Aunque se recibió como maestra e incluso trabajó algunos años en la docencia, Elsa Ester Demetruk de Ibáñez siempre supo que su vocación era llevar a los chicos en el transporte escolar.
“Hace más de 40 años que soy transportista, me encanta estar en contacto diario con los niños, no me siento solo la persona que conduce al combi escolar, porque los siento casi como mis hijos”, confío en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Según recordó, cuando compró su primer transporte fue su papá el que lo manejaba mientras que ella estudiaba para ser docente y trabajaba en una oficina del sector privado. “Compré una combi chiquita, una Daihatsu. Mi papá la manejaba, él también tenía un gran amor hacia los chicos, era una persona muy buena. Hasta que un día me dijo que ya no podía más y lo reemplazó mi hermano que ahora sigue siendo transportista. Para mí el oficio de transportista es muy especial, si me dan a elegir entre maestra o transportista, soy transportista y me gusta llevar a los chicos de familias de clase media y baja”, aseguró.

“Me quedo con la gente humilde”
Elsa trabaja con los alumnos que viven en los barrios de menores recursos de Apóstoles. “Me encanta trabajar con las familias más humildes porque me siento más cómoda, tengo un montón de hermosos recuerdos, los chicos son honestos y siempre tuve muy buen trato. Mi zona incluye los barrios Szczesny, Centro, San Martín, Relocalizado y 200 Viviendas. Me encanta trabajar con esa gente, si me dan a elegir me quedo con la gente de estos barrios. Son más responsables, son personas que te agradecen. Me quedo con la gente humilde, siempre dije voy a elegir de la clase media para bajo”, contó.
Pese a que no siempre es fácil transitar los caminos de esos barrios, sobre todo cuando llueve mucho, Elsa aseguró que “con lluvia o sin lluvia, siempre voy aunque estén casi intransitables los caminos del Szczesny o 200 Viviendas”.
Un cariño recíproco
El jueves 21 de agosto, Elsa sufrió el incendio de una de sus combis y parte de su casa, por lo que se vio obligada a suspender sus servicios como transportista escolar. “Estaba por comenzar el recorrido de la tarde cuando sentí la explosión, no sé qué pasó pero justo había retirado la combi esa mañana del mecánico”, recordó.
“Los chicos y las familias me mandan mensajes, me dicen que me extrañan y me dan fuerzas. Hay tanta gente apoyándome y a muchos ni siquiera conozco, estoy realmente muy sorprendida”, contó emocionada.
Según confió, “voy a volver, me caí muchas veces en la vida pero estoy decidida a empezar de nuevo, siempre con Dios por delante”.
Elsa es una remadora… durante mucho tiempo alquiló una camioneta hasta poder tener su propia combi, “pagué un plan para un auto Sandero modelo 2018 y cuando salí adjudicada lo cambié por la combi que se incendió la semana pasada”, recordó.
“No me voy a rendir, por Dios, mis clientes y mi angelito que está en el cielo, que es mi hijo Ramiro que falleció hace cuatro años”, aseveró.
Pero la transportista no está sola porque su comunidad reaccionó inmediatamente después del incendio, de hecho con 25 premios donados por comerciantes y emprendedores de Apóstoles, uno de sus hijos organiza una rifa solidaria que se sorteará el 20 de septiembre, en vivo, a través del Instagram @elsademetruk.







