Voces de vecinos de Elsa Díaz (68) –atacada a golpes entre la noche y la madrugada del 9 y 10 de febrero de 2019 en su vivienda del barrio 2 de Febrero de Candelaria– y de profesionales de la salud se oyeron ayer ante el Tribunal Penal 1 de Posadas, durante la tercera jornada del debate oral y público por “homicidio agravado por el vínculo”, cuyo encartado es Nelson Orlando De Menes (51), hijo de la víctima.
“Desde que vino a vivir con ella Orlando (De Menes) ella comenzó a cambiar, se volvió muy rara y ya no hablaba mucho, solo se encerraba en su casa”, manifestó Rosalía Fernández, vecina de Díaz sobre la calle Uruguay casi Corrientes, en el barrio mencionado.
“Mi casa está a siete metros de la de Elsa y la noche del 9 de febrero la vi con vida por última vez. Volvíamos de la iglesia y ella con su hijo caminaban adelante. Ya no lo hacíamos juntos como antes de que viniera Orlando a vivir, unos tres años antes del hecho aproximadamente”, amplió Fernández.
Entre las preguntas del fiscal Martín Alejandro Rau, la testigo detalló la última noche con vida de Elsa Díaz: “Recuerdo que se vino un viento muy fuerte, de tormenta, y Orlando salió pero volvió al rato y lo noté cansado. Él cuidaba la casa de otro vecino cerca, Julio Benítez”.
“A la mañana siguiente se acercó a mi casa Orlando y dijo que doña Elsa había fallecido. Pensé que ocurrió por el problema del corazón que sufría. Ella era como una madre para mí”.
Sobre el cambio de conducta de Díaz, la testigo agregó que “al principio, cuando él vino a vivir con ella, se la veía contenta y él trabajaba con un taxi. Al poco tiempo ya no trabajaba y ella se notaba quebrantada porque él le insistía con la plata, ‘yo quiero plata, plata’, le repetía”.
Otra vecina de Elsa Díaz, Lidia Guillermina Zurco, aclaró que si bien De Menes se comportaba como un “muchacho correcto”, le llamaba la atención que no hablaba mucho, pero que lo oyó repetir afirmaciones como “yo cuido y arreglo esta casa porque todo va a ser mío”.

Tras el relato de Zurco, se presentó como testigo la médica legista que observó el cuerpo de Díaz sobre la cama durante la mañana del 10 de febrero. Explicó que la víctima tenía un golpe en la cabeza, a la altura del parietal derecho, “una herida de cinco centímetros de diámetro y cuya profundidad permitía ver hueso del cráneo”. También ratificó con su informe que en el rostro de De Menes se registró una excoriación en la mejilla izquierda, similar a un rasguño.
El médico forense Rogelio Cantero declaró luego y dio precisiones de la autopsia a la víctima. Sostuvo que la lesión letal fue un solo golpe en la cabeza, “a la altura del parietal derecho, que dejó una herida contuso cortante con hematoma subdural”.
Respecto al período de agonía, resaltó como “corto, pero instantáneo” el óbito: “Tuvo un lapso breve de agonía, hasta que expectoró por la hemorragia y comenzó a tragar la sangre”.
Un enfermero del hospital zonal de Candelaria relató su participación en la atención al cuerpo de Elsa Díaz: “Cuando llegamos notamos que la sangre en la mujer y en la cama ya estaba coagulada”. De acuerdo al expediente, esto ocurrió pasadas las 8 y sostiene la aproximación del ataque con varias horas de antelación, alrededor de las 0.30 del domingo.
Lunes testigos, martes veredicto
El tribunal integrado por Viviana Gladis Cukla, Gustavo Arnaldo Bernie y Miguel Ángel Faria (subrogante), confirmó que la cuarta audiencia del debate será el lunes próximo, y servirá para completar la lista de testigos, al menos cinco.
También señalaron que el martes desde las 8.30 se oirán los alegatos del fiscal Rau y de la defensora oficial de De Menes, Celina Silveira Márquez. Durante la misma jornada se espera el veredicto.







