La crisis ambiental planetaria (contaminación, pérdida de biodiversidad, calentamiento global) está generando transformaciones profundas en nuestras formas de vivir, desarrollarnos laboralmente y sentir. Según un estudio reciente realizado en Bahía Blanca tras eventos climáticos extremos, más del 50% de los encuestados manifestó síntomas emocionales persistentes como ansiedad, angustia y dificultad para retomar la rutina (Bertucci & Kraser, 2025). Estos datos se alinean con investigaciones que muestran cómo el cambio climático afecta directamente la salud psicológica humana (Vidal Cobo et al., 2021).
Muchas personas han debido modificar sus hábitos laborales para adaptarse a nuevas condiciones ambientales, como migraciones forzadas, pérdida de recursos o reconversión productiva. Esta situación genera un doble desafío: sostener el bienestar emocional y encontrar formas de vivir que estén en coherencia con el entorno.
Desde la neuropsicología, se ha demostrado que el contacto con la naturaleza activa circuitos cerebrales vinculados a la regulación emocional, la empatía y la resiliencia (Gifford, 2014). La exposición a ambientes verdes mejora la función ejecutiva, reduce el cortisol y favorece la conexión social. En este sentido, la calidad de vida está profundamente vinculada al ambiente donde vivimos y nos desarrollamos.
La Dra. Silvia Holz, en su artículo Una perspectiva cognitiva corporizada y ecológica, propone que los procesos formativos y de transformación personal deben integrar la experiencia sensible directa con el entorno. De acuerdo con la autora, “cultivar modos de habitar solidarios, basados en la profunda interconexión que tenemos en la red de la vida, es clave para ampliar nuestra conciencia ambiental y emocional” (Holz, 2025, p. 85).
Desde el comportamiento humano, se sabe que realizar actividades que nos apasionan activa el sistema de recompensa cerebral, liberando dopamina, fortaleciendo la motivación intrínseca (Davidson & Begley, 2012). Por eso, trabajar en lo que nos gusta no es un lujo, sino una estrategia de salud integral. El desarrollo laboral alineado con nuestros intereses y valores no solo mejora nuestro bienestar, sino que también nos vuelve más resilientes frente a la adversidad.
En este marco, una encuesta realizada por la Universidad Nacional de Misiones en colaboración con Red CASA Latina y la Red Global de Ecoaldeas (GEN) exploró cómo las personas transitan emocionalmente la crisis ecológica y qué herramientas favorecen la sanación. Los resultados revelan una tendencia clara: la ecoansiedad está ampliamente extendida, pero también lo están las estrategias de resiliencia. El 82% de los participantes manifestó haber experimentado ecoansiedad en el último año, con síntomas como insomnio, angustia y sensación de impotencia. Sin embargo, el 67% señaló que la conexión con la naturaleza -a través de caminatas, rituales y prácticas artísticas- les ayudó a regular sus emociones. Además, el 74% considera que integrar el cuidado ambiental en su desarrollo laboral mejora su bienestar emocional, y el 58% destacó que participar en redes comunitarias les brinda esperanza y sentido de acción colectiva. Un contundente 91% afirmó que la salud mental y la salud del planeta están profundamente interconectadas.
Estos hallazgos confirman que la reconexión con la naturaleza, el sentido de propósito y la acción colectiva son claves para transformar la ecoansiedad en ecosanación. La calidad de vida, entonces, no puede pensarse sin considerar el vínculo entre lo emocional, lo ambiental y lo comunitario.
Te invitamos a contactarte para formar parte de la encuesta y compartirte los tips para sostener el agrado y dar respuestas positivas a las variables que derivan en ecoansiedad.
Porque, en definitiva, vivir bien en tiempos de crisis implica integrar la conciencia ambiental con el cuidado personal y colectivo. No se trata solo de adaptarse, sino de transformar. Como afirma Holz (2025), “la educación tiene un enorme poder para generar prácticas formativas integrativas que nos ayuden a estar presentes en nuestra experiencia corpórea y a cultivar modos de habitar cuidadosos de la vida”.
Anahí Fleck
Magister en Neuropsicología. 0376-154-385152





