riego la vida de nadie”. Y sostuvo que las maniobras de RCP practicadas por los policías de la comisaría Segunda que acudieron al alerta de los vecinos, no le salvaron la vida, sino que los policías al sacarle las cintas de la boca y nariz hicieron que “volviera a respirar”. “Nunca estuvo en riesgo la vida de ella”. “Ella pudo quedarse sin aire por los nervios o por estar, que se yo, resfriada”.
Estimó que el tiempo de duración no coincide con el “necesario”: “En solo veinte o treinta minutos no puede cometerse un hecho como el que se acusa, es muy poco”. Y cargó llamativamente contra la víctima: “Ella ya tenía problemas para vincularse con las personas y era por sus relaciones sadomasoquistas, no empatiza con otro género”.
“Ella lo dejó ingresar al departamento y las prácticas sexuales fueron más excesivas que lo normal”. Con estas afirmaciones buscó enfatizar que su defendido “es inocente de cargo y culpa”.
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El caso
De los testimonios y evidencias de laboratorio forense se resumió que durante la madrugada del domingo 5 de diciembre 2021 la estudiante de Licenciatura en Criminalística fue abusada, golpeada, atada y por pocos segundos no perdió la vida.
A las 5.10, efectivos de la seccional Segunda recibieron un llamado para que de forma inmediata se dirigieran al edificio por un supuesto caso de violencia de género en proceso.
Al llegar ya se encontraban cuatro efectivos de la seccional Decimosexta. El edificio estaba cerrado pero se presentó un joven que facilitó el ingreso desde el interior, indicándoles que en uno de los departamentos vecinos ocurría el episodio.
Los efectivos de ambas seccionales subieron mientras vecinos de otros departamentos les señalaban el lugar donde momentos antes se escucharon gritos y golpes. Tocaron a la puerta varias veces sin que nadie los atendiera. Probaron el picaporte, la puerta no estaba cerrada con llave.
Ingresaron y se encontraron con el agresor semidesnudo encima de la víctima inmovilizada, indefensa y amordazada con una cinta en la cabeza que le tapaba la boca y fosas nasales, además de un bollo de papel en la garganta impidiéndole respirar, además de presentar golpes en la cara.
El rostro denotaba signos de asfixia y tras chequear sus signos vitales éstos ya estaban muy débiles. Procedieron a realizarle maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP), hecho que permitió que pudiera recobrar las funciones vitales.
La joven pudo balbucear su identidad y manifestó que había sido abusada. Rápidamente llamaron a una ambulancia que trasladó a la víctima al centro asistencial. Posteriormente fue asistida por personal del equipo psicológico de la Comisaría de la Mujer UR-I, para contenerla y tomarle las primeras declaraciones.







