El rechazo legislativo a la reestructuración del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria no trajo alivio duradero. Apenas horas después de que tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores se opusieran al decreto que cambiaba la estructura del organismo, el Ejecutivo dispuso la puesta en disponibilidad de más de 270 empleados en todo el país. En Misiones, aunque la medida no se aplicó todavía, la sensación de incertidumbre atraviesa a los equipos de investigación y extensión.
e investigadora en la Estación Experimental de Cerro Azul, sostuvo que lo ocurrido en el Congreso fue resultado de un esfuerzo enorme de los trabajadores y trabajadoras del organismo en todo el país. Explicó que se dialogó con intendentes, gobernadores, legisladores y funcionarios para remarcar la importancia de la institución en cada territorio.
“Fueron 60 senadores que el día jueves dieron el voto en contra de este decreto, el 462 barra 20-25, que cambiaba toda la estructura del INTA. Fue un respiro, así hay que decirlo”, expresó.
Ese alivio, sin embargo, duró poco. La dirigente relató que a la mañana siguiente apareció una nueva disposición oficial que afectó a cientos de técnicos en todo el país. “Amanecimos el día viernes con una disposición, la disposición 1240 barra 25, en donde nos ponen a más de 260 compañeras y compañeros en disponibilidad”, explicó. Detalló que el Gobierno desoyó tanto el rechazo parlamentario como una cautelar que impedía aplicar cambios sobre el personal del organismo.

La medida, según Fariza, busca desmantelar áreas estratégicas del Instituto. Indicó que la disposición alcanzó principalmente a trabajadores de los Institutos de Agricultura Familiar, golpeando a quienes acompañan a pequeños agricultores en todo el país. Para la gremialista, el objetivo es claro. “El foco está puesto ahí, evidentemente lo que el gobierno intenta es destruir la extensión y sobre todo el acompañamiento a los pequeños agricultores”, advirtió.
Aunque en Misiones la disposición aún no impactó de manera directa, la situación genera un clima de angustia y temor entre quienes integran las distintas unidades del organismo. Fariza explicó que el sentimiento de solidaridad y pertenencia hace que nadie se sienta ajeno. “La tristeza, la angustia, la incertidumbre te termina impactando, aunque vos no aparezcas en esa lista, porque te pones en el lugar de esta persona. Acá estamos hablando de gente que está en planta permanente”, señaló. Recordó que incluso trabajadores con casi tres décadas de trayectoria quedaron a la deriva.
El malestar también alcanza a la conducción nacional. Según relató, los directores de unidades reciben llamados desde el Ministerio de Desregulación solicitando información sobre el personal y las tareas que realizan. A su entender, esto forma parte de una estrategia de presión. Fariza remarcó que se encuentran en estado de alerta y que no abandonarán la movilización. “No nos podemos quedar quietos, tenemos que estar en alerta, tenemos que estar movilizados, tenemos que seguir hablando con los funcionarios, no nos podemos quedar solos”, sostuvo.
En paralelo a la lucha gremial, el trabajo cotidiano con los productores continúa. La dirigente destacó que en Misiones se realizan capacitaciones permanentes con agricultores y guardianes de semillas, incluso en un contexto de gran fragilidad institucional. Narró que recientemente participó en actividades de conservación en Capiobí y que fue invitada a una capacitación en Brasil sobre mejoramiento genético participativo. El problema, según contó, es que la parálisis administrativa impide hasta autorizar viajes de formación. “No tenemos quién firme esa autorización para que nosotros, cinco técnicos de aquí, de Misiones, nos podamos ir a capacitarnos. No hay firma, no hay presupuesto, no tenemos la dirección de administración. O sea, el INTA, hoy por hoy, está a cépalo completamente”, expresó.







