Agosto de 2025 marca tradicionalmente una agenda cargada para los aficionados a la astronomía, con una serie de fenómenos llamativos y fascinantes. En este caso, se sumará en los próximos días la “Luna Negra”, un evento poco común que se pudo ver por última vez en 2023 y no se volverá a producir hasta recién 2028.
Será el próximo sábado 23 de agosto cuando se pueda disfrutar de esta oportunidad que, si bien no se observa directamente en el cielo, su interés no radica tanto en lo que veremos, sino en lo que dejará de mostrarse.
Cabe aclarar que la denominación “Luna Negra” no forma parte del vocabulario oficial de la astronomía, sino que es una expresión popular que intenta explicar ciertas irregularidades del ciclo lunar. Lo que sucederá ahora corresponde a lo que se conoce como Luna Negra estacional.
Qué es la “Luna Negra”
La “Luna Negra” de agosto constituye uno de los hitos más comentados del año por las implicancias científicas, culturales y hasta espirituales que se le atribuyen.
Para comenzar a describir de qué se trata, corresponde mencionar primero a la Luna Nueva, que es una fase particular dentro del ciclo lunar en la que el satélite terrestre se ubica exactamente entre la Tierra y el Sol. Esa disposición impide que la cara iluminada del astro se perciba desde la superficie terrestre. La oscuridad resultante es absoluta, sin el resplandor característico de otras fases.
En agosto de 2025, esta oscuridad tendrá un plus inesperado: la fecha coincide con el cierre de la lluvia de meteoros Perseidas, considerada la más famosa del calendario anual.
El cruce de ambos fenómenos transformará la noche del viernes y la madrugada del sábado en un escenario perfecto: sin la interferencia de la luz lunar, las trazas brillantes de los meteoros podrán observarse con mayor intensidad, ofreciendo un espectáculo de primer nivel para quienes se animen a mirar hacia arriba en busca de las llamadas “estrellas fugaces”.

La Luna Negra de 2025
En condiciones habituales, cada estación del año tiene tres Lunas Nuevas. En cambio, cuando se producen cuatro, la tercera recibe ese nombre. Se trata de un evento que ocurre cada 33 meses, por lo que su carácter poco frecuente la vuelve aún más atractiva.
La última Luna Negra estacional ocurrió el 19 de mayo de 2023, pero sin una coincidencia relevante en el calendario de lluvias de meteoros. La próxima será recién el 20 de agosto de 2028.
Este 2025, la primera Luna Nueva del verano boreal se dio el 25 de junio. Luego se repitió el 24 de julio y volverá a presentarse el 23 de agosto. Lo excepcional llega porque habrá una cuarta Luna Nueva el 21 de septiembre, todavía dentro de la misma estación astronómica. Así, la tercera del ciclo, la de agosto, es la que entra en la categoría de Luna Negra.

En todos los casos, el resultado es el mismo: un cielo en el que la Luna desaparece de la vista humana. Sin embargo, esa invisibilidad no significa irrelevancia. Para la astronomía, cada una de estas fases sirve para refinar los cálculos orbitales y confirmar la precisión con que se miden los movimientos celestes.
Aunque la Luna Negra no se perciba directamente, su aporte al escenario astronómico de 2025 será clave. La oscuridad total que genera actúa como un telón de fondo ideal para otros fenómenos. En este caso, las Perseidas ganan protagonismo. El contraste ayuda a comprender cómo distintos ciclos celestes se entrelazan y modifican la experiencia visual de los observadores.
Desde una perspectiva más simbólica, distintas comunidades espirituales le otorgan a la Luna Negra un significado de introspección y renovación. La ausencia de luz se interpreta como un momento de pausa, de preparación para un nuevo ciclo. Estas interpretaciones, aunque no tienen base científica, refuerzan la fascinación cultural que rodea al fenómeno.
Fuente e imágenes: Infobae









