Luego de meses de preparación, estudio y resolución de problemas, tres estudiantes de nivel primario se convirtieron en los finalistas que llevarán la bandera misionera a la gran final de la 34ª Olimpíada Matemática Ñandú 2025, que se realizará del 21 al 24 de octubre en La Falda, Córdoba.
Se trata de Luciano Agustín González Dávila y Benicio Nazario Avellanal Fabialdo, del Instituto Superior La Inmaculada de Apóstoles, y de Benjamín Owen Tachella Hartell, del Instituto Jardín Modelo de Posadas, que mostraron un desempeño sobresaliente en la instancia regional.
En los exámenes de cada etapa, los chicos pusieron a prueba sus conocimientos en lógica, geometría y matemática para resolver problemas adaptados a los tres niveles de la competencia. Este año, Misiones cuenta con representantes en el primero, que corresponde a 5° grado, y el tercero, de 7°.
Una final esperada
Luciano, Benicio y Benjamín mencionaron en diálogo con PRIMERA EDICIÓN sentirse “orgullosos y felices” de alcanzar este logro. Los chicos contaron que van a viajar con sus padres y que conocen Córdoba, pero no La Falda, lo que le agrega un plus de entusiasmo a la experiencia.
Benicio está en 7° grado y recordó que participa en las Olimpiadas desde el primer nivel, esta es la primera vez que logra superar la instancia regional. Por el contrario, Benjamín y Luciano arrancaron este año y alcanzaron la instancia máxima.
Sobre el examen en el regional, coincidieron entre risas en que “no estuvo tan difícil”: los tres alcanzaron 2 puntos en una evaluación con calificación máxima de 3, un punto por cada problema resuelto. Sin embargo, el camino previo fue de mucho estudio y acompañamiento.
“Hacemos las prácticas con Sergio, nuestro profesor. Nos preparó un montón con ejercicios de años anteriores y él nos explicaba también cómo se resolvían”, dijo Luciano. Ese trabajo le permite a los chicos no solo conocer cómo son los problemas, sino también aprender nuevas técnicas y estrategias de resolución.
Carmen Ruiz, secretaria de las OMA en la provincia, trabajó preparando a Benjamín y otros estudiantes y detalló que en esa preparación el objetivo es “nunca perder las ganas de seguir entrenando, porque ellos una vez que empiezan el entrenamiento, en quinto, después no quieren abandonar más. Porque les gusta, porque se van contentos, felices”.
El nivel de dificultad va aumentando a medida que los chicos van superando instancias y son cada vez menos, pero el acompañamiento y la pasión por la matemática permanecen intactos. Resolver un problema se convierte en el equivalente a convertir un gol: un momento cargado de alegría y satisfacción por el logro conseguido.
Para Sergio Caruk, coordinador de OMA en Apóstoles, con la instancia nacional sucede algo similar: que los chicos logren una mención pasa a segundo plano, comparado con el recorrido de aprendizaje que se llevan.
Para el largo listado de chicos que pasaron por Ñandú y OMA, esa forma particular de razonar para resolver problemas los hace enfrentarse de un modo distinto al mundo: ya no le temen al error o a la prueba, buscan conocer desde la curiosidad, el aprendizaje constante y, sobre todo, desde la experiencia compartida con una gran comunidad matemática.
Acompañar el talento
El equipo de coordinadores, profesores, exolímpicos e incluso familiares que acompañan a los talentos matemáticos también enfrenta sus desafíos. Adaptar contenidos que muchas veces se enseñan en secundaria para chicos de 5° a 7° no es una tarea simple, que se suma al componente sorpresa de las evaluaciones que diseña OMA cada año.
“A mí por lo menos me costó mucho tiempo ir mirando cómo enseñar esto. Yo me jubilé en el año 2017 y sigo estudiando como el primer día que ingresamos, porque en esto vos tenés que seguir estudiando”, contó Carmen.
Y destacó el trabajo de los docentes que se comprometen a acompañar las trayectorias de los estudiantes en cada localidad de la provincia, “como Sergio, o la mamá de Luciano, que es también colaboradora con nosotros. Les cuidamos porque no son todos”, dijo.
Además, la Olimpíada Ñandú tiene la particularidad de acercar la pasión por la matemática a las familias, sea por interés previo, como el caso de Luciano que se prepara practicando junto a su mamá Natalia Dávila, docente de Matemática, o por la magnitud del evento, que en cada etapa moviliza a muchas personas.
Víctor Tachella, papá de Benjamín, contó que “es un proceso muy lindo ver cómo él viene creciendo y cómo ha tenido la fortuna de pasar todas las etapas. Ahora estamos por ver qué tan interesante va a ser la experiencia nacional. Está recién en quinto grado, así que es su primera experiencia y tiene mucho por delante”.
Y destacó que “es una excelente experiencia para ellos y para nosotros como padres que podemos acompañarlos”, con el complemento de “saber que tenemos docentes en la provincia que realmente hacen un gran trabajo con la matemática y la divulgación del conocimiento”, cerró.





