El relevamiento de ATE-INDEC, actualizado al 30 de junio de 2025, volvió a poner en números una realidad que se percibe a diario en las góndolas, en los bolsillos y en los balances familiares: el salario real se encuentra fuertemente deteriorado. Para la región Nordeste, que incluye a Misiones junto con Corrientes, Chaco y Formosa, el ingreso mínimo necesario para cubrir el costo de vida se fijó en $1.664.407.
Este cálculo corresponde al monto indispensable para afrontar consumos elementales -alimentación, vivienda, transporte, salud, educación y vestimenta- sin contemplar imprevistos, ahorro o gastos discrecionales. La advertencia del propio informe es que se trata de “mínimos” y no de cifras “óptimas” o deseables.
La distancia con la realidad provincial es abismal. En Misiones, los registros oficiales indican que el salario promedio formal apenas supera los $800 mil, lo que significa que un trabajador misionero recibe alrededor de la mitad del ingreso que debería percibir para garantizar el nivel mínimo de bienestar que plantea el estudio. Esa diferencia explica no solo la pérdida de poder adquisitivo, sino también la creciente conflictividad laboral y la dificultad de los gremios para lograr paritarias que emparden con la inflación registrada en las góndolas.
En un contexto donde los precios de los alimentos básicos y de la energía tienen un peso mayor que en otras regiones del país, el impacto de la brecha es todavía más visible. Para las familias trabajadoras misioneras, llegar a fin de mes se convirtió en un desafío constante.

Brechas regionales y contexto
La radiografía difundida por ATE-INDEC exhibe también las diferencias regionales en el costo de vida. La región de Cuyo (San Juan, San Luis y Mendoza) registró un mínimo de $1.619.934, mientras que el Noroeste (Jujuy, Catamarca, La Rioja, Tucumán, Santiago del Estero y Salta) se ubicó apenas por encima: $1.627.076.
En la región Pampeana, que concentra gran parte de la producción agroindustrial y el empleo fabril, el mínimo calculado fue de $1.715.988. Los niveles más altos se observaron en la Patagonia, donde el costo de vida alcanzó $1.829.562, y en el Área Metropolitana de Buenos Aires (CABA y partidos del GBA), que lideró el ranking con $1.869.924.
Más allá de estas variaciones, el denominador común es que en ninguna región del país el salario promedio registrado se acerca al ingreso mínimo necesario. Según datos oficiales, el promedio nacional ronda los $650.000, lo que refleja que incluso en las jurisdicciones de mayores ingresos la mayoría de los trabajadores no llega a cubrir las necesidades básicas definidas por el estudio.
El problema se agrava por la dinámica de la inflación. En el primer semestre de 2025, el índice acumuló casi un 90%, con incrementos particularmente fuertes en alimentos, transporte y tarifas de servicios. Estos rubros representan la mayor parte del gasto familiar en provincias como Misiones, donde el consumo básico pesa más que en las zonas metropolitanas.
La consecuencia directa es la caída del poder adquisitivo y la ampliación de la brecha social. En la práctica, la mayoría de las familias recurre al endeudamiento, al pluriempleo o a la economía informal para compensar la pérdida de ingresos.
El mercado laboral formal, que en Misiones se sostiene en gran parte por el empleo público y sectores tradicionales como la yerba mate, el té, la forestoindustria y el turismo, no logra generar salarios capaces de sostener el costo de vida mínimo. A eso se suma el impacto de las políticas nacionales de ajuste, que reducen transferencias y programas que antes amortiguaban la crisis en las economías regionales.









