Un conmovedor episodio protagonizó hace 20 años una adolescente de 16 años oriunda de la localidad misionera de Oberá, quien se suicidó en el interior de una vivienda que funcionaba como prostíbulo en Villa Cañás (Santa Fe, ciudad de origen de Mirtha Legrand).
La chica se ahorcó el sábado 20 de agosto de 2005 con una sábana que ató a un tirante del techo de una habitación.
Poco antes, había sido llevada al lugar mediante engaños, encerrada en condiciones infrahumanas y obligada bajo amenazas a prostituirse.
En el mismo inmueble, además, las autoridades policiales de esa provincia encontraron a una segunda menor de 14 años, hermana de la fallecida, y que habría sido sometida a las mismas vejaciones.
En este caso, como en muchos otros de chicas menores de edad, los criminales les retuvieron sus documentos de identidad para evitar que escapen.
Los diarios de Santa Fe hicieron hincapié en su momento en el hecho de que en una reducida población como Villa Cañás nadie supiera de una casa donde se practicaba la prostitución y que allí trabajaran menores de edad.
En cualquier caso, no era la primera vez que jovencitas eran llevadas hasta localidades cercanas a la capital santafesina desde Misiones, para ser explotadas sexualmente y engañadas bajo la promesa de que trabajarían en casas de familias, como empleadas domésticas.
Sin ir más lejos, apenas un año antes, los propietarios de un burdel de Venado Tuerto fueron detenidos acusados de obligar a ejercer la prostitución a varias adolescentes misioneras y utilizando el mismo ardid.
Pero, según los investigadores santafesinos, los dueños de los locales sólo ganaban (o ganan) un pequeño porcentaje en esta cadena delictiva: la gran porción se la llevaría la organización de “trata de blancas” que cada mes haría rotar a las mujeres por distintos burdeles de la zona para que no intimen con sus clientes y se terminen escapando.









