Los expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Rosana Bubillo y Rafael Feltan, lideran una investigación que podría transformar el cultivo tradicional de la mandioca: hacerlo en plantines y con siembra vertical, “porque acorta el tiempo de cosecha, mejora el rendimiento y garantiza la sostenibilidad”, según dijeron a PRIMERA EDICIÓN.
“Uno de los ejes principales de nuestra investigación es la implementación de nuevos formatos de plantación; es decir, la técnica tradicional de utilizar la rama semilla en formato horizontal está siendo comparada con el uso de plantines en formato vertical. Este cambio estratégico busca acortar el tiempo que tarda la mandioca en comenzar el llenado de raíces”, explicó la licenciada en genética y máster en biología vegetal, Rosana Bubillo.
“El uso de plantines nos permitió un adelanto importante en la época de siembra. Al iniciar el brote en las bandejas que preparamos el 15 de julio, logramos ganar aproximadamente un mes y hasta mes y medio a la producción de mandioca convencional. El objetivo inmediato de esta técnica es producir la llamada ‘mandioca primicia’ con miras a llegar a las fiestas de fin de año con un producto apto para el consumo en fresco, generando un valor agregado y mejor precio para el productor”, apuntó el ingeniero agrónomo Rafael Feltan, parte del equipo.
Actualmente, ambos están llevando a cabo las primeras pruebas a campo, a medio kilómetro de las instalaciones del INTA en Cerro Azul, donde se están evaluando los resultados del cultivo con plantín, estaca acostada y estaca parada, imitando las condiciones de suelo suelto y pedregoso similar al de la zona productora.

“Es crucial destacar que esta innovación es netamente tecnológica y de manejo de cultivo; no implica modificación genética de las variedades existentes, sino una manera diferente de plantarlas y una época del año diferente”, acotó Bubillo.
“Lo que estamos intentando ver es si el plantín en forma vertical y brotado nos da mayor producción de raíz, comparado con la plantación tradicional (horizontal y sin raíces). Lo probamos en las variedades que ya tenemos en la provincia, pero cambiando los aspectos antes mencionados”, prosiguió.

Doble desafío
Un factor clave en la investigación es la diferenciación entre las variedades destinadas a la industria y las destinadas al consumo en fresco, ya que, según explicaron los expertos, ambos mercados tienen requerimientos absolutamente opuestos.
“El sector industrial busca mandiocas que ofrezcan alto rendimiento en cantidad y porcentaje de almidón, y el mercado en fresco requiere mandiocas que se ablanden rápidamente, que no sean amargas y se ‘partan’ con un tiempo de cocción ideal de 20 a 25 minutos, que no salgan duras”, enfatizó Feltan.





