La historia de Sami, un yaguareté macho adulto, es un ejemplo vivo de cómo la conservación de la Selva Misionera sigue dando frutos. El ejemplar fue identificado por el equipo de Proyecto Yaguareté (CeIBA-CONICET) tras cotejar registros recientes con la base de datos de Onças do Iguaçu, en Brasil, donde el felino había sido fotografiado en varias oportunidades dentro del Parque Nacional do Iguaçu y recibió su nombre.
En 2022, Sami cruzó el río Iguazú y apareció por primera vez en territorio argentino, dentro de los límites del Parque Nacional Iguazú. Dos años más tarde, en 2024, volvió a ser registrado en la propiedad Campo Los Palmitos. Y recientemente, sus movimientos lo llevaron hasta la Reserva de Vida Silvestre Urugua-í, donde fue fotografiado por primera vez.
Este desplazamiento no es casual: los yaguaretés necesitan grandes extensiones de bosque en buen estado de conservación y conectadas entre sí para sobrevivir. La presencia de Sami confirma el valor estratégico del Corredor Verde en el núcleo norte de Misiones, un bloque de selva que posibilita la movilidad de especies de gran porte.
“Cada registro de un yaguareté es una señal de esperanza y un recordatorio de que conservar y restaurar el Bosque Atlántico es clave para la supervivencia de esta especie emblemática y de toda la biodiversidad que depende de la selva misionera”, señalaron desde la Fundación Vida Silvestre Argentina.
Una reserva clave para la biodiversidad
La Reserva de Vida Silvestre Urugua-í, creada en 1997, protege 3.243 hectáreas de Selva Misionera y un tramo esencial del arroyo Urugua-í, vital para el abastecimiento de agua, la agricultura, la recreación y la generación de energía en la región.
El área alberga una Estación Biológica que fomenta la investigación y la formación de nuevas generaciones comprometidas con la conservación, y desde 2008 cuenta también con el Vivero de Especies Nativas Andrés Johnson, que produce miles de plantines destinados a la restauración de la selva. La gestión de la reserva está a cargo de la Fundación Vida Silvestre Argentina, en articulación con la empresa Arauco Argentina SA.
El recorrido de Sami no solo reafirma la necesidad de fortalecer las áreas protegidas y restaurar los parches degradados de la selva, sino que también refleja el enorme desafío de asegurar un futuro para el mayor felino de América y para todo el ecosistema del Bosque Atlántico.







