Antonio Dair Sorensen (57) cobró 40 mil pesos tras un arduo trabajo en la chacra. Ese mismo día, fue invitado a compartir bebidas por los hermanos Ramón y Daniel Fernández, quienes lo masacraron a machetazos para robarle el dinero.
El cuerpo de la víctima fue hallado prácticamente devorado por chanchos. Todo sucedió en el paraje La Selva, a unos 20 kilómetros del casco urbano de Comandante Andresito, el sábado 25 de marzo de 2023. Pasaron dos años y medio del crimen y finalmente los acusados, quienes se encuentran detenidos desde que se conoció el hecho, admitieron su culpabilidad en un juicio abreviado y acordaron una pena a cumplir de 17 años de prisión.
La firma de la resolución que acorta tiempos procesales fue ante el fiscal del Tribunal Penal de Eldorado, Federico José Rodríguez, donde ambos imputados acudieron junto a sus abogadores defensores. De esta forma, Ramón y Daniel Fernández reconocieron tanto la materialidad, como la autoría del asesinato.
La calificación por la cual fueron condenados fue por “homicidio simple en concurso real con robo agravado por el uso de arma, todo en calidad de coautores”.
Durante la instrucción de la causa, los investigadores descartaron mediante cotejos de ADN la presunta participación de una cuarta persona, ya que en las indagatorias ante el juez de Puerto Iguazú, Martín Brites, los imputados, actualmente de 52 y 63 años, negaron la acusación en su contra.
Con buen criterio, el fiscal de Instrucción de ese mismo Juzgado, Ángel Gustavo Recalde, pidió las pericias genéticas en las manchas de sangre que tenían los elementos incautados en el lugar donde residían los hermanos, para confirmar que pertenecían a la víctima.
Todas esas pruebas, entre otras, fueron completadas y agregadas al expediente. Al parecer los acusados, cercados por las evidencias y con el fin de evitar el debate, decidieron ir a juicio abreviado.
Una invitación mortal
El 25 de marzo del 2023, un vecino de la zona encontró a Sorensen con machetazos en la cabeza, el cuello, brazos y piernas. Llevaba muerto varias horas y como había animales de granja, chanchos específicamente, estos se acercaron al cuerpo y devoraron parte del rostro.
La investigación condujo a los hermanos y se supo que, en la noche anterior, estuvieron con Sorensen compartiendo bebidas alcohólicas.
Las sospechas recayeron sobre ellos cuando requisaron la precaria vivienda en la que residían y encontraron machetes con presuntas manchas de sangre, al igual que un pantalón y un par de botas de goma. También tenían 40 mil pesos en efectivo.
En ese contexto se supo que el patrón, solo le pagó a la víctima horas antes por lo que presumen que el ataque tuvo como fines de robo o que lo mataron luego de apoderarse de ese dinero. El lugar donde residían los involucrados es una chacra donde existen precarias casillas, donde pernoctan los peones.
La vivienda de los imputados y ahora condenados estaba situada a unos 300 metros de la casa de la víctima. Sin embargo, las evidencias, como ser manchas similares a sangre, le dieron la casi certeza a los pesquisas que Sorensen, que era de nacionalidad brasileña, fue masacrado cerca de la casilla de los hermanos e incluso murió intentando llegar a la suya.
Para tener una dimensión del ataque, basta con recordar el parte médico: Sorensen presentaba “en la cabeza: dos heridas contuso cortantes, ambas con fractura de cráneo, en región parieto-occipital, herida contuso cortante pequeña en región frontal. En cuello una gran herida cortante profunda, que lesionó hasta el tejido muscular en lateral derecho en base del cuello. Miembros superiores: mano y antebrazo derechos presentan lesiones de defensa. En antebrazo derecho tenía una herida cortante y en cara dorsal de segundo y tercer dedo de mano derecha. En cara palmar, a nivel de articulación herida contuso cortante. Miembros inferiores: pierna derecha presenta fractura”.





