Por Myrian Beatriz Vera y Juan Carlos Marchak, enviados especiales
A sus 15 años, la joven Jazmín Furlan logró romper con los estereotipos y aprovechó la tecnología para mostrar la belleza y la complejidad del trabajo agrario en sus redes sociales donde es conocida como “la influencer de las chacras”…
Con ese norte como objetivo, la peculiar adolescente de Cerro Corá diseñó un proyecto para recuperar su huerta y lo filmó todo en Instagram. Los resultados fueron tan bien recibidos por el público que la sigue, que actualmente también brinda charlas motivacionales y clases teóricas y prácticas junto a chicos de su edad o más pequeños. Lo hace con recorridos gratuitos en su chacra y en una escuela de Candelaria, donde un grupo de estudiantes también aprendió a sembrar una huerta con su ayuda, “y nos cambió la vida”, reconocieron.

“Luego de ver mi trabajo en redes hubo gente a la que se le ocurrió que podía colaborar para que los chicos de mi edad pudieran aprender algo que les va a servir de por vida en el mundo real”, dijo la chica a PRIMERA EDICIÓN, quien también la visitó para hacer el mismo recorrido por la abundante huerta, situada al borde de una pendiente en los cerros de su pueblo. Desde allí, la adolescente no solo sueña con un mundo mejor, sino que lo construye día a día, con el celular encendido y trabajando la tierra con amor, mientras les habla a los chicos en su mismo idioma y les muestra una cosecha que es tan generosa como su misión.
De cerca, la escuchan hablar su hermano, Camilo Furlan, el creador del modelo de camioneta que funciona con basura como combustible, y su padre, Juan Carlos Furlan, productor y activista ambiental. La fruta no cae lejos del árbol; pero, si de la huerta propiamente dicha se trata, “ella hace todo sola”, reconocieron ambos con visible orgullo.

Valor y respuesta
“Se me ocurrió que podía compartir algo muy importante, ya que normalmente no se tiene en cuenta a los productores que cultivan alimentos. Sobre todo porque muchos de ellos tampoco valorizan su trabajo en un mercado que siempre los menosprecia. Sin embargo, por la respuesta que tenía en mi comunidad virtual, me di cuenta de que las huertas son fundamentales, sobre todo si se las diseña desde una perspectiva sostenible”, enfatizó.
Mientras brindó el paseo educativo a este Diario, entre los frutos que la primavera le comenzó a devolver después de tanto esfuerzo, Jazmín irradió una vitalidad y una energía peculiares. Aunque es adolescente, no suena como la mayoría de ellos y, pese a que también creció con un celular en la mano, no se queda inmóvil frente a la pantalla, sino que construye virtualidad basada en el cuidado del ambiente. Eso la llevó a convertirse en un testimonio inspirador que suma innovación, modernidad, arraigo y conexión con la tierra.

“Hace un año me planteé la iniciativa de hacer algo más. Empecé a trabajar por mi cuenta con la huerta y con el celular, porque así podía mostrar los resultados. Hace unos meses me puse otra meta y monté una biofábrica propia, donde realizo preparados orgánicos para restaurar la producción de todo lo que tenemos aquí. Nuestra familia siempre se ocupó de tener una huerta abundante, pero luego de varias temporadas de sequía e incendios se fue perdiendo. Con el celular me propuse mostrar toda esa recuperación y enseñar a otros chicos que siempre es posible hacer lo que uno se propone.”
Esta adolescente de la chacra misionera captura la atención de sus seguidores al compartir su vida diaria y el sistema de producción sostenible que implementa su familia.
Videos frescos y educativos

Mientras muestra algún repollo enorme o la vaca recién llegada a la chacra, crea un mundo donde la juventud a menudo es percibida como ajena al campo. Pero Jazmín irrumpe con sus videos frescos y educativos que la transforman en un tema de interés viral.
Su contenido no es solo una ventana a un estilo de vida, sino “una enseñanza práctica sobre la bioeconomía, rotación de cultivos, elaboración de bioinsumos y el respeto profundo por el ciclo natural de la tierra”, dijo enfática.
“Empecé de cero y la restauré”, amplió satisfecha, “día a día fui compartiendo toda mi jornada en las redes sociales y mi comunidad fue creciendo en torno a eso. Creo que ese fue el motivo para que pensaran que yo podía inspirar a otros jóvenes a tener su propia huerta.”
Su autenticidad, a menudo con las manos o la ropa llena de tierra y un lenguaje sencillo, resuena poderosamente en las audiencias virtuales que buscan narrativas reales y con propósito.
“Yo crecí con esto, mis recuerdos de la infancia son los trabajos de mi familia con proyectos sostenibles y de agricultura alternativa. Esto ha sido parte de mi educación y de quien soy desde pequeña”, aseguró.
“Mi proyecto de vida, alrededor de mi trabajo, es algo que construyo día a día. Me gustaría que lo que hicimos en Candelaria se replique, que no sea allí el último lugar físico donde comparta mis conocimientos”, aseguró esperanzada.
Luego, al explicar su experiencia en la huerta en la escuela, aseguró que todo se basó primero en desmalezar y arar una parcela, medir las proporciones del espacio, organizarse mediante grupos de WhatsApp e iniciar el cultivo sin ayuda. “Fue muy inspirador”, concluyó.
Juventud, tecnología y ruralidad
Cuando Jazmín habla en los videos que comparte en sus redes, el mensaje trasciende lo agrícola. La joven hace hincapié en “la importancia de la soberanía alimentaria y en cómo el modelo de la chacra familiar, basado en la diversidad y la baja huella ecológica, es un pilar fundamental para el desarrollo de la provincia.
“La producción de alimentos sanos es mi bandera”, dijo mientras invitó a la reflexión sobre “el consumo y la procedencia de lo que se lleva a la mesa”.
En ese contexto, la plataforma digital es su herramienta de empoderamiento más grande, ya que le permite no solo difundir su trabajo, sino interactuar directamente con consumidores, estudiantes y productores, para crear una red de conocimiento e intercambio.
“Ahora estamos empezando a trabajar con un cuadro de milpa: maíz nativo, poroto y zapallo, con semillas que nos trajeron desde una comunidad mbya. Mis biopreparados ya mostraron efectividad en la huerta y vamos por más”.







