La morosidad en los créditos de consumo alcanzó en junio su punto más alto en lo que va del año y continúa en aumento desde enero, de acuerdo a informes privados y oficiales. El fenómeno refleja el deterioro del poder adquisitivo y el freno en la actividad económica, que golpea de lleno a los hogares argentinos.
Un relevamiento del Banco Central precisó que la irregularidad en los créditos al sector privado se ubicó en 2,9% en junio, lo que significa 0,3 puntos por encima del mes anterior y el nivel más alto en lo que va de 2025. El aumento fue generalizado entre los distintos grupos de entidades financieras, lo que confirma que se trata de un problema transversal.
La situación más crítica se detecta en el segmento familiar, donde la morosidad trepó a 5,2% debido principalmente a cuotas impagas en préstamos de consumo. El indicador mostró una suba de 0,3 puntos respecto de mayo. En enero, la mora de las familias era de 2,6%, lo que implica que en apenas seis meses se duplicó la cantidad de hogares con dificultades para cumplir sus compromisos financieros.

En cambio, entre las empresas el panorama es diferente. La irregularidad en junio se ubicó en 1,1%, apenas por encima del 1% de mayo y todavía lejos del 0,77% de enero.
A pesar de esta escalada en los problemas de pago, los créditos hipotecarios mostraron un crecimiento del 3,8% real mensual en junio. Según el informe del BCRA, se otorgaron unos 4.000 nuevos préstamos para la compra de viviendas, lo que elevó la cantidad de deudores en UVA a casi 125.000. El nivel de morosidad de este tipo de créditos no se publica por separado, sino que se incluye en el 5,2% general de las familias.
La pérdida de ingresos es la principal explicación detrás del deterioro en la capacidad de pago. Un estudio de la consultora Synopsis detalló que, salvo SMATA, los principales gremios cerraron paritarias por debajo de la inflación en el primer semestre. Entre los más afectados figuran los Ferroviarios, con una pérdida superior a los 10 puntos, y los encargados de edificios, con 8,2 puntos. También sufrieron retrocesos UPCN (-6%), Sanidad (-5,7%), Alimentación (-4,7%), Camioneros (-4,6%), Construcción (-4,2%), UOM (-4,1%) y Estacioneros (-0,2%).
Según el informe, la política del Gobierno nacional de no homologar aumentos superiores al 1% mensual a través de la Secretaría de Trabajo incidió en este retroceso. La caída salarial repercutió en el consumo, en la producción y en la confianza social.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora la Universidad Di Tella registró en agosto una baja de 14 puntos respecto de julio. La caída fue más fuerte en el AMBA, mientras que en el interior se redujo 7,7% en el mes. En comparación con agosto de 2024, el índice muestra un retroceso del 3,64%.







