Después de haber logrado la media sanción en la Cámara de Diputados en agosto pasado, el Senado uruguayo convirtió este miércoles en ley un proyecto de eutanasia que aún enfrenta resistencias.
Denominada “Muerte digna” e impulsada por el partido de izquierda en el gobierno, el Frente Amplio (FA), la iniciativa despenaliza la muerte asistida bajo ciertas condiciones. La Cámara de Diputados le había dado media sanción en agosto y el Senado aprobó el miércoles la norma con 20 votos a favor de un total de 31 parlamentarios presentes.
Ser mayor de edad, ciudadano o residente y estar psíquicamente apto en etapa terminal de una patología incurable o que provoque sufrimientos insoportables, con grave deterioro de la calidad de vida, son algunos de los requisitos. Según el proyecto, el médico al que se solicita el procedimiento está en condiciones de rechazar el pedido.
Luego de conocerse este histórico fallo, transformándose Uruguay en el primer país de América Latina y unos de los pocos en el mundo, el sacerdote Alberto Barros, vicepresidente de Caritas Posadas, opinó en la FM 89.3 Santa María de las Misiones.

“Es un tema muy complejo porque estamos hablando de la vida humana. Un valor fundamental, preciado y todo lo que tiene que ver con la vida humana siempre hay que tratarlo con mucho cuidado y respeto. Desde la moral cristiana entendemos a la eutanasia como una acción directa que busca terminar con la vida; y desde ese punto de vista no podemos avalar ese tipo de acción. Ya que miramos la vida como una realidad sagrada. El ser humano como imagen y semejanza de Dios, como un don recibido”, relató a la FM 89.3
Sin embargo, a la hora de ampliar también la mirada, el sacerdote misionero dijo que “no podemos avalar una acción directa que quita una vida. Por eso hablamos de cuidar la vida desde una mirada humana y cristiana; cuidar la vida desde su concepción hasta su muerte natural”.
Para Barros es claramente “un no a la eutanasia, pero tampoco prolongar la vida de maneras artificiales; lo que solemos hablar en el ámbito médico y moral”. “No al ensañamiento terapéutico, generando, a veces, sufrimientos innecesarios y tener desde el punto de vista médico claridad en la proporcionalidad de los medios”, reflexionó el reconocido referente de Cáritas.
En ese sentido, solicitó dejar que “se den los procesos naturales, siempre”. “Acompañar el desarrollo natural que conduce a la muerte. Siempre cuidando que el enfermo esté cuidado de la mejor manera posible, con un dolor controlado ya que hoy tenemos muchos mecanismos para disminuir o incluso anular el dolor con distintos tipos de fármacos”, explicó.
De regreso, al plano netamente cristiano Barros recordó que Dios tampoco quiere el dolor. “El dolor no es querido por Dios. Lo que sí buscamos es darle sentido a la enfermedad, darle sentido a ese paso de esta vida a la eterna; pero nunca haciendo del dolor algo que debe estar ahí presente y cueste lo que cueste, hay que mantener con vida a la persona, pero no de ninguna manera”.

“Solo Dios y la persona sabe, a veces, el misterio que se está viviendo en un momento tan particular, como es el momento de la enfermedad, la muerte y a veces agonías muy difíciles. Creo que ahí entramos en un misterio muy profundo y que hay que acercarse con mucho respeto, con una profunda apertura y ese misterio sólo Dios y la persona lo conocen”, remarcó el Padre Alberto.
En otro tramo, Barros rescató que “la persona que está en una situación terminal frente a un inminente paso a la eternidad, frente al misterio de la muerte. En ese momento, lo importante es el acompañamiento espiritual, la certeza de un Dios misericordioso, compasivo, que regala una vida que es eterna; felicidad plena, un acompañamiento espiritual que le permita a la persona acercarse a la experiencia de la muerte con una fe profunda y una esperanza clara en una fiesta eterna”.
También agregó que “Es fundamental, en los casos de partidas difíciles, el acompañamiento familiar. Un acompañamiento afectivo y cercano No hay cosa más importante para la persona enferma que sentir que se va de este mundo con el afecto, el cariño, la cercanía de los suyos, que no está solo, que se lo acompaña desde el afecto, el cariño y desde la medicina, con un acompañamiento médico adecuado”.
Barros consideró que la Iglesia Católica sí tendría que estar sentada en un debate previo a una posible aprobación de la eutanasia en Argentina. “Todas las leyes que afectan a núcleos muy profundos de la condición humana, creo que siempre merecen antes un debate social, donde se debata, se intercambien ideas, pero siempre de manera respetuosa”.
“Los que legislan en nombre del pueblo, sean del partido que sean, tienen un mandato popular; y cuando legislan sobre temas que afectan a núcleos muy fuertes de la experiencia humana, creo que los legisladores deben escuchar, debatir, ver distintas miradas; y después claro tienen la potestad de legislar”, sentenció.
Por último, sostuvo que la clave es aprender a acompañarnos más unos a otros en el amor, en la fraternidad, en la comprensión, no abandonarnos unos a otros. Acompañarnos, creo que esa es la clave para ayudarnos en las situaciones más difíciles de la vida.










